Lo de Errejón es ‘peccata minuta’…

A Susana Díaz la herencia recibida le puede hacer más de un roto en su particular hoja de ruta con destino al Olimpo.

Resulta queel caso Errejón le puede salir bien porque la rectora de la Universidad de Málaga escuchó su enorme cabreo cuando se supo que se le pagaba un sueldo más que notable para los tiempo que corren al joven y aguerrido número dos de Iglesias, protegido de un titular de la UMA (Montero) que, además, es dirigente de la emergente y nueva criatura política.

Porque como secretario general de Universidades, Investigación y Tecnología de la Junta de Andalucía (Consejería de Empleo) figura Francisco Triguero, que pese a ser repudiado por el Parlamento Andaluz al ser imputado en un caso de supuestodesvío de fondos púbicos,sigue en su puesto. Concedió una subvención extraordinaria de 15,5 millones de euros a un presuntoInstituto de Innovación de Bienestar Ciudadano cuando sabía que dicho IBC no tenía programa de Investigación, ni personal y que estaba pendiente de devolución de dos ayudas al Estado.

Triguero aparece en el fondo del famoso contrato a Errejón, pero no es el único. Se sospecha que el Departamento de Universidades de la Junta de Andalucía es un coladero en el que podría haber más de cien contratos ad hoc como el comentado y que se hacen con créditos Feder, es decir, con dinero proveniente de la Unión Europea que abrirá de inmediato una investigación y pondrá a los responsables y de paso a España mirando a Coria.

Dicen que la presidenta Díaz está muy enojada con este asunto y que lo interpreta en clave personal para desautorizarla. Ya pidió en su día al vicejefe de Podemos que devolviera el dinero -cosa altamente improbable- si bien el escándalo ha tenido la virtualidad de levantar las alfombras donde se residencian escualos más gordos.

Escualos aún mayores que como ha denunciado Félix de Azúa anidan en todo el vasto manto universitario español donde campan a sus anchas nepotismos, amiguismos, enchufismos, vaguería, incompetenciay derroche de dinero público cuando no corrupción monda y lironda.