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Cómo salvar a la banca del colapso en cómodos plazos
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Daniel Lacalle

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Daniel Lacalle

Cómo salvar a la banca del colapso en cómodos plazos

La gran noticia de la semana ha sido la presentación de la valoración independiente de las necesidades de capital de los bancos españoles. Es interesante, pero

La gran noticia de la semana ha sido la presentación de la valoración independiente de las necesidades de capital de los bancos españoles. Es interesante, pero el martes estuve en una cena junto a varios gestores y analistas del sector financiero, y todos dieron en el clavo sobre la cifra que se iba a publicar. Un máximo de 60.000 millones de euros. Clarividencia.

 “Una banca solvente” decía un titular. Solventes han demostrado ser los de siempre: Santander, BBVA, etc. Y sorpresa positiva en Sabadell, que sale mejor parado de lo que estimaba el mercado. Quebradas y casi insalvables las de siempre también, algunas cajas, todas públicas y con mucha labor “social”. Porque un agujero de decenas de miles de millones es para asustarse. Y eso es lo que me revienta, que este proceso tremendamente dañino de “esconder y extender” el problema ha llevado a que se ponga en duda la solvencia de los bancos de los que nunca se debería haber dudado por culpa de otras entidades. No todas tampoco, que hay que resaltar que Caixabank, al hacer la transición de caja a banco se ha preparado mejor -dentro del desastre económico nacional-.

Merece la pena al menos resaltar que, por primera vez, el Gobierno ha buscado manejar las expectativas. De ahí, la cadena de eventos: 1) El FMI dice que las necesidades de capital de la banca son 40.000 millones de euros. 2) El Estado solicita un préstamo de 100.000 millones de euros,y 3) los consultores independientes cifran las necesidades de capital entre 15.000 y 62.000 millones de euros, dependiendo del escenario macroeconómico. Todos contentos, en vez de ir cambiando cifras cada tres meses.

Entrando en detalles, éste es otro “stress test” que me temo que se queda a mitad de camino.

Todos los ejercicios anteriores han partido de la base de que son muy conservadores, pero se echa de menos haber hecho un verdadero ejercicio de “sacar todos los muertos del armario”. No olvidemos que todos los entes que han quebrado – Dexia- o han sido intervenidos pasaron los “tests” con nota. Y no olvidemos que en 2006 uno de los consultores, Oliver Wyman, decía que Anglo Irish Bank era el mejor banco del mundo. Y quebró.

Todo el mundo puede equivocarse, por supuesto, pero lo que es importante resaltar es que estos informes ni son agresivos, ni son conservadores en sus estimaciones. De ahí debemos partir.

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Vayamos por partes:

Lo positivo:

España es el único país que ha hecho el ejercicio de traer unos consultores independientes y extranjeros. Me podrá parecer mejor o peor, pero es un ejercicio de transparencia importante.

. Ya nadie duda de que las pérdidas en el escenario “adverso” ronden los 250.000 millones de euros, con unas necesidades de recapitalización de 51.000-62.000 millones. Y olvídense de los otros escenarios. Los propios informes presentados dan muchas pistas y razones para considerar que el escenario “base” es el menos relevante -empezando por los beneficios de los bancos estimados, el crecimiento del PIB y la caída de precios de vivienda estimadas-.

. Si las necesidades de recapitalización se quedan en el escenario medio, el Estado no utilizaría gran parte del préstamo de 100.000 millones concedido por Europa -bueno, apalabrado, que aún esta por concederse-, reduciendo el impacto negativo.

. Las entidades cotizadas siguen diciendo que no necesitarían acudir a ese préstamo-rescate y que realizarán las provisiones contra sus resultados. A ver si por fin hacen las ampliaciones de capital necesarias, como hicieron los bancos italianos.

. El propio Gobierno ha permitido, al estar en el comité de preparación de las bases del informe, unas estimaciones macroeconómicas en los escenarios base y adverso que en otro país hubieran sido negadas y vetadas por cualquier Gobierno.

Lo criticable:

-          No se analiza el riesgo corporativo, la liquidez, ni el riesgo soberano. No se ha hecho un análisis de la cartera de bonos soberanos, ni de los DTA (activos de impuestos diferidos), ni de las pérdidas por participaciones industriales, cuando las pérdidas latentes son muy importantes, estimadas en 20.000 millones de euros, según Merrill Lynch. Esto es muy importante porque en algunas entidades mucho más del 70% de su ratio de capitalización “de calidad” (CT1, Tier 1) son bonos soberanos.

