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Cómo las baterías van a cambiar el mundo y nuestras vidas
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Kike Vázquez

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Cómo las baterías van a cambiar el mundo y nuestras vidas

El desarrollo de las baterías está provocando grandes cambios, revolucionando el sector automovilístico o el energético. Y esto solo acaba de empezar

Foto: Experimento con agua y un rayo eléctrico. (EFE)
Experimento con agua y un rayo eléctrico. (EFE)

¿Es Tesla el futuro? Esa era la pregunta que encabezaba uno de los artículos realizados en esta sección en el pasado abril. La conclusión era que el anuncio de la compañía californiana del Model 3 podía obligar al resto de la industria a reaccionar, desarrollando mejores baterías y haciendo vencedor al coche eléctrico, y muy probablemente también a la propia Tesla.

Cada día que pasa damos un paso más en esa dirección, véase por ejemplo la última noticia al respecto: VW anuncia una inversión multimillonaria para que en 2025 una cuarta parte de las ventas provengan de vehículos eléctricos, lanzando al mercado más de 30 modelos en los próximos 10 años y tratando con ello de ser líder del segmento. Claramente algo está cambiando, y muy rápido.

Pero Tesla y VW no están solos, ni el cambio se limita al coche eléctrico. Entre bambalinas estamos leyendo noticias que indican que está comenzando una gran revolución en el almacenamiento energético que amenaza con ser una auténtica disrupción en el mundo que conocemos. Puede parecer exagerado pero, la caída de costes y las potenciales aplicaciones existentes, así lo presagian.

La reducción de costes, la inversión efectuada y las potenciales aplicaciones convierten a las baterías en un más que probable ‘boom’ en los próximos años

De hecho hay actores involucrados de lo más insospechados. A los fabricantes de automóviles, a los típicos fabricantes como Samsung o Panasonic, se les están uniendo competidores como son el gobierno chino, la alemana BMZ y su nueva ‘gigafactoria europea’ (mucho más modesta que la de Tesla), un departamento secreto dentro de Google y otras tecnológicas (se sospecha que Apple también está interesada), o la petrolera Total, quien ha realizado inversiones en empresas como Sunverge, Sunpower (solar) y especialmente, en el último mes, en una de las líderes del almacenamiento Saft, pagando 950 millones de euros.

¿Qué está pasando para que actores de lo más variopintos se estén interesando de esta manera por un sector tan aburrido como el de las baterías? No se lo tomen al pie de la letra, pero da la impresión de que el sector está a punto de explotar. En el buen sentido, claro. Y es que la reducción de costes, la inversión que se está efectuando y las potenciales aplicaciones convierten a las baterías en un más que probable ‘boom’ en los próximos años.

En 2014 vimos cómo en diversos países del mundo, entre los que se encuentra España, la energía solar había alcanzado el ‘socket partity’ o ‘grid parity’, esto es, el precio proveniente de fuentes fotovoltaicas es inferior al pagado de media en la red sin subsidios. No solo en nuestro país, también en otros con un mínimo de horas de sol como Alemania, donde se está viviendo una auténtica revolución, y muy pronto también en otros tan poco intuitivos como Reino Unido. ¿Por qué? Un círculo virtuoso provocado porque, una vez caen los costes, hay más inversores interesados en desarrollar la energía, lo que lleva a nuevas caídas, más inversión…

Este círculo virtuoso se está reproduciendo en el almacenaje de energía. Así, una batería de un vehículo eléctrico rondaba los 1.000 dólares / kWh hace 5 años, hoy se sitúa en torno a 300 - 400 dólares y en 2025 se estima rondará los 172 dólares. En almacenamiento industrial Toshiba realizó una prueba piloto en 2012 con un coste de 5.000 dólares el kWh, hoy hablamos de casi 10 veces menos, siendo la cifra mágica, según Citigroup los 230 dólares / kWh. ¿Por qué? Porque así será competitivo a nivel industrial y su uso se masificará.

La energía solar está viviendo un auténtico boom en muchos países por la rápida caída de costes, algo que se está reproduciendo en las baterías. Teniendo en cuenta además el incremento de la inversión que estamos observando en los últimos tiempos (y que a medida que se incremente la competitividad de la tecnología más inversión habrá), hace pensar que entraremos en el mencionado círculo virtuoso muy pronto. Probablemente antes de 10 años las baterías se harán competitivas para uso industrial, para el hogar y para el automóvil. De hecho, según las estimaciones, simplemente con la ‘gigafactoria’ de Tesla nos situaremos próximos al objetivo.

Solo hay que pensar cómo en 1990 una batería de Litio-Ion costaba en torno a 2.000 dólares / kWh y 20 años más tarde se redujo a la décima parte, masificando los productos electrónicos en movilidad o el teléfono móvil. La evolución reciente es aún más dramática, existen multitud de nuevas tecnologías en estudio, ¿alguien se imagina qué podría ocurrir si con una caída de precios inferior hemos visto el boom de los teléfonos móviles?

La energía solar está viviendo un auténtico boom en muchos países por la rápida caída de costes, algo que se está reproduciendo en las baterías

Algunas pistas ya las tenemos en el presente artículo: el coche eléctrico puede ser omnipresente. Cierto es que no será de un día para otro, ni será para todo el mundo, pero si en 5 - 10 años hablamos de vehículos de 600 km de autonomía real y con un coste similar al de uno tradicional, algo nada descabellado, sin duda se harán masivos. Si la evolución de las pequeñas baterías de Litio-Ion fue la clave de los teléfonos móviles, el desarrollo de las grandes puede ser la clave del futuro de la automoción.

Otra revolución en ciernes puede ser el de las energías renovables. Por algo será que gigantes como E.ON se centran en ellas. Si unimos el ‘grid partity’ de la energía solar, a un coste de almacenamiento competitivo, obtenemos como resultado la independencia energética. Hablamos tanto de hogares (¿se imaginan decir adiós a las facturas mensuales?), como a nivel geoestratégico (¿se imaginan dejar de depender de los países petroleros?).

Esto podría ser un cambio similar al que vimos con el frigorífico en la alimentación

No solo eso, un almacenamiento a nivel industrial competitivo no solo puede abaratar la factura de las empresas redundando a su vez en su propia competitividad (y en España tenemos mucho sol, por lo que podemos ser mejores que otros países y atraer la inversión), también puede repercutir en una mejora del funcionamiento de la red eléctrica. Actualmente su funcionamiento es caro porque tiene que casar oferta y demanda, con mejores baterías no sería necesario. Esto podría ser un cambio similar al que vimos con el frigorífico en la alimentación.

¿Se imaginan olvidarse de las facturas mensuales? ¿Se imaginan una energía barata? ¿Se imaginan una red eléctrica con menores costes? El coche eléctrico. Que los países pobres puedan desarrollar infraestructuras energéticas con inversiones inferiores a las actuales. ¿Se imaginan un mundo verde? Suena a campaña política, muy de moda en estos tiempos, pero realmente hay datos para pensar que el desarrollo de las baterías va a cambiar nuestras vidas. Muy pronto lo veremos.

¿Es Tesla el futuro? Esa era la pregunta que encabezaba uno de los artículos realizados en esta sección en el pasado abril. La conclusión era que el anuncio de la compañía californiana del Model 3 podía obligar al resto de la industria a reaccionar, desarrollando mejores baterías y haciendo vencedor al coche eléctrico, y muy probablemente también a la propia Tesla.

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