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Quilombo catalán: previsto por Pujol
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Graciano Palomo

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Quilombo catalán: previsto por Pujol

Antonio Papell, mi leído colega de plató, que no de oficio -es ingeniero y eso siempre es un grado y yo un mero plumilla todoterreno-, sostiene

Foto: El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol. (Efe)
El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol. (Efe)

Antonio Papell, mi leído colega de plató, que no de oficio -es ingeniero y eso siempre es un grado y yo un mero plumilla todoterreno-, sostiene que lo único que puede hacerse ante el desafío rupturista catalán es “enamorarles”, “seducirles”, dar lo que piden y santaspascuas. Lo cree de verdad y así lo expone.

Hemos discutido sobre ello semana tras semana. ¿Seducirles? Respondo: llevamos 518 años juntos. ¿Dar lo que piden? ¿Acaso es más humano o más divino un catalán que un castellano o un aragonés? Una nación civilizada y democrática es antes que nada un conjunto de ciudadanos libres e iguales. ¿Acaso no tiene Cataluña el mayor grado de autogobierno de toda Europa?

Si se me dijera, oiga, hemos estado toda la historia juntos pero hasta aquí hemos llegado, ¿sabe usted? Lo entendería. Y respondería: pues, ¡hala!, denle al manubrio a ver si son capaces de conseguirlo. Pero, engaños, ni uno más.

El profesor Francesc de Carreras, con más abolengo catalán que todos los Mas, Homs y pujoles juntos, acaba de descubrir el secreto. Y se llama “Paciencia e independencia de cómo se fraguó la quimera nacionalista”.

Relata Carreras que a finales de los años 70, es decir, con Franco muerto y enterrado -no antes-, los militantes de CiU coreaban el siguiente lema: “Avui, paciencia, demà independencia”.

34 años después hay que dar la razón al autor del invento, presumiblemente Jordi Pujol i Soley, sólo o en compañía de otros. Una hoja de ruta calculada y exhaustiva. El doctor Pujol & Cía avanzarían descaradamente y sin demasiada prisa a través de la lengua, el victimismo permanente frente a España, la manipulación histórica, el desprecio por el derecho y el control cuasi total de los medios de comunicación y la sociedad civil.

La conclusión: Jordi Pujol & Sons tomaron el pelo a España durante 35 años. Ininterrumpidamente. Y los españoles como lelos.

Drüke sostiene que no hay sociedad en el mundo que no sucumba al poder totalitario de quien manipula a dos generaciones seguidas.

No tengo nada más que añadir.

Antonio Papell, mi leído colega de plató, que no de oficio -es ingeniero y eso siempre es un grado y yo un mero plumilla todoterreno-, sostiene que lo único que puede hacerse ante el desafío rupturista catalán es “enamorarles”, “seducirles”, dar lo que piden y santaspascuas. Lo cree de verdad y así lo expone.

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