Los fallos de memoria de Aznar

Le gusta ponerse solemne cuando la ocasión lo requiere. Lo hizo el pasado miércoles rodeado de la línea dura del PP, léase por ejemplo Eduardo Zaplana, Angel Acebes y otros grandes muchachos del 11-M. Busca atrincherarse en el ala dura de la derecha olvidando que el país quiere moderación y sensatez. Juegan a arrinconar a Rajoy para ver si toca la flauta y pueden cambiar sus actuales y muy bien pagadas mamandurrias por el poder que tanto añoran y que perdieron por incapaces.

Pues bien, esa solemnidad un tanto fatua que utiliza el expresidente no puede ser una cortina también fullera para esconder la verdad. Imagino lo que debía sentir Mariano cuando le oía recomendar suspender la autonomía catalana o cambiar la Constitución manu militari.

Esto hizo, entre otras cosas, don Aznar en 1996 en lo que se conoce ya históricamente como el Pacto del Majestic (hotel de Barcelona donde se firmaron los acuerdos PP/CIU para la investidura presidencial de don José María).

-Ofreció tres carteras en el gobierno a Jordi Pujol, que el catalán rechazó por corto y por derecho.

-Elevó del 25 al 50% el IRPF que irían directamente a las arcas autonómicas catalanas.

-Accedió a retirar la Guardia Civil de funciones clave en el territorio catalán que pasaron a ser controladas por los Mossos. Esto provocó la ira de buena parte de los dirigentes del PP, entre ellos, Alvarez Cascos, Arias Salgado, Mayor Oreja y el propio Rajoy. Pero como esperaban ser ministros, y lo fueron, callaron.

-Entregó la cabeza del jefe del PP en Cataluña, Alejo Vidal Quadras, látigo infatigable del nacionalismo y bestia negra del pujolismo, en una bandeja cuando don Jordi se lo pidió y de paso la del entonces secretario general del partido en ese territorio, Julio Ariza. Ahí tuvo su germen Intereconomía.

Ahora Alejo pide “ir preparando a un general de Brigada de la Guardia Civil” cuando Aznar retiró a todos. Gracioso, ¿eh?

-Por exigencia de Jordi Pujol hasta llevó la final de la Copa Davis España-Australia (la primera ensaladera que ganó nuestro país) al palau de Sant Jordi.

Las exigencias nacionalistas eran tantas y de tan volumen que Rodrigo Rato, negociador máximo, comisionado por Aznar, era partidario al final de no aceptar y repetir las elecciones generales. Pero ello hubiera supuesto el fin de la carrera de don José María porque ya el país pedía abiertamente el liderazgo para Ruiz-Gallardón, petición que fue la perdición del entonces presidente de la Comunidad de Madrid.

Ah, y prometió aprender catalán y hablarlo en la intimidad. ¿Recuerdan?