Palo Alto
Por
Maru, la exfacha socialista y conspiradora
La tal Maru Menéndez, la número 2 del PSM, tiene, dicen, la rara habilidad de sacar de quicio a todo el que le rodea, pero
La tal Maru Menéndez, la número 2 del PSM, tiene, dicen, la rara habilidad de sacar de quicio a todo el que le rodea, pero eso sí, ha conseguido penetrar en la voluntad del siempre victorioso y legendario Tomás Gómez, quien podría derrotar a Esperanza Aguirre, según el guión de un pseudosociólogo socialista. Yo recuerdo una tertulia en VEO7, antes de que llegara el obsceno Buruaga, profesional y económicamente hablando se entiende, donde era tal el nivel de sectarismo que me chocó su fervor sociata, tan demodé que hasta adjura de eso el siempre inquietante Antonio Miguel Carmona.
Después de la perorata defendiendo las mamandurrias de los liberados sindicales (entre los que está abrevando su compañero Félix Palomo, expedientado por irregularidades y por no dar un palo al agua como funcionario de la CAM), se puso muy digna y llamó a su chófer oficial que pago con mis impuestos.
Recuerdo que comenté con un colega la deriva de la susodicha dama.
-Pero, coño, ¿no sabes quién es la sujeta?
-¡Pues no!, respondí.
-¡Pero si esta es la hija del capitán Menéndez, el golpista del 23-F, que en sus años jóvenes vestía camisa azul y se fotografía brazo en alto con Blas Piñar!
Ante mi incredulidad, abrió un ordenador y, en efecto, allí estaba toda mona con su camisita, boina roja y su canesú….
A Pérez Rubalcaba no sólo le han enviado el dossier de la conversa… En ese informe hay muchas cosas más…
El maldito parné.
La tal Maru Menéndez, la número 2 del PSM, tiene, dicen, la rara habilidad de sacar de quicio a todo el que le rodea, pero eso sí, ha conseguido penetrar en la voluntad del siempre victorioso y legendario Tomás Gómez, quien podría derrotar a Esperanza Aguirre, según el guión de un pseudosociólogo socialista. Yo recuerdo una tertulia en VEO7, antes de que llegara el obsceno Buruaga, profesional y económicamente hablando se entiende, donde era tal el nivel de sectarismo que me chocó su fervor sociata, tan demodé que hasta adjura de eso el siempre inquietante Antonio Miguel Carmona.