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¿Cambios en la Zarzuela?
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Graciano Palomo

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¿Cambios en la Zarzuela?

Si Su Majestad el Rey Juan Carlos preguntara a Mariano Rajoy (es un suponer) sobre la conveniencia o no de proceder a una remodelación de sus

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¿Cambios en la Zarzuela?

Si Su Majestad el Rey Juan Carlos preguntara a Mariano Rajoy (es un suponer) sobre la conveniencia o no de proceder a una remodelación de sus altos cargos en Palacio, el presidente le respondería “puede que sí, puede que no...”. Se quejan en Somontes de que el PP no ha gastado mucha pólvora en la defensa del Jefe del Estado y la institución en los tiempos de tribulación que padece el Monarca. ¡Oiga, y qué quieren!

Los rumores son siempre rumores, pero suelen ser la antesala de la noticia. El Rey, que ha vuelto a recurrir a sus clásicos de siempre, podría soltar amarras en lo relativo a determinados altos cargos de su staff. No parece que los resultados hayan acompañado precisamente en los últimos tiempos  en la gestión de temas como los del inagotable Iñaki Urdangarin, el proceloso asunto Corinna y bla, bla, bla.

En el complejo de Somontes no suelen ser muy habituales los cambios, pero la necesidad obliga. Desde que se tiene memoria, don Juan Carlos ha tenido cinco jefes de la Casa. Nicolás de Cotones y Cotoner, marqués de Mondéjar; el inolvidable Fernández Campo; Fernando Almansa; Alberto Aza y Rafael Spottorno, titular de esa responsabilidad que da servicio a la jefatura del Estado.

En la secretaría general, hay que recordar al primero de ellos, Alfonso Armada (tras el golpe del 23-F cuida hortensias en Galicia), José Joaquín Puig de la Bellacasa, el diplomático que cantaba las verdades al lucero del alba, hasta el actual, Alfonso Sanz Portolés. Desde los primeros días como Rey han pasado muchas cosas, entre otras, 38 años. Pero después de la intentona golpista nada comparable en su dificultad a las actuales. Nada tendría de extraño, por tanto, que don Juan Carlos tratara de iniciar una nueva andadura con un equipo remozado.

Lo difícil es la elección. Nombres de acreditada honradez, solvencia técnica, sentido del Estado, apego a la causa, discretos, probos funcionarios, etcétera. Tomás Moro, Tomás Becket e incluso Fernández Campo hay pocos o están oscurecidos en la inmensidad de los océanos administrativos. 

Si Su Majestad el Rey Juan Carlos preguntara a Mariano Rajoy (es un suponer) sobre la conveniencia o no de proceder a una remodelación de sus altos cargos en Palacio, el presidente le respondería “puede que sí, puede que no...”. Se quejan en Somontes de que el PP no ha gastado mucha pólvora en la defensa del Jefe del Estado y la institución en los tiempos de tribulación que padece el Monarca. ¡Oiga, y qué quieren!