La salvación de España, según el evangelista Montoro

“Los que hemos tenido la responsabilidad, durante estos cuatro y dificilísimos años, de sacar a este país de la crisis y del pozo en que recibimos España sabemos muy bien lo que es apretar los dientes y recibir palos de todos los lados sin pestañear… La historia nos dará la razón porque la realidad ya nos la está dando…”.

Es parte de una larga conversación mantenida esta semana en el viejo caserón de Alcalá, sede del Ministerio de Hacienda, con Cristóbal Montoro para recapitular sobre los cuatro años de poder gubernamental.

Quedan ya pocas dudas respecto a quién ha sido, dentro del Gobierno, el que asumió desde el primer momento la dirección del cambio y sobre qué espaldas recayeron las decisiones más polémicas y definitivas para revertir una situación terrible que nos podía haber mandado directamente al averno. Asumir el peso de las decisiones más polémicas de un Ejecutivo apoyado por el centro derecha (11 millones de votos) y que en ocasiones tuvo que gobernar en su contra -inicial subida de impuestos, controvertida regulación fiscal, lecciones magistrales en sede parlamentaria, negativas tajantes y ejecutivas a admitir gastos a propios y ajenos, etc- no es algo baladí desde el punto de vista político.

El menudo Montoro, ocho años ya de jefe de la caja pública batiendo todos los récords de permanencia de un ministro de Hacienda, exhibe un indisimulado orgullo porque “el milagro en el que muy pocos creían ha sido posible”. Lo sustancia en tres argumentos: hubo un jefe que dirigía, silente pero que estaba al mando; una fuerza parlamentaria que se ha mantenido -pese a todo- unida y apoyando como un solo hombre y, finalmente, un equipo técnico que ejecutó los planes con determinación académica.

“Hicimos lo que teníamos que hacer, con dolor y sacrificio para todos, sin duda, pero ¿cómo puedo decir yo y transmitir a mis compatriotas que no había más remedio? Los resultados cantan…”.

“Yo he actuado con gran limpieza, oiga, han caído (Bárcenas, la Infanta, Rato, ERE) los que a juicio de unos funcionarios -que han actuado con total independencia y profesionalidad- hicieran cosas feas… Lo que me cuesta entender es que personas que han tenido grandes responsabilidades pudieran caer en lo que cayeron…”.

Ahora, cuando el horizonte electoral se toca con las manos, el controvertido ministro de Hacienda y Administraciones Públicas se deja "llevar por la vida. No hago planes. Lo único que tengo claro es que no quiero estorbar…”.

Amén.