Blair y Chérie por Despeñaperros

En Andalucía funcionan pocas cosas bien (pese a un inmenso paro, Aquagest tarda no menos de quince días en dar de alta una contratación de nuevo cuño), pero nadie puede dejar de reconocer el atractivo de esta tierra para propios y extraños, muy especialmente para los británicos.

Uno de los ellos, el ex premier Tony Blair, se enamoró del viejo Al Andalus cuando en una Semana Santa (tras conseguir los acuerdos de Stormont que daban matarile al IRA) aceptó una invitación del matrimonio Aznar para visitar el último y principal bastión socialista de Europa.

Han pasado casi veinte años. Blair ya no es primer ministro y su apariencia es la de un hombre envejecido (tiene serios problemas de corazón) y obsesionado (igual que su esposa Chérie) por facturar.

Ha estado por Marbella haciéndose fotos a troche y moche, ha evitado meterse en berenjenales políticos y ha disfrutado de la gastronomía de esos lares. Bernardino León, el ex de Zapatero y ahora jefe del PSOE malagueño, fue su anfitrión en Ronda donde insistió en sentar al ilustre escocés en “Tragabuches”. León, entonces todopoderoso jefe del aparato de Moncloa, ya fue decisivo en que la señora Obama pasara unos días de vacaciones en Estepona en el curioso y romanesco hotel Villapadierna propiedad del arandino…

El impertinente periodista pregunta.

-¿Pagaron la cuenta?

-Sí, sí, claro.

-¿Quién?

-¡Ah!, eso es un secreto de… Estado. 

Lo que nadie puede asegurar es que se viera entrar a Blair en la mansión guadalminesca de los Aznar. Lo que no quiere decir que no estuviera.