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El ministro más optimista
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Graciano Palomo

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El ministro más optimista

No hace falta explicar aquí que el optimismo respecto al futuro inmediato, incluso ante el futuro sin más, en el Gobierno no es precisamente la nota

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No hace falta explicar aquí que el optimismo respecto al futuro inmediato, incluso ante el futuro sin más, en el Gobierno no es precisamente la nota más característica del gabinete. Un Ejecutivo que tiene que pagar 30.000 millones de euros en intereses por la deuda.

Pero no todo es grito de desesperanza y aflicción. Ahí está, por ejemplo, Miguel Arias Cañete, andaluz, abogado del Estado y amigo íntimo de Chitín del Valle (leguleyo por antonomasia y brazo letal de Florentino Pérez) -las tres cosas imprimen carácter- que rezuma buen rollo por todos los lados. Debe ser que ha llovido ampliamente (¡agua de mayo!) y la cosecha se presenta de órdago. Puede que sea el único miembro del gabinete que le lleva buenas noticias al presidente, su amigo de toda la vida.

Contrasta el élan vital del jerezano con la jeta del cariacontecido De Guindos, que ya no sabe dónde meterse, porque Mariano Rajoy le cooptó -no sin mucho esfuerzo y críticas dentro del PP- para que arreglara eso de las agencias de calificación, Bruselas, el FMI, el Ecofin y los mercados y los resultados no pueden ser más nefastos.

Claro que tampoco el canario Soria está para tirar cohetes: ni hay Industria, ni Comercio, solo algo de Turismo. La vallisoletana Soraya hace lo que puede, esto es, rema e intenta navegar bajo esta tesis: el trabajo tiene que dar fruto finalmente, mientras el escuálido Montoro insiste en que, según su cuaderno, no hay otra salida. El que sigue el último de la fila en valoración es el bueno de Wert, precisamente él que tiene al gurú por amigo y colega. ¡Perra vida!

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No hace falta explicar aquí que el optimismo respecto al futuro inmediato, incluso ante el futuro sin más, en el Gobierno no es precisamente la nota más característica del gabinete. Un Ejecutivo que tiene que pagar 30.000 millones de euros en intereses por la deuda.