Los neocomunistas andaluces entran a saco en la mamandurria

Me acuerdo mucho estos días del buen diputado que fue Antonio Romero, comunista de látigo incandescente contra la corrupción felipista y chavista en Andalucía. Pues hete aquí que sus sucesores neocomunistas de la IU andaluza que amamanta Diego Valderas, vicepresidente de la Junta de Andalucía tras su pacto con José Antonio Griñán (recordar que el alcalde marinalense Gordillo se opuso con armas y bagajes a pactar con los corruptos), están entrando a saco en la mamandurria de la administración andaluza.

¡Qué vergüenza! Lo que viene a confirmar lo que el pueblo se maliciaba: aquí no interesan las ideas, si existieran; ni los principios si alguna vez los hubo. Lo que mola es el pesebre, la sinecura, la mamandurria.

Como muestra un botón: Valderas ha creado “oficinas provinciales” del vicepresidente (ocho, en total) como si no existieran ya suficientes carguetes políticos en la tierra donde mayor desempleo se detecta de toda España.

No queda ahí la cosa. Griñán, prisionero al fin y al cabo de IU para mantenerse en el poder tras unas elecciones que ganó el PP, ha consentido a Valderas que nombre directores generales. Naturalmente, lo han sido familiares del eurodiputado Willy Meyer, de José Luis Centella, diputado nacional y de Mariscal.

En concreto, Willy Meyer tiene una hija (Amada) que siempre supo mucho de ladrillo hasta el punto de ser nombrada directora general de Vivienda. El secretario general del PCE tiene un hermano, Enrique Centella, que sabe más que nadie de “cooperación” (con Cuba se supone), ya que ha sido agraciado con la Agencia de Cooperación andaluza.

Y no podía faltar la “memoria”, mucho menos en Andalucía. José Manuel Mariscal, secretario general del PCE en esta tierra, tiene un suegro, Luis Gabriel Naranjo, que ha sido nombrado director general  de la Memoria Democrática.

¿Pueden salir a la calle sin que les apedreen?, pregunta el estulto periodista a su fuente.

-¡Por ahora, sí!