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Balance del 38 cumpleaños de la Carta Magna: el PP se lleva los focos y el PSOE, de perfil bajo
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Balance del 38 cumpleaños de la Carta Magna: el PP se lleva los focos y el PSOE, de perfil bajo

Un menos atribulado Fernández es la estrella en los corrillos socialistas. Vara y Page se marchan prestos del Congreso y Díaz no viajó a la capital. Los capitostes populares se quedan más rezagados

Entiéndanlo (o eso pide Ferraz): el PSOE está en un momento vital en el que prefiere no dar la nota. Mejor discretito, sin hacer mucho ruido, que montar bulla y estar todo el día en la montaña rusa. No. Ahora le toca (dice Ferraz) un tiempo de sosiego: no dar la tabarra en los medios, apaciguar el furor interno, centrarse en su labor de oposición y preparar un congreso que no será inminente. No le gusta el festival de la "política espectáculo" que achaca a Unidos Podemos, porque se encuentra más cómodo en su labor de "oposición útil".

Foto: Javier Fernández y Antonio Hernando saludan a los presidentes de Congreso y Senado, Ana Pastor y Pío García-Escudero, este 6 de diciembre. (EFE)

Esa preferencia por el perfil bajo se vio este martes en los actos del Día de la Constitución. Si se salva la sal y pimienta que puso Javier Fernández, como presidente de la gestora —dicho esto con pinzas, porque el asturiano siempre es prudente y reservado con los medios—, no hubo mucho más que echarse a la boca. Porque los dos únicos presidentes socialistas (aparte de Fernández), el extremeño Guillermo Fernández Vara y Emiliano García-Page, se marcharon rápido y no se entretuvieron con los periodistas en la recepción. Tampoco lo hizo el presidente-portavoz del grupo, el desvaído Antonio Hernando. Apenas un puñado de diputados se quedó algo más rezagado y danzó de corrillo en corrillo, como Soraya Rodríguez, Meritxell Batet o Margarita Robles. El PSOE no quería el brillo de los fastos del 38 aniversario de la Constitución. Así que con un Ciudadanos de color naranja más paliducho, con un Podemos que este año optó por saltarse el rito y con una Susana Díaz sin poder cogerse el AVE por las inundaciones en el sur, el PP, con un Gobierno recién estrenado después de casi un año de bloqueo institucional, se llevó la mejor traza del pastel (mediático, se entiende).

El principal mensaje del jefe de la gestora, aparte de la apuesta por la reforma constitucional, fue en clave interna: habrá congreso del PSOE "antes del verano"

Fernández llegó a la carpa caldeadita instalada en el patio del Congreso —el frío se siente, y bien, en Madrid, y eso que el día no fue gélido— acompañado de Hernando y el número dos del grupo, el andaluz Miguel Ángel Heredia, esperó un poco su turno para hacer las declaraciones a los medios, en las que defendió la reforma constitucional (aunque con garantías de consenso), y luego pasó al Salón de Pasos Perdidos tras el pertinente saludo a los presidentes de las dos Cámaras, Ana Pastor y Pío García-Escudero. Finiquitado el discurso de la exministra de Fomento, los periodistas se abalanzaron hacia él. Fernández no para mucho por la capital y aún le cuesta desenvolverse un poco con los medios nacionales.

Celebración del 38 aniversario de la Constitución

Agobio en el salón

El presidente de la gestora tenía claro qué mensaje lanzar: habrá congreso del PSOE "antes del verano", y esa será la propuesta que llevará al comité federal que se celebre después de Reyes. Fue surfeando las preguntas de los informadores que le rodeaban, hablando bajito (es su estilo), insistiendo en que el partido está ocupando el sitio que le corresponde, el de la "centralidad" del tablero, pactando cuando le toca con el PP, aunque no haya acuerdo de legislatura ni nada que se parezca, y con Podemos en otras ocasiones.

Cuando el salón se fue despejando, quedaba un puñado de socialistas rezagado, como Soraya Rodríguez, Margarita Robles o Meritxell Batet

El ratito en el que los periodistas escuchaban a Fernández fue aprovechado por García-Page para escabullirse y marcharse del Congreso. Como decían en su equipo, no quería charlar sobre cuestiones de partido, porque el de este martes era un acto institucional. Luego sí remitió un comunicado. Fernández Vara había hecho declaraciones a su llegada, luego salió un momento mientras estaba en marcha el corrillo con el jefe de la gestora para tomar aire porque el Salón de Pasos Perdidos estaba a rebosar de personal, volvió otro ratito y regresó con su conductor a Extremadura. El presidente extremeño se fue sin hacer corrillos, aunque en su caso no porque no quisiera hablar del PSOE, sino porque no se terció, indicaban fuentes muy próximas. "Pero Javier es el que tenía que hablar", advertían.

Foto: El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy (c,d), junto a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz. Detrás, Javier Fernández y Alberto Núñez Feijóo. (EFE)

Poco nutriente

El Congreso se fue despejando poco a poco, y las bandejas de canapés ya podían fluir con más facilidad. Los ministros y los dirigentes del PP disfrutaban saltando de conversación en conversación. También el gallego Alberto Núñez Feijóo, recién reelegido como presidente de la Xunta. Pero para entonces muchos socialistas ya se habían marchado. Otros seguían departiendo tranquilamente con informadores o con invitados, como los diputados Meritxell Batet, José Andrés Torres Mora, Soraya Rodríguez o Margarita Robles (que para eso, por cierto, está nominada por su buena relación con la prensa).

Guillermo Fernández Vara aboga por reformar ahora la Constitución al no haber mayorías absolutas

La comidilla era la fecha del congreso anunciada vagamente por Fernández (tarde para los fieles a Pedro Sánchez), o la pasada reunión de PSOE y PSC... Pero poco más. Poco nutriente. Ya se sabe, el PSOE está un poco menos de moda. Al menos en temas internos. No está mal, dicen los socialistas, después de meses de tensión y en el ojo del huracán. "Estamos mal, pero mejor que hace un mes y medio", cuando cayó Sánchez, dijo Fernández. Pues tal vez. El tiempo lo demostrará.

Entiéndanlo (o eso pide Ferraz): el PSOE está en un momento vital en el que prefiere no dar la nota. Mejor discretito, sin hacer mucho ruido, que montar bulla y estar todo el día en la montaña rusa. No. Ahora le toca (dice Ferraz) un tiempo de sosiego: no dar la tabarra en los medios, apaciguar el furor interno, centrarse en su labor de oposición y preparar un congreso que no será inminente. No le gusta el festival de la "política espectáculo" que achaca a Unidos Podemos, porque se encuentra más cómodo en su labor de "oposición útil".

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