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Asimetrías escandalosas

En España, un personaje que dirige el boicot a Rosa Díez en la Universidad, que habla en una 'herriko taberna' para defender a ETA y que alaba el chavismo es aceptado en un debate entre candidatos

Foto: Pablo Iglesias, durante el acto de Podemos celebrado el pasado domingo en Madrid. (EFE)
Pablo Iglesias, durante el acto de Podemos celebrado el pasado domingo en Madrid. (EFE)

Supongamos que por la red estuviera circulando un vídeo en el que apareciera Soraya Sáenz de Santamaría dirigiendo a un grupo de militantes de extrema derecha en la heroica labor de impedir que la líder de un partido inmaculadamente democrático tomara la palabra en un aula universitaria. ¿Sería aceptada Soraya en un debate entre candidatos a presidir el Gobierno de una democracia occidental como, por ejemplo, Alemania o Reino Unido?

Supongamos que por la red estuviera circulando un vídeo en el que apareciera Pedro Sánchez hablando en la sede de un partido de extrema derecha con connivencias con terroristas y diciendo que los terroristas fueron los primeros en denunciar que la Constitución es un candado para la libertad. ¿Sería aceptado Pedro Sánchez en un debate entre candidatos a presidir el Gobierno de una democracia occidental como, por ejemplo, Francia o Suecia?

Supongamos que por la red estuviera circulando un vídeo en el que apareciera Albert Rivera dando una entrevista en la televisión de una dictadura hispanoamericana de extrema derecha para cantar las alabanzas de ese régimen liberticida y de su líder. ¿Sería aceptado Albert Rivera en un debate entre candidatos a presidir el Gobierno de una democracia occidental como, por ejemplo, Holanda o Dinamarca?

La respuesta a estas tres preguntas es trivial: no. Sin más.

Pues en España un personaje que él solito hace, como puede verse en los vídeos correspondientes, esas tres cosas, que dirige el boicot a Rosa Díez en la Universidad, que habla en una 'herriko taberna' para defender a ETA y que se va a la televisión venezolana para cantar las alabanzas del régimen desastroso y dictatorial del chavismo, resulta que sí es aceptado con toda normalidad en un debate entre candidatos a presidir el Gobierno de la nación.

Escrache a Rosa Díez en la Facultad de Políticas

Se le acepta y ni siquiera se le pide que, antes de empezar, se excuse por haber cometido esos delitos de lesa democracia o se reafirme en ellos, lo que, en buena lógica, debería haber provocado su exclusión del debate, porque en las democracias de los países libres no hay nada que hablar con totalitarios.

Intervención de Pablo Iglesias

Me figuro que el primer sorprendido de que le dejen participar en igualdad de condiciones con los líderes de partidos inequívocamente democráticos, sin que le pidan explicaciones por todo esto, tiene que ser Pablo Iglesias. Porque él sabe que, por ejemplo, en su amada Venezuela bolivariana, nunca hubiera aceptado Maduro un cara a cara televisado con, por ejemplo, Leopoldo López.

Iglesias en Venezolana de Televisión

Es inevitable que, tras los necesarios debates entre candidatos antes de unas elecciones, los comentaristas y los espectadores se pregunten quién ha ganado. O, dicho de otra forma, se pregunten quién ha sacado más provecho del debate. En el debate de la semana pasada no hacía falta preguntar esto desde el momento en que Pablo Iglesias estaba allí y nadie le interpelaba por, por ejemplo, estas tres cosas que pueden verse en la red.

Pablo Iglesias había ganado el debate antes de empezar. Daba igual que Soraya estuviera sólida, luchadora y convincente, daba igual que Sánchez defendiera limpiamente posiciones que yo no comparto pero que quiero que pueda hacerlo hasta el punto de estar dispuesta a dar mi vida para que pueda hacerlo, como dice el clásico, y daba igual que Rivera hiciera lo mismo.

Parece, según las encuestas, que hay un porcentaje no desdeñable de españoles dispuestos a votar a Pablo Iglesias. Tengo muchas dudas de que, si durante estas semanas se hubieran proyectado estos tres vídeos, el número de ciudadanos que, por reacción ante los fallos de los demás, ahora están dispuestos a votar a Pablo Iglesias fuera tan alto.

Supongamos que por la red estuviera circulando un vídeo en el que apareciera Soraya Sáenz de Santamaría dirigiendo a un grupo de militantes de extrema derecha en la heroica labor de impedir que la líder de un partido inmaculadamente democrático tomara la palabra en un aula universitaria. ¿Sería aceptada Soraya en un debate entre candidatos a presidir el Gobierno de una democracia occidental como, por ejemplo, Alemania o Reino Unido?