-          La solvencia aceptable de los bancos sigue valorándose desde ratios muy bajos: Utilizan un ratio aceptable de capital (CT1) -el que mide la solvencia- de solo un 6% en el escenario adverso, mientras usan un 9% en el escenario base. ¿Si la economía se va al garete se aceptaría que las entidades financieras redujesen su ratio de solvencia? Solamente ésta diferencia puede agrandar las necesidades de capital en 50.000 millones de euros más, según BNP o Credit Suisse. 

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-          Se estima una “capacidad de generación de beneficios” claramente “complaciente” con las entidades analizadas. Unos 64.000 millones de euros en el escenario adverso. Parece cuando menos optimista, dado que el sector completo generó en los tres últimos años 100.000 millones. Si la morosidad se deteriora, como estima el escenario adverso, y la economía se desploma, es muy difícil estimar ese nivel de beneficios como “conservador”.

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Cómo salvar a la banca de otro “stress test” en un año:

Esta semana se ha presentado el documental, en el que participa un servidor, “Fraude. Por qué la gran recesión”, en el que se detallan algunas de las medidas esenciales para evitar más sustos financieros desde una perspectiva liberal. Merece la pena escuchar algunas de estas ideas y salir del argumento de “eso es imposible” o “nunca se ha hecho así” para buscar soluciones sostenibles.

Todo esto de ratios de capitalización del 6% o el 9% son parches. Los bancos no pueden ir pegados a las curvas y a riesgo de descapitalizarse ante cualquier pequeño cambio en los mercados. Deben estar capitalizados al menos en un 25%, e idealmente tender a un coeficiente de caja del 100%.

La espiral de riesgo “deuda soberana-balance bancario” debe cortarse. No pueden seguir atiborrándose de bonos del Tesoro que, cuando sube la prima de riesgo, se llevan por delante la calidad crediticia del propio banco por el riesgo acumulado en deuda del Estado.

La espiral de riesgo corporativo debe limitarse y provisionarse a precios de mercado. Los núcleos duros, esas enormes participaciones industriales con pérdidas latentes multimillonarias, deben revisarse y deshacerse de aquellas que no sean rentables.

En ausencia de crédito salvaje para alimentar la burbuja que creó el entramado español de participaciones industriales, el ciclo “sube la deuda -> baja el PIB -> cae la bolsa -> se desploma la cartera industrial -> sufre la calidad de los activos del banco -> cae el banco -> se reduce el crédito a la economía real -> sube la deuda -> cae el PIB -> vuelta a empezar”, se repite una y otra vez.

No rescatar bancos. Rescatar incentiva a volver a prestar mal, a seguir tomando riesgo “sugerido” políticamente y a volver a fallar. Usen los préstamos de la UE para garantizar depósitos y liquiden con luz y taquígrafos lo que es insolvente. O tendremos otra ronda de “rescates” en un año.

Dejar ya de soluciones intermedias. Aflorar pérdidas –provisiones- parciales por riesgos estructurales no corta el riesgo. Lo perpetúa. Los préstamos zombis no son semi-cobrables, son incobrables. Y los banqueros de vieja escuela lo saben.

Finalmente, llevar a cabo una revisión constante de la cartera de préstamos por parte de entes independientes y aumentar las transacciones internacionales.

Abrir las ventanas, que corra el aire. Luz y taquígrafos, atraer capital e inversores extranjeros, dejar de pensar que todo se retroalimentará en la telaraña de clientelismo corporativo y estatal. Hacer nuestros bancos y empresas más grandes en rentabilidad, no más gordos en deuda. Una economía más abierta donde no se vea nuestro país y su economía como si fuera el coro de Nabucco, todos apretados hasta la derrota final, nos forzará a ser más competitivos y prudentes en la concesión de créditos.

Si las entidades parten de un análisis de riesgo que sea menos ‘powerpoint’, menos “nuestro servicio de estudios dice que creceremos a un 2% siempre” y menos “hay que conceder este préstamo porque me lo pide tal o cual”, estaremos frente al principio de la solución y la vuelta a un modelo bancario que ha hecho de algunas de nuestras entidades y gestores modelos mundiales. No olvidemos que la solución no es tan alocada, porque la tenemos en el pasado.

La gran noticia de la semana ha sido la presentación de la valoración independiente de las necesidades de capital de los bancos españoles. Es interesante, pero el martes estuve en una cena junto a varios gestores y analistas del sector financiero, y todos dieron en el clavo sobre la cifra que se iba a publicar. Un máximo de 60.000 millones de euros. Clarividencia.