Arriola (PP) y Verstrynge (Podemos) juegan al ajedrez

Ahora mismo los dos principales asesores políticos del país juegan entre bambalinas y facturas –claro que no son iguales– a ver quién tiene más largo el lápiz y es capaz de convencer a sujefede filas (o cliente) de que disparecon más puntería y certeza.

Lo que está encima de la mesa es nada menos que el poder con todos sus corolarios. El poder de la nación española, que tampoco es moco de pavo. Pedro Arriola, más gurú que nunca, se empeña en hacer creer a su ‘cliente’ que, pese al carajal que parece arder en todas las esquinas de las Españas, las posibilidades de reelección siguen intactas. Y es que no. Porque al final el humo acaba por convertirse en llama. Algo similar le ocurrió al pobre Rodríguez Zapatero, que terminó por creerse que era de verdad.

Como bien relata José Antonio Bermúdez de Castro, la política, amén de discursos, son “hechos”. Pero olvida decir que incluso más importante que los “hechos” es que se sepa que esos “hechos” existen. Es, justamente, lo que le falta al relato popular y por ende al gobierno Rajoy.

Pues bien ahora mismo digo y afirmo que la partida se juega en los campos de Pedro Arriola y Jorge Verstrynge, convertido en el principal asesor político táctico y estratégico de Pablo Iglesias, que hubiera querido dar a su antiguo profesor más relevancia que el pudor impide. Arriola, asesorando por magnífico precio al PP, insiste e insiste en la centralidad inevitable para gobernar el país y parar a todos los ‘friquis’ unidos a los que podría pasarse por la piedra, ya que estamos ante el “fin de ciclo”, mediante un gobierno de coalición entre los dos centros.

Enfrente aparece el antiguo ‘jefe’ de Arriola en la vieja Alianza Popular (AP), Jorge Verstrynge, que en aquellos días y años propuso a Pedro para un cargo importante en el chiringuito de Manuel Fraga. ¡Duelo al sol! El antiguo profesor de extrema derecha de la Complutense es partidario del “asalto”, naturalmente, y esa mercancía se la compra Pablo Iglesias. Verstrynge sabe mejor que nadie que mientras en el centro derecha exista una organización sólida, las fuerzas de los arrantzales descamisados se estrellarán contra el statu quo establecido, que es el que además gobierna en el mundo mundial. Si el virus pablemita es capaz de sajar en dos al viejo macizo de la raza el paraíso en forma de nóminas estatales, coches oficiales y demás mamandurrias inherentes al poder que ansían desesperadamente, este quedará expedito.

¡No me pierdo por nada este final!