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Bálsamo para el quilombo catalán: dinero y besos
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Graciano Palomo

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Bálsamo para el quilombo catalán: dinero y besos

El asunto no es baladí. Si el independentismo catalán no tiene fuerza suficiente para echar un pulso al Estado español, ¿están seguros de que pueden enfrentarse con Francia?

Foto: Manifestación de la Diada en Lleida. (EFE)
Manifestación de la Diada en Lleida. (EFE)

Le pregunto a Rafael Catalá, muy activo políticamente tras coger las medidas del traje de ministro de Justicia, cómo van a encarar el que sin duda continúa siendo el principal problema de España: el órdago secesionista que ha llegado desde Cataluña.

Me mira con cara de halcón mesetario, sonríe pícaramente y contesta:

–Pasta y cariños… ¡Mucho cariño!

Punto. Vamos a ver en un futuro no muy lejano si esa fórmula en el más puro 'Rajoy style' funciona ante los discursos rufianescos que parece haber imitado con éxito y su particular 'made in Hudson' el hombre del pelambre descriptible.

Foto: Manifestación celebrada el año pasado en Perpiñán, Francia. (EFE)

El 'procés' continúa impertérrito –acabo de regresar de Cataluña– y los secesionistas no paran en resoluciones del Constitucional ni en cualquier otro requiebro que les llegue desde la legalidad española. Pero sí se detecta un rictus de canguelo porque parecen haberse dado cuenta ahora que España existe. La protesta de París ante el Gobierno de Madrid por las invocaciones de los separatistas catalanes reivindicando la “Cataluña francesa” es, desde mi modesto punto de vista, un elemento de primer orden. Me sorprende que la diplomacia gala, tan pagada de sí misma, haya podido mandar al palacio de la Moncloa esa protesta sin que se 'descaralle' nadie de risa. ¿No habíamos quedado en que el quilombo catalán era un “asunto interno” español ante el que se puede invocar la tradicional "doctrina Estrada"? ¡Vaya por Dios!

El asunto no es baladí. Si el independentismo catalán no tiene fuerza suficiente para echar un pulso al Estado español, ¿están seguros de que pueden enfrentarse con media garantía de éxito a la poderosa y jacobina Francia? Es la segunda potencia europea y España, la cuarta.

¡Ahí lo dejo!

Le pregunto a Rafael Catalá, muy activo políticamente tras coger las medidas del traje de ministro de Justicia, cómo van a encarar el que sin duda continúa siendo el principal problema de España: el órdago secesionista que ha llegado desde Cataluña.

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