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España en almoneda, sí, pero el lobo campa en Cataluña
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Graciano Palomo

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España en almoneda, sí, pero el lobo campa en Cataluña

Observo que la caverna independentista está exultante ante el espectáculo que da el país ofrecido hoy en el escaparate. Pero la bestia ya ha bajado a las dulces praderas catalanas

Foto: Una estelada rota en Mataró. (Reuters)
Una estelada rota en Mataró. (Reuters)

El nuevo mandarín catalán, Carles Puigdemont, se ha subido el sueldo como si los millones en subvenciones públicas a sus medios independentistas (después del NYT sin duda “Catalunya Today”) no hubieran satisfecho su codicia.

El rancio Agustí Colomines, un individuo que rezuma odio antiespañol, que pasó de militar en Bandera Roja a saborear los dineros a espuertas de las sacas que entraban en carretilla a la fundación de los ultramontanos pujolistas (Antonio Fernández dixit) resulta que va a dirigir la formación de los funcionarios de la administración catalana si la Moreneta no lo remedia.

Siguen repartiéndose el botín entre el desdén de la parroquia y el acojone del respetable sin que tan solo unos pocos se pongan en pie. Mientras el aquelarre independentista sigue llenando las alforjas –la pela es la pela- me encuentro al tal Gabriel Rufián en la madrileña Carrera de San Jerónimo extasiado ante los leones del Congreso. ¿Es este diputado el mismo que estafó a la Seguridad Social? Sí, el mismo. Son secesionistas pero no progresistas. Incluso este Rufián llamó “esclavos” a los españoles que habían encontrado empleo en el 2015.

Observo que la caverna independentista está exultante ante el espectáculo que da España ofrecida hoy en el escaparate de almoneda. Pero continúan sin percatarse de que el lobo ya ha bajado a las dulces praderas catalanas. Como botón una muestra. Nilfisk, una multinacional de origen danés, dedicada a la comercialización de equipos de limpieza industrial y doméstica, ya traslada su sede a Madrid como reconoce en un carta a todos sus empleados Javier Cucalón. El motivo no hace falta explicitarlo por obvio. Se une así al medio centenar de empresas ya deslocalizadas por mor de la aventura secesionista.

En Aragón se frotan las orejas; al final Javier Lambán –al que no le devuelven las pinturas robadas en el monasterio de Sijena y no hace nada para recuperarlas pese a todas las sentencias favorables- terminará por resultar un estadista. Si finalmente Voslkswagen y el Grupo Planeta cumplen lo anunciado de largarse con viento fresco por la deriva rupturista el solar servirá para que los granjeros de Lleida tengan pastos a bajo precio.

Los dirigentes de la aventura fenicia tienen asegurados sus momios vía impuestos. Claro. Pero, ¿quién continuará llenando sus carretillas con entre el 3 y el 10 por ciento? Mal negoci, ¿eh? ¡Mal negoci!

El nuevo mandarín catalán, Carles Puigdemont, se ha subido el sueldo como si los millones en subvenciones públicas a sus medios independentistas (después del NYT sin duda “Catalunya Today”) no hubieran satisfecho su codicia.

Carles Puigdemont Grupo Planeta Agustí Colomines Gabriel Rufián Cataluña Nacionalismo