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Cómo se hacen los grandes negocios en Rusia: segundo juicio entre oligarcas
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Marc Garrigasait

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Cómo se hacen los grandes negocios en Rusia: segundo juicio entre oligarcas

¿Cómo pudo Roman Abramovich, el dueño del Chelsea, con apenas 29 años comprar la gran empresa petrolera rusa Sibneft por apenas 100 millones de dólares?

¿Cómo pudo Roman Abramovich, el dueño del Chelsea, con apenas 29 años comprar la gran empresa petrolera rusa Sibneft por apenas 100 millones de dólares?

Nunca entendí como jóvenes empresarios rusos tuvieron el poder para controlar a las grandes empresas del país y menos que las adquiriesen en privatizaciones del estado.

Por fin, podemos entender en gran medida cómo funcionan los círculos de poder, lo que permite entender cómo es posible que diversos jóvenes empresarios, algunos menores de 30 años, se adueñaran de las principales joyas de la corona en Rusia, las empresas propietarias de todas las materias primas de un país cuya extensión equivale a la de un continente.

¿A qué se debe que podamos averiguarlo? la respuesta es que las luchas por el poder y el dinero han provocado que varios oligarcas se denuncien mutuamente en los tribunales de Londres, donde residen muchos de ellos, con el objeto de reclamar cifras millonarias por acuerdos rotos. El juicio típico es la denuncia de un “padrino” veterano que denuncia al joven oligarca a quién protegía tanto físicamente como políticamente. También podríamos pensar que estos “padrinos” usaron a los jóvenes para quedarse con las propiedades del Gobierno, al ponerlas a su nombre y ahora quieren recuperar parte de lo que consideran suyo.

El primer juicio fue la denuncia de Boris Berezovsky a Roman Abramovich, que ganó este último, seguramente porque la mayoría de pactos eran secretos o de palabra y, por tanto, difícilmente demostrables ante un tribunal.

En ese juicio, se oyó la palabra maldita, las traductoras del ruso al inglés no sabían muy bien como traducir la expresión “krysha”, que significa algo así como “protección” y suele relacionarse con la mafia rusa o el crimen organizado.

De Berezovsky se decía que era el hombre más temido de Rusia en los años 90. Abramovich reconoció que contrató la “krysha” o “protección” de Berezovsky.

Los más famosos oligarcas de la era Putin incluían a Roman Abramovich, Oleg Deripaska, Mikhail Prokhorov y Vladimir Potanin y Vitaly Malkin.

Mikhail Prokhorov, que suele atracar su yate en Ibiza cada verano, es el dueño del equipo de la NBA New Jersey Nets, que este año pasará a llamarse Brooklyn Nets

Roustam Tariko, uno de los empresarios rusos mas exitosos, creador del Vodka Standard y propietario del Russian Standard Bank, es una “rara avis”, ya que no creó su imperio gracias a las privatizaciones del Estado sino que lo inició desde cero.

El segundo juicio entre oligarcas rusos nos ayuda a confirmar el funcionamiento de los grandes negocios en Rusia. Michael Cherney ha denunciado a Oleg Deripaska y le pide 1.200 millones de dólares por apropiarse de su parte de las acciones de Rusal, el mayor productor de aluminio del país. Según Cherney, el 20% de Rusal era propiedad suya aunque la mantenía Deripaska a su nombre.

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Deripaska, en cambio, argumenta que en lugar de ser socios fue extorsionado. Relata que Cherney y sus dos asociados, Anton Malevsky y Sergei Popov, le forzaron a pedir “krysha” o “protección” después de las amenazas recibidas a mediados de los años 90.

Los abogados de Cherney aportan como pruebas en el juicio fotografías y vídeos que prueban que coincidieron en bodas, o que Deripaska nombró a Popov padrino de su segundo hijo. Cherney explicó que Deripaska usaba una tarjeta de crédito de una sociedad suya.

Otra prueba importante en el juicio es el pago de 250 millones de dólares hecho por Deripaska a Cherney después de una reunión en 2001 en el Hotel Lanesborough en Londres. Según Deripaska, éste era el último pago por la “krysha” o “protección” que recibía de Cherney. Deripaska explica que su socio Valery Tokarev fue tiroteado y quedó gravemente malherido entonces.

Cherney es acusado por Deripaska de ser un criminal que lo chantajeaba y que formaba parte del sindicato mafioso Izmaylovskaya.

Oleg Deripaska llegó a ser en 2008 la mayor fortuna de Rusia, pero el exceso de endeudamiento casi lo lleva a la bancarrota en 2009 y 2010, aunque parece que finalmente lo ha superado. En la sorprendente recuperación de Deripaska ayudó su venta parcial de Rusal, el gigante del aluminio, en una OPV en la bolsa de Hong Kong.

En el año 2006, Deripaska intentó quedarse con la compañía norteamericana Chrysler pero las autoridades norteamericanas no le permitieron la entrada al país. Según el Wall Street Journal, el motivo fue su pertenencia al crimen organizado ruso.

Deripaska vive en Moscú y mantiene una mansión en Belgrave Square en Londres, que perteneció originalmente al los Duques de Bedford. George Osborne, el ministro de economía británico, estuvo alojado en el yate de Deripaska, lo que provocó un escándalo en Londres por la financiación del partido británico.

Deripaska declaró en 2008 que la culpa de que varios oligarcas hayan emigrado de Rusia o estén en prisión es solo suya, “por no entender cómo funciona Rusia y hacer cosas que molestan a otros”.

Para entender cómo funciona Rusia, aquí podéis ver el tremendo vídeo en el que Vladimir Putin humilla públicamente a Oleg Deripaska delante de las cámaras de TV, para que firme un acuerdo en un conflicto sindical en una de sus fábricas de aluminio.

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Cherney es un fugitivo de la Interpol que es reclamado por las autoridades judiciales españolas por la “operación avispa” de blanqueo de dinero ruso. Actualmente, vive en Israel y declara en el juicio por videoconferencia, ya que en el caso de viajar sería detenido por la Interpol.

Cuando conoces la historia de los oligarcas huidos de Rusia, entiendes por qué compran clubes deportivos, como el Chelsea FC en el caso de Abramovich o del equipo de los Nets de la NBA por parte de Prokhorov. Son, seguramente, sus inversiones más ruinosas, pero al mismo tiempo las mejores inversiones de sus vidas. La notoriedad que les proporcionan les salva la vida al conseguir un gran protagonismo en los países occidentales.

¿Cómo pudo Roman Abramovich, el dueño del Chelsea, con apenas 29 años comprar la gran empresa petrolera rusa Sibneft por apenas 100 millones de dólares?