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Orgía en los chicharros
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Javier Molina

Aprender a Invertir

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Orgía en los chicharros

Acudir a la bolsa, como si de un casino se tratase, es desgraciadamente algo común y repetido tanto dentro como fuera de nuestro mercado

Foto: Chicharros fritos
Chicharros fritos

No se mal piense el lector pues, para nada quiero ir por la parte morbosa del titular ni ofender sensibilidad alguna. Sin embargo, sí quiero exponer un estado de ánimo lujurioso que domina a una parte de los inversores locales, pues en la búsqueda de satisfacer el apetito vicioso por ganar más y más, se están alcanzado tintes de verdadera irracionalidad perversa. Desgraciadamente, los resultados finales de tal pasión desenfrenada no son, a tenor de lo que ha deparado la historia, tan buenos como se imagina uno.

Acudir a la bolsa, como si de un casino se tratase, es desgraciadamente algo común y repetido tanto dentro como fuera de nuestro mercado. Y como buenos jugadores, son los valores que cotizan a precios bajos los que mayor atracción ejercen sobre ese especulador, igual que los dados lo hacen en el casino. Mentalmente uno optimiza la rentabilidad/tiempo y asigna sus recursos de forma automática a ese tipo de valores. Si además puede ese aspirante a especulador, rodearse de un séquito de seguidores y demás soñadores a millonario, el camino está despejado. Los foros a tal efecto, sacan humo estos días. Vale la pena pasarse un rato por ellos y sentir el pulso de esa parte del mercado. La intuición, por supuesto, es la herramienta mayormente utilizada y que bien afinada, nunca falla.

Si uno se da una vuelta por el exterior, la verdad es que el comportamiento no difiere mucho. La imaginación es, tal vez, más ingeniosa y aparecen “cazadores” de candidatos a especuladores (de esos también los tenemos aquí). Fíjese en el siguiente reclamo… ¿cómo no caer ante tal éxito cosechado por el tipo? ¡Todos quieren ser él!

Curiosamente, los consejos que se dan no son tan malos y, abstraídos por un momento del objetivo del predicador, hasta los consideraría como buenos si la estrategia fuera otra distinta a la de participar en chicharros. Esos van desde la idea de realizar un buen análisis del valor, tener un plan establecido, observar que en la SEC no se registra ningún tipo de información negativa, definir unas pérdidas máximas a soportar o evitar la influencia de emociones. Sin embargo, otros son más curiosos y delatan inconsistencia en el discurso. Desde la idea de observar cuales de esos valores compran los “millonarios” para hacer lo mismo, hasta que no debe invertirse más de un 20-40% de tu cartera en un solo valor…

Así las cosas, estudios realizados hace un tiempo, intentando ver la relación entre factores socio-económicos y psicológicos con respecto a la inversión en chicharros (penny stocks) en Estados Unidos, muestran como los inversores con menos recursos económicos toman posiciones de mayores riesgos, sin atender a la volatilidad y asimetría de los rendimientos, buscando resultados rápidos al estilo lotería. El peor comportamiento de sus posiciones les supone cerca del 32% de sus ingresos, frente al 1,7% que sufren los inversores con mayores recursos. Al final, se concluye que aquellos jugadores de casino o de lotería tienen, en los chicharros, su particular forma de seguir “jugando”.

En verano ya comenté algo de este tipo de acciones dando algunos ejemplos de lo que había sucedido con los precios. Pero el actual momento dulce que vive la mayoría de estos chicharros, está provocando verdaderos momentos de ímpetu desproporcionado que ha provocado revalorizaciones que van desde el 20% hasta el 400% en pocas semanas. Un verdadero frenesí del que muy pocos especuladores de ese tipo, ha podido escapar.

Es muy interesante ver cómo existen verdaderos profesionales del juego. Desde los que han programado su propio algoritmo para operar en esos títulos, hasta los que se dedican a buscar el siguiente objetivo una vez abierta la veda. Y realmente, si nos fijamos en unos cuantos de estos gráficos de valores que no tienen nada que ver, salvo por esa condición de chicharro, sí existe una pauta de comportamiento que esos profesionales pueden explotar.

Observe estos tres casos de valores diferentes. Amper, Dogi e Inypsa. A lo que se dedican y sus cuentas no importan para nada. Sin embargo, observando meramente los graficos de precios y sin realizar análisis alguno, sí vemos la misma pauta de comportamiento. Valores medio muertos durante un buen tiempo, con rango de precios muy estrechos y volumenes apagados. De repente, en octubre vemos incrementos de volumen con leves variaciones de precios. Primera señal de que algo se está cociendo. Y a finales de Noviembre y principios de Diciembre, el gran salto. El último, Inypsa, tarda unos días más en saltar. De repente, vemos como Amper pasa de 0,12 a 0,19 (+58%). Dogi de 2 a 4 (de 1 a 5 si vamos a Octubre) y el otro pasa de 0,16 a 0,25 (+56%). Todos con fuerte incremento de volumen en esos días mágicos.

En el caso de los dos últimos, tras lograr esas zonas de máximos, se producen descargas que llevan a comerse parte de lo recorrido. Ya tenemos a los primeros ganadores y a los primeros enganchados. En el caso de Amper, sigue la fiesta y, en los foros, unos se animan a otros bajo la idea de que todos son parte de ese movimiento.

Pero no sólo hablamos de esos pocos casos, pues basta que uno se pasee por el mercado continuo para ver que, ese comportamiento, se ha repetido y repite en casi todos los chicharros de la bolsa. Fíjese en estos otros casos. Similares pautas.

En este último caso, Codere, ya se van incrementando los damnificados pillados en la zona de 1,00 y cotizando ahora por la zona de 0,78. Sin embargo, eso no es obstáculo para que, nuevos y viejos especuladores se dediquen a buscar el casino más cercano. ¿Será Sniace? ¿O tal vez Urbas? Ahí reside la gracia del juego y de la avaricia del jugador. No ha terminado una partida y quiere jugar otra diferente en el sueño de que, esta vez sí, me toca.

No dudo que habrá parte de esos aventureros que obtendrán algún resultado positivo, pero por norma no será general ni constante en el tiempo y, debido a que la mayoría llega siempre tarde nos encontraremos pasado el momento de euforia, con verdaderos dramas. Basta echar un vistazo a esos mismos gráficos para ver de dónde vienen los precios.

Así las cosas, recuerdo que cierto analista indicaba que cuando se produce esa orgía chicharrera, era síntoma de agotamiento de tendencia. Como si fueran los últimos coletazos de la tendencia actual. No sé si será verdad o no, pero pese a que tal vez merezca un estudio, lo único cierto es que existe una codicia desmedida en mercado buscando, no ya el colocar los ahorros de la mejor forma sino, sacar lo máximo en el menor tiempo posible. Avaricia, codicia, apuestas y chicharros no son buenas cosas cuando uno se acerca al mercado. No se deje llevar por la alegría del momento pues, como la ilusión por ganar la lotería, es totalmente efímera y al final, acabamos por agradecer que tenemos salud y el bolsillo vacío.

Buenas fiestas a todos

No se mal piense el lector pues, para nada quiero ir por la parte morbosa del titular ni ofender sensibilidad alguna. Sin embargo, sí quiero exponer un estado de ánimo lujurioso que domina a una parte de los inversores locales, pues en la búsqueda de satisfacer el apetito vicioso por ganar más y más, se están alcanzado tintes de verdadera irracionalidad perversa. Desgraciadamente, los resultados finales de tal pasión desenfrenada no son, a tenor de lo que ha deparado la historia, tan buenos como se imagina uno.

Inversores Rentabilidad Inypsa