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Mar de fondo en el mayor ‘casero’ de la banca española
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Alberto Artero

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Mar de fondo en el mayor ‘casero’ de la banca española

En términos inmobiliarios, ayer era sin duda alguna el día de Reyal Urbis. La compañía presidida por Rafael Santamaría había solicitado el martes preconcurso de acreedores con

En términos inmobiliarios, ayer era sin duda alguna el día de Reyal Urbis. La compañía presidida por Rafael Santamaría había solicitado el martes preconcurso de acreedores con un pasivo superior a los 3.500 millones de euros. Servidor se puso a hacer llamadas para ver si encontraba la forma de engancharse a la historia de manera distinta. Con escaso rédito. Agua. El deseo del ¿empresario? de dar activos a las entidades acreedoras y quedarse con una firma menor, 'redimensionamiento frente a refinanciación' en sus propias palabras, era conocido desde hace tiempo en los Madriles gracias a su locuacidad. Que la quebrada Eurohypo y aquellos que habían sacado su parte del crédito sindicado del balance se negaban a ese juego, también. Alguien me habló del papel del Santander y su oposición a conceder los 12 millones de euros solicitados por el ¿constructor? para mantener su chiringo (y su tren de vida) activo. Todo y nada a la vez, por tanto.

Pero suele ocurrir que, cuando uno hace la calle, en el mejor sentido de la palabra, se encuentra con que la vida le da sorpresas, sorpresas le da la vida. ‘Oye, donde hay movida es en tu antigua casa, Deustche Bank’, me cuentan. ‘¡Qué me dices Chapis!’, contesto. ‘Pues sí. Parece que nuestro país ha dejado de ser estratégico para la rama inmobiliaria del banco y se han fumigado al antiguo gestor de RREEF, el fondo que compró las oficinas y alguno de los edificios representativos de BBVA y que luego ha ido vendiendo entre inversores privados’, comentan. Vaya por Dios, a Ismael Clemente le conozco desde hace años y no tenía ni idea. El mayor casero de la banca española en la calle y McCoy a las patatas. Menuda vis periodística de mierda. Llamada infructuosa al móvil, nada. Toca localizar a algún socio de los vehículos en los que se estructuró la operación a la caza de nuevos detalles. Si la información es cierta, claro está.

Confirmación al canto. ‘Mira, acabo de colgar una conference call con el presidente de DB España, Antonio Rodríguez-Pina, el jefe de banca privada para el Sur de Europa, Luis Ojeda, y el nacional, Antonio Losada, más otro par de gestores internacionales de la unidad y nos han ratificado lo que ya sabíamos. Es verdad, está fuera', me cuenta uno de ellos. 'Nos han comentado que, tras la frustrada venta de la unidad a Guggenheim antes del verano, la dirección global de RREEF le pidió a Ismael que se cargara a parte de su equipo en Madrid sin excesiva justificación económica. Ahí son todos a una, como en Fuenteovejuna, y, aparentemente, antes de cepillarse a su gente prefirió negociar su salida, por más que los principales ejecutivos de DB y PWM España hicieran todo lo del mundo por disuadirle. Pero desde Londres se pusieron muy burros y, al final, no se lo pensaron demasiado y le liquidaron la cuenta para desconsuelo local. El problema es que se rumorea que sus compañeros de toda la vida, Miguel Ollero y Francisco Rivas, se han ido en los últimos días quemados también por la situación. El tema se está complicando por momentos’, dice sin solución de continuidad.

Y prosigue. ‘Es un palo muy gordo para la sucursal en España ya que buena parte de los que nos habíamos metido ahí lo hicimos por el perfil del gestor, de su equipo y su trayectoria. Sin él, el valor del proyecto es sustancialmente distinto por más que nos quieran vender otra burra. Y, hombre, estamos preocupados porque las circunstancias son las que son, hay algunas refinanciaciones y desinversiones en curso, y el dinero a poner en su día no era poco, más bien al contrario. Aunque la mayoría de nosotros apostamos por la vía pacífica para resolver el conflicto -en la certeza que el banco, por nuestro perfil de cliente de alto patrimonio, le va a dar una solución satisfactoria-, los más beligerantes han empezado a ponerse en manos de despachos como Baker & McKenzie a fin de reclamar que, al haber una alteración sustancial de los términos del contrato de gestión, resulta legítimo exigir responsabilidades a quien corresponda. En fin: un lío más a añadir a los que ya tenemos todos’.

‘¿Y qué va a pasar ahora?’, inquiero. ‘Si me preguntas por lo ideal, por mí que las circunstancias vuelvan a ser como antes del conflicto. No sé si es factible. Hasta donde yo sé, los números de la división, con sus problemas, eran buenos. Si no se puede hacer directamente, a lo mejor la manera de resolverlo es a través de la firma de un contrato externo con el equipo de siempre. Menos coste para RREEF y todos tan contentos. No tengo ni idea. He hablado con otros socios y tienen en mente proponer esquemas más complicados, algo similar a lo que hicieron los disidentes de Ibersuizas con la creación de Portobello: ejecutar un spin-off de los fondos de inversores españoles que fue algo que por lo visto ya se negoció cuando la operación fallida de Guggenheim. Desde luego, si la cosa no se aclara rápido y se nos ofrece una alternativa solvente a los inversores, se puede armar la marimorena. E insisto, por voluntad del banco en España no será pero, joder, todo lo que huele a nuestro país se empeñan en cargárselo. Aunque vaya bien…

Menuda historia que aumenta la leyenda de que existe una maldición bancaria en España. Santander llevó a la quiebra al comprador de la Ciudad Financiera, debido al precio y a la estructura de financiación. Algo de lo que dimos debida cuenta en Valor Añadido. Y, ahora, el que se hizo con los activos del BBVA, una operación rentable en los términos previstos, ve como las cosas se tuercen internamente de manera inesperada por una decisión de despacho que pone en riesgo innecesario el buen fin del proyecto. Con estos precedentes de meigas extrañas, que haberlas haylas... ¿quién va a encontrar inversores para el banco malo? Pues eso.

En términos inmobiliarios, ayer era sin duda alguna el día de Reyal Urbis. La compañía presidida por Rafael Santamaría había solicitado el martes preconcurso de acreedores con un pasivo superior a los 3.500 millones de euros. Servidor se puso a hacer llamadas para ver si encontraba la forma de engancharse a la historia de manera distinta. Con escaso rédito. Agua. El deseo del ¿empresario? de dar activos a las entidades acreedoras y quedarse con una firma menor, 'redimensionamiento frente a refinanciación' en sus propias palabras, era conocido desde hace tiempo en los Madriles gracias a su locuacidad. Que la quebrada Eurohypo y aquellos que habían sacado su parte del crédito sindicado del balance se negaban a ese juego, también. Alguien me habló del papel del Santander y su oposición a conceder los 12 millones de euros solicitados por el ¿constructor? para mantener su chiringo (y su tren de vida) activo. Todo y nada a la vez, por tanto.