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El error Aznar (consciente y grave)
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Graciano Palomo

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El error Aznar (consciente y grave)

Su trayectoria como hombre acomplejado, no es óbice para que utilizara el poder con la misma ferocidad con la que lo hizo su abuelo durante el franquismo. ¡De casta le viene al galgo!

Foto: El expresidente del Gobierno, José María Aznar. (EFE)
El expresidente del Gobierno, José María Aznar. (EFE)

La obscena y letal deriva aznarista de la coyuntura actual me viene a ofrecer razón (lo siento deudos de FAES y demás compañeros de la abonada mamandurria del gran conducator) respecto a lo que llevo años denunciando. José María Aznar siempre fue un tigre de papel que, si se analiza bien su trayectoria como hombre acomplejado, no es óbice para que utilizara el poder con la misma ferocidad con la que lo hizo su abuelo durante el franquismo. ¡De casta le viene al galgo!

Bien. La última andanada contra Mariano Rajoy -¡se le nota demasiado que desea fervientemente que pierda el poder para así sacarle la piel a tiras!- viene porque ha tenido un gran fracaso en Cataluña, que lo tuvo, así como otras cuatro elecciones con demérito. Tampoco hace falta ser consejero del tramposo Rupert Murdoch, ni hacer lobby para grandes fondos financieros mundiales, ni tener un casoplón en Guadalmina (Marbella), para llegar a tamaña conclusión. Por cierto, que el fiasco en las municipales y autonómicas del 25M fue mayor en las plazas donde acudió como telonero el señor Aznar, léase, Zaragoza, Madrid y Castilla-La Mancha.

Pero el asunto capital donde se le ve el plumero ególatra es cuando acusa a su sucesor (designado por él) de no defender suficientemente la constitucionalidad de España en Cataluña. ¡Hace falta tener mala baba!

El fiasco en las municipales y autonómicas del 25M fue mayor en las plazas donde acudió como telonero el señor Aznar: Zaragoza, Madrid, Castilla-La Mancha

Aznar, con la enormidad de recursos (muchos públicos) con los que cuenta FAES, debería saber a estas alturas –lo sabe, pero no le interesa- que la lacra fundamental que atenaza al PP es la corrupción. Básicamente, el caso Gürtel, Rato, Blesa, Bárcenas.... Estas son las causas letales para los intereses electorales del Partido Popular.

Oiga, señor Aznar, ¿puede negar usted mirando de frente que no permitió personalmente que Francisco Correa (Gürtel) entrara a trabajar para el PP? ¿Puede decirnos a cambio de qué? ¿Niega usted que “Don Vito” Correa y Álvaro Pérez “El Bigotes” intervinieron muy activamente en la organización de la boda de su hija en El Escorial? ¡Niéguelo, señor Aznar! O lléveme a los tribunales para que yo lo pueda demostrar.

Oiga, señor Aznar, ¿niega usted que nombró a Rodrigo Rato como vicepresidente del Gobierno? ¿Niega usted que le ofreció en primer lugar ser su sucesor al frente del PP y encabezar la lista de este partido para que intentara ser jefe del gobierno?

Usted, señor Aznar, es uno de los grandes culpables de que el partido que se hizo enorme bajo su disciplina prusiana pueda acabar en dos meses en el averno

Oiga, señor Aznar, ¿puede decirnos quién fue el dedo que colocó en 1997 a don Miguel Blesa en la poltrona de Cajamadrid? ¿Niega usted que le mandó al señor Blesa, en plan amiguetes, emails pidiendo la compra por cuenta de Cajamadrid de unos cuadros del pintor Rueda, al parecer, amigo suyo, a través del bienamado y protegido Miguel Angel Cortés?

Podría seguir con otros quilombos “made in Aznar”, pero los anteriores son más que suficientes para deshacer sus mentiras. Por ejemplo, recordar los millones que costó al erario público el intentar colgarse la Medalla de Honor del Congreso USA. Podría preguntarle también si conoce la cantidad que pagó el Gobierno español cuando usted lo presidía a la Universidad norteamericana de Georgetown donde, curiosamente, sólo curiosamente, pudo usted hacerse una tarjeta de visita anunciando que era profesor de tan prestigioso centro jesuítico.

Usted, señor Aznar, es uno de los grandes culpables de que el partido que se hizo enorme bajo su disciplina prusiana pueda acabar dentro de dos meses en el averno.

La obscena y letal deriva aznarista de la coyuntura actual me viene a ofrecer razón (lo siento deudos de FAES y demás compañeros de la abonada mamandurria del gran conducator) respecto a lo que llevo años denunciando. José María Aznar siempre fue un tigre de papel que, si se analiza bien su trayectoria como hombre acomplejado, no es óbice para que utilizara el poder con la misma ferocidad con la que lo hizo su abuelo durante el franquismo. ¡De casta le viene al galgo!

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