Ya nadie conoce a Rodrigo en el PP…

Jueves, 7 de marzo. Restaurante Paradís, especializado en comida catalana y mediterránea, justo detrás del Congreso de los Diputados. En una apartada mesa almuerzan un diputado del área económica del PP, que en ocasiones ejerce de portavoz de la mayoría parlamentaria gubernamental, un alto cargo del Ministerio de Hacienda y otro del Ministerio de Economía y Competitividad.

En esto que entra una dama envuelta en un vestido sedoso y transparente, con escaño de diputada en una circunscripción de la meseta, y se dirige veloz hacia sus colegas.

- ¿Qué, cómo va lo de vuestro amigo Rato?, interroga a los comensales ‘peperos’.

Tras unos minutos de desconcierto, la ‘autoridad’ constituida contraataca…

-¿Rato, amigo nuestro? ¡Qué dices, mujer! Eso era antes… Vives anclada en el aznarismo… Nosotros somos de Rajoy…

Lo perfectamente descriptible en las filas populares es que el mito se ha disuelto como un azucarillo. Los ‘ratistas’, muchos de los cuales tienen asiento en el gobierno Rajoy, han desparecido como por ensalmo y la mayor parte de aquellos cachorros que crecieron, se amamantaron y medraron cobijados bajo la larga sombra de don Rodrigo, tienen ya camada política de nuevo cuño. Excusas siempre hay. “¡Rodrigo se equivocó! ¡Rodrigo no me hizo caso!”

Las garras de la Fiscalía se afilan no sólo contra el exministro (lo de su precedente en Caja Madrid, Miguel Blesa, tiene más delito, sigue asesorando a fondos de inversión), sino también contra algunos de sus protegidos, como el hermano de Angeles (Gela) Alarcó.

Rato, en efecto, la derrota es huérfana…