El valor de un alcalde (Rentería)

Ha sido una de las escasas noticias alentadoras para continuar viviendo juntos. Por vez primera desde que la banda asesina ETA comenzara su interminable rosario de crímenes, uno de los que políticamente podríamos considerar “heredero”, Julen Mendoza, alcalde de Rentería (Guipúzcoa), ha dado un ejemplo de valentía (allí la vida en libertad no sigue siendo fácil) al homenajear en sede municipal a los caídos en defensa del aire limpio.

Las viudas y familiares del socialista Vicente Gajate y de los ediles populares José Luis Caso y Manuel Zamarreño fueron reconocidos por el alcalde de EH Bildu. Lo escribo sin tapujos: creo que el discurso del primer edil de Rentería era sincero y honrado.

La Historia siempre busca resquicios para restablecer la verdad y la justicia. Puede que llegue tarde, cuando el dolor ha sido esparcido por doquier, pero llega. Ha llegado. El valor demostrado del alcalde Mendoza cobra especial relevancia en estos tiempos de ira y enorme confusión. Como tal hay que contemplarlo. Supongo que habrá tenido muchos problemas entre ese entorno que le votó y en donde todavía pervive el odio y la sinrazón. No creo que sea un ejercicio de tacticismo en modo alguno. Es más, políticamente no creo que lo necesite. Si a los etarras no les tembló el pulso para apretar el gatillo o activar bombas, al hoy alcalde (con toda su insultante juventud) no le ha temblado el pulso para reconocer el dolor causado y hacerlo suyo. Esto es lo realmente importante, creo.

Hay mucho intríngulis en el gesto de Julen, creo. Quiero entenderlo así. “Si en algún momento no hemos estado a la altura de las circunstancias o no hemos acompañado correctamente a las víctimas en su dolor, pido perdón en nombre propio y del Ayuntamiento y haré todo lo posible para que esto no vuelva a ocurrir nunca…”.

Punto.

Frente a hechos sobran los argumentos.