¿Qué perpetra Soria?

Que yo sepa y hasta la fecha nadie ha acusado al exministro José Manuel Soria de delito alguno en relación con su fuga del Consejo de Ministros. Lo que ha conseguido, amén de asestar una nueva puñalada en la muy deteriorada credibilidad del PP por mor de la corrupción, es organizar un carajal en el PP canario. Me informan desde esas islas de que el antiguo amigo de Rajoy -ignoro si continúa siéndolo porque esto de la política lo tritura todo- anda moviendo el rabo para que sus personas de confianza sigan controlando al partido y, por ende, sean sus candidatos los que tengan opción a ocupar escaños.

Uno de ellos, Guillermo Mariscal, aparece en esa especie de trama para cobrar comisiones que encabezaba Vicente Martínez Pujalte (otro amigo personal de Eduardo Zaplana) y en la que al parecer también estaba la exdiputada vallisoletana Ana Torme: todo queda en casa. Unido el anterior asunto al obsceno caso de Arístegui/De la Serna la cosa empieza a cuadrar.

¿Puede el PP continuar así? Decididamente, no. Antes que discutir de programa alguno, propuestas concretas, los que lideran las mismas tienen que ser y estar limpios. ¿Es tan difícil de entender? Ahora entiendo el 'canguis' que le entró a Mariscal cuando hace unas semanas le transmitieron el mensaje:¡cuidado! Estaban delante el portavoz de UPN, Carlos Salvador, y José Ignacio Echániz, que no me dejarán por mentiroso.

Lo he escrito hasta la saciedad: el PP no puede navegar con esos grumetes y mucho menos con esos oficiales en el puente de derrota del navío. Se es diputado para trabajar 'stricto sensu' en la Cámara y conformarse con cobrar solo y únicamente lo estipulado por escaño. Y que su representación se ajuste a la realidad no sea que les vaya a ocurrir lo mismo que a García-Margallo, que solo se asoma por Alicante cuando los almendros florecen.

¡Refundación!