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Rivera da la talla; Sánchez y Rajoy, no
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Federico Quevedo

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Rivera da la talla; Sánchez y Rajoy, no

Rivera ha sido el único en dar la talla en un entorno político complejo, al que vamos a seguir sin encontrar una solución salvo que de aquí al viernes nos llevemos una sorpresa

Foto: El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera (d), es felicitado por el diputado de su formación Juan Carlos Girauta. (EFE)
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera (d), es felicitado por el diputado de su formación Juan Carlos Girauta. (EFE)

"E Iglesias a lo suyo" podría ser el colofón que resume las intervenciones de los cuatro líderes políticos que en estos momentos son los que representan las aspiraciones de la mayoría del país. Desde mi punto de vista, en un análisis frío y distante de los discursos de cada uno de ellos y de las réplicas y contrarréplicas, Albert Rivera ha sido el único capaz de dar la talla en un entorno político especialmente complejo al que, a pesar de todo, vamos a seguir sin encontrar una solución salvo que de aquí al viernes nos llevemos una sorpresa.

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Es un hecho que Albert Rivera siente una especial admiración por el presidente Suárez, y una de las cosas que Suárez sabía hacer con maestría -algo sé de esto, ya que tengo escrito un libro sobre el expresidente centrado en sus discursos- era hablar a la gente incluso cuando parecía que solo hablaba a los 349 diputados que le estaban escuchando desde sus escaños. Y eso que en aquel entonces no había redes sociales con las que abrir casi hasta el infinito las posibilidades de interactuación con la ciudadanía.

Pero eso es lo que ha hecho Albert Rivera: hablar a la gente, esa misma gente de la que tanto presume estar cerca Pablo Iglesias, pero a la que luego espanta con su discurso artificioso y lleno de palabrería demagógica. No, Rivera le ha dicho a la gente lo que quiere oír: que hay que entenderse. Y lo ha hecho con un discurso sin grandes alharacas, cercano, sencillo, fácil de comprender, pero bien armado y contundente.

Lo que ha hecho Rivera es hablar a la gente, esa gente de la que tanto presume estar cerca Iglesias, pero a la que luego espanta con su discurso artificioso

Estos días, los periodistas y los políticos debatimos mucho sobre si el pacto con el PSOE beneficia o perjudica a Rivera, si el voto que ha recibido del PP, que es mucho, se caerá del guindo y volverá por sus fueros o si, por el contrario, se mantendrá firme en el castigo a las siglas del partido de la gaviota. Pues, una vez escuchado a Albert Rivera, yo me quedo con la sensación de que ha sabido atar en corto a su masa de votantes, a los que ha dirigido un mensaje muy claro: Ciudadanos está aquí, no para crear confrontaciones, sino para buscar acuerdos. Y ese parece haber sido el sentido del voto de una gran mayoría de españoles el pasado 20 de diciembre.

El problema de Rivera es su socio. Dicho de otro modo, puede encontrarse con que quien ahora se abraza a él como tabla de salvación, le acabe dando una puñalada por la espalda. Sánchez, siento decirlo con tanta firmeza, no da la talla para ser presidente del Gobierno. Sus intervenciones han sido mediocres, y en todo momento ha dado la sensación de que estaba más preocupado por salir guapo en la tele y no disgustar a nadie, que por ofrecer realmente un programa de gobierno a los españoles. Eso lo ha hecho Albert Rivera, que no era sin embargo el candidato a ser investido.

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De aquí al viernes puede pasar cualquier cosa porque, como vengo diciendo desde hace días, el partido no se acaba hasta que el árbitro pita el final, y aquí todavía no se ha pitado el final. Es más, puede incluso que haya una prórroga de dos meses, que parece lo más probable. ¿Y Rajoy? Pues si Sánchez no ha dado la talla para ser presidente del Gobierno, el actual presidente tampoco la ha dado para seguirlo siendo. Es verdad que, desde el punto de vista de la oratoria parlamentaria, el discurso de Rajoy ha sido impecable, y ha generado muchos aplausos de su bancada… Pero no ha sido un discurso para los ciudadanos.

Su mayor error es creer que unas nuevas elecciones van a darle al PP la posibilidad de formar el Gobierno que ahora se le escabulle

Rajoy tuvo la oportunidad de haber sido él quien hiciera este debate con el mismo socio que ha acompañado a Pedro Sánchez, pero no quiso, o simplemente esperó a que el Gobierno le cayera en las manos por agotamiento. Pero los tiempos han cambiado y en el PP no se han dado cuenta todavía. De hecho, siguen instalados en el error de creer que han ganado las elecciones. Lo han hecho, sí, aritméticamente, pero los ciudadanos tienen hoy muy claro que las han perdido, y su mayor error es creer que unas nuevas elecciones van a darle al PP la posibilidad de formar el Gobierno que ahora se le escabulle.

Y Pablo Iglesias ha hecho una buena intervención, desde la perspectiva de su ‘público’, obviamente… Sabe manejar los tiempos, las frases, los argumentos, la escenografía y eso, sin duda, juega a su favor. Su enfrentamiento con la bancada socialista habrá entusiasmado a los más radicales de sus seguidores, que ven estupefactos cómo el PSOE se alía con quienes ellos consideran como la derecha, pero Podemos está en otra órbita que poco o nada tiene que ver con lo que realmente siente la mayoría del país. Aparentemente, su baza está en unas nuevas elecciones en las que la absorción de IU les pueda poner por delante del PSOE, pero eso es tentar a la suerte, y yo no descarto que en el último momento y a pesar de sus diatribas, se abstengan. O que, a partir del día 5, vuelvan a buscarse Podemos y PSOE y dejen a Rivera con un palmo de narices. Que todo puede ser.

"E Iglesias a lo suyo" podría ser el colofón que resume las intervenciones de los cuatro líderes políticos que en estos momentos son los que representan las aspiraciones de la mayoría del país. Desde mi punto de vista, en un análisis frío y distante de los discursos de cada uno de ellos y de las réplicas y contrarréplicas, Albert Rivera ha sido el único capaz de dar la talla en un entorno político especialmente complejo al que, a pesar de todo, vamos a seguir sin encontrar una solución salvo que de aquí al viernes nos llevemos una sorpresa.

Pedro Sánchez Mariano Rajoy