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La carta del comunista que puso Eurovegas en Madrid
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Graciano Palomo

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La carta del comunista que puso Eurovegas en Madrid

Cuando en Las Vegas Sands Corporation abrieron la carta que llegó fechada en Barcelona con membrete oficial del Parlament (con toda la importancia y credibilidad que

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La carta del comunista que puso Eurovegas en Madrid
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Cuando en Las Vegas Sands Corporation abrieron la carta que llegó fechada en Barcelona con membrete oficial del Parlament (con toda la importancia y credibilidad que dan los norteamericanos a estas cosas de la parafernalia oficial), los ejecutivos de Sheldon Adelson lo tuvieron todavía más claro: Cataluña quedaba descartada para la inversión de alrededor de 30.000 millones de euros que el hombre de Boston ha prometido meter en la vieja y arruinada España.

En efecto, un tal Joan Herrera (ICV), un indocumentado con vitola y verbo estalinista de saberlo todo, había remitido una carta al preboste del Ocio y Juego americano amenazándole con dinamitar su tinglado cuando volviera el Tripartito al poder si osaba invertir su dinero a orillas del contaminado Llobregat.

En Las Vegas ignoran que el Tripartito (PSC, ERC e ICV), que arruinó Cataluña por décadas, no volverá a la plaza de Sant Jaume jamás, pero para un judío americano adinerado esa carta del pesebrista Herrera era toda una declaración de guerra. ¡La cosa estaba clara! Al pobre Artur Mas estos progres de caviar y mamandurrias le dejaron antaño una comunidad autónoma en la más completa ruina y, ahora, con sus actitudes y comportamientos antiguos, sectarios y cavernícolas, le birlan cualquier posibilidad de que entre un dólar fresco en inversión en un territorio que se hace el harakiri eligiendo una clase política inexportable.

Este Joan Herrera ha vivido siempre del pesebre público y no tiene intención de bajarse del mismo. De ahí que le importe una higa que el millón largo de desempleados que hay en la Ciudad Condal estén en el umbral de la palmatoria; a él le basta con su discurso casposo de antes de la caída del Muro de Berlín.

Esperanza Aguirre y el cabal Percival Manglano (el consejero que, al fin y a la postre, ha hecho la gran gestión ante Adelson, el hombre del peluquín) deberían buscarle una sinecura al tal Herrera o, por ejemplo, becarle en alguna escuela de negocios para que tome un curso titulado ‘Cómo ser estulto del bote y creerse un progre’.

Mientras, en la capital ya están imprimiendo octavillas con este lema: “¡Gracias Herrera, los parados madrileños que va a contratar Sheldon te saludan!”. 

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Cuando en Las Vegas Sands Corporation abrieron la carta que llegó fechada en Barcelona con membrete oficial del Parlament (con toda la importancia y credibilidad que dan los norteamericanos a estas cosas de la parafernalia oficial), los ejecutivos de Sheldon Adelson lo tuvieron todavía más claro: Cataluña quedaba descartada para la inversión de alrededor de 30.000 millones de euros que el hombre de Boston ha prometido meter en la vieja y arruinada España.