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Las primarias de las primarias socialistas
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Gonzalo López Alba

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Las primarias de las primarias socialistas

El PSOE encara 2015 con una doble campaña: la que desplegará con vistas a los comicios de mayo y la de Sánchez y Díaz para afianzarse de cara a las generales

Foto: Pedro Sánchez y Susana Díaz, juntos en el acto de presentación del candidato socialista a la alcaldía de Sevilla (Efe)
Pedro Sánchez y Susana Díaz, juntos en el acto de presentación del candidato socialista a la alcaldía de Sevilla (Efe)

El PSOE encara el primer semestre del año 2015 con una doble campaña: la que abiertamente desplegará en todos los territorios, con vistas a los comicios locales y los autonómicos que en mayo también se celebrarán en trece comunidades, y la que, de manera solapada, desplegarán Pedro Sánchez y Susana Díaz con el propósito de afianzarse como la mejor opción para ser su candidato en la cita posterior de las elecciones generales.

Conscientes de que los resultados que las urnas arrojen en mayo constituirán una suerte de primarias de las primarias socialistas previstas para el 26 de julio, los dos principales referentes del PSOE terminaron 2014 anticipando una competición interna que puso de manifiesto su rivalidad y provocó que la presidenta andaluza multiplicara su actividad más allá de las fronteras de su territorio para compensar la gira de “asambleas abiertas” protagonizadas por el secretario general. Y así seguirá siendo en el gran año electoral.

Si algo comparten Sánchez y Díaz desde que se produjo el divorcio exprés entre ambos es que para frenar a Podemos es imprescindible “meter el pasado en el trastero” y “cambiar las formas de hacer política”, acentuando al máximo el imperativo de la transparencia. Pero, como advierte el filósofo Byung-Chul Han, coreano afincado en Alemania, “donde domina la transparencia no se da ningún espacio para la confianza”, de modo que “en lugar de ‘la transparencia produce confianza’ debería decirse: ‘la transparencia deshace la confianza’” porque “la exigencia de transparencia se hace oír precisamente cuando ya no hay ninguna confianza” (La sociedad de la transparencia. Editorial Herder)

El poderoso atractivo de lo “nuevo”

Es lo “nuevo” y no lo “bueno” –la confianza– lo que atrae de Podemos. Los sondeos de cenas y encuentros navideños, que no tienen nada de científicos pero sí mucho de sinceros, confirman que la novedad es la razón de más peso que la gente encuentra para votar a la formación encabezada por Pablo Iglesias. No se espera de él que arregle los problemas, pero sí que sirva de aldaba para proclamar con estruendo que la paciencia de los ciudadanos con el turnismo bipartidista se ha agotado y alcanza cotas de hastío.

“Si han de robar, que por lo menos roben otros”, es la frase más repetida a pie de barra, que reverbera como un eco tras la divulgación de remuneraciones irregulares obtenidas por dirigentes de Podemos tan destacados como su secretario de Política, Íñigo Errejón, con su controvertido trabajo de investigación para la Universidad de Málaga. El juicio de telediario es que la casta universitaria que gobierna Podemos no es más digna de confianza que la casta de los políticos a los que pretenden sustituir.

Pero, como concluye Byung-Chul Han: “La sociedad de la transparencia es una sociedad de la desconfianza y de la sospecha, que, a causa de la desaparición de la confianza, se apoya en el control. La potente exigencia de transparencia indica precisamente que el fundamento moral de la sociedad se ha hecho frágil, que los valores morales, como la honradez y la lealtad, pierden cada vez más su significación”.

El voto a Podemos es, antes que nada, un voto de cabreo y de advertencia. Un voto que, en buena parte, no pretende entregar el poder a esta formación, hacia la que subyace un alto grado de escepticismo sobre su capacidad de Gobierno y de cambiar realmente las cosas. Por eso, las estrategias del miedo, a las que aludía José Antonio Zarzalejos en ese diario (La gestión del miedo, 30/12/14), están condenadas, si no al fracaso, sí a tener un impacto limitado y, puede, que incluso contraproducente.

Los márgenes de PP y PSOE

La mayoría de los dirigentes del PSOE cree que pactar con Podemos sería la ruina de España, pero algunos sostienen que permitiría recuperar votos a medio plazo si se tiene la inteligencia suficiente para actuar como un bayeta que recoja los votos que se desparramaron al romperse la tinaja socialista. Pero si Podemos es, como ha dicho Susana Díaz, un cóctel explosivo de paro, desigualdad y corrupción, no se podrá desactivar si no es dando solución a cada una de esas lacras.

El PP, a pesar de que su deterioro parece imparable, llegará a las próximas elecciones generales menos abrasado que el PSOE que Alfredo Pérez Rubalcaba heredó de José Luis Rodríguez Zapatero en noviembre 2011. Los votantes no tienen otro refugio que la opción de votar a UPyD como una suerte de ‘marca blanca’, y sus dirigentes tienen dos palancas de movilización de las que carecía el PSOE: el miedo, a Podemos y a una posible alianza de éstos con los socialistas, que se agitará como una suerte de resurrección del Frente Popular de la II República, y la unidad de España versus el separatismo de los independentistas de Cataluña.

Como subraya Byung-Chul Han, “la sociedad de la transparencia sigue exactamente la lógica de la sociedad del rendimiento”.

El PSOE encara el primer semestre del año 2015 con una doble campaña: la que abiertamente desplegará en todos los territorios, con vistas a los comicios locales y los autonómicos que en mayo también se celebrarán en trece comunidades, y la que, de manera solapada, desplegarán Pedro Sánchez y Susana Díaz con el propósito de afianzarse como la mejor opción para ser su candidato en la cita posterior de las elecciones generales.

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