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Una oferta que no puede rechazar
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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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Una oferta que no puede rechazar

El día 26 de enero de este año escribí un post titulado Back to the USA, recomendando tener una exposición importante a la renta variable norteamericana.

El día 26 de enero de este año escribí un post titulado Back to the USA, recomendando tener una exposición importante a la renta variable norteamericana. Entonces me basaba en expectativas. Ahora cada dato que sale las va convirtiendo en realidades.

La caída del paro ya es tendencial. Sólo hay que ver un gráfico. El crédito fluye con normalidad y a tipos de interés históricamente bajos. La construcción de viviendas muestra un gran dinamismo porque se acaba el stock de viviendas nuevas. Suben los precios inmobiliarios. El sector servicios, que representa el 90% de la economía de EEUU, es ya el protagonista del crecimiento. Y, por si todo esto fuera poco, las nuevas tecnologías de extracción revolucionan el sector energético y las industrias relacionadas con él. La economía norteamericana no tardará en entrar en velocidad de crucero con un crecimiento del 3% y sin presiones inflacionistas. Y ahora, con una confirmación técnica que no teníamos entonces y que, de consolidarse, podría ser la primera vez que se produce en 40 años: la entrada en un periodo bursátil alcista de largo plazo. 

Un poco de análisis técnico

Observen, por favor, este gráfico del SP 500:

 

Es el índice S&P 500 desde el año 1940. Jamás, desde entonces, se había dado una situación similar a la que se dio en la década de los 70 y su resolución alcista, que se prolongó a lo largo de los años 80 y hasta finales de los 90, que es cuando explotó la burbuja de las punto.com (y con un importante traspiés en 1987). Es un movimiento técnico que no se había dado hasta hoy. En aquel momento, el índice se movió en una banda de fluctuación que duró aproximadamente 10 años, para finalmente romper al alza y marcarse un movimiento alcista de muy largo plazo que duró, como digo, la friolera de 18 años. Obviamente, entre medias hubo años malos, pero el que invirtió a principios de los 80 seguro que no estaba arrepentido a finales de los 90.

Observemos de nuevo el gráfico: la primera línea roja es la que dibuja el techo que estableció el mercado en la banda de fluctuación que se inicia en los años 70 y que finalmente se rompe al alza alrededor del año 1982. La segunda es el techo de la que nos ha tocado vivir a lo largo de los últimos 12 años, marcada por caídas muy importantes (crisis subprime, crisis del euro...) y recuperaciones no menos espectaculares. Pero al final, al llegar a niveles de 1570 en el S&P, siempre se acababa la fiesta.

¿Y por qué ahora va a ser diferente?

Para explicar los motivos por los que en esta ocasión podríamos consolidar el cambio de tendencia hay que cambiar de tercio, dejar el análisis técnico y centrarnos en el fundamental. Veamos primero qué ocurrió en los 70 y qué fue lo que cambió en los 80.

Vaya por delante que en una parte importante de esa época yo estaba en el colegio, y seguramente con pantalón corto, así que mi referencia no es vital, es histórica, pero sí recuerdo los comentarios en casa sobre la crisis del petróleo, Irán, el Ayatola Jomeini y que los EEUU andaban metidos en una importante crisis existencial y tenían un presidente indeciso y mucho más preparado para épocas de bonanza que para años de plomo. Era Jimmy Carter. El caso es que la economía americana vivía una situación de estancamiento, que encima iba acompañada de altísima inflación -stagflación (stagflation plus inflation)-, generada especialmente por la subida del precio del petróleo. Imagínense el panorama. No se podía utilizar la política monetaria para salir del agujero -ahora sí- (para más información sugiero lean mi artículo La bañera), y encima, en el circo crecían los enanos, porque la situación geopolítica era terrible. Basta ver la película Argo de Ben Afflek, de reciente emisión, para ponerse en situación. Las cosas estaban francamente mal en el plano político.

Pero llegan los 80 y se producen dos cambios fundamentales: uno que Ronald Reagan gana las elecciones y, dos, que a continuación nombra presidente de la reserva federal a Paul Volcker, uno de los mejores presidentes que ha tenido la Fed. Y pese a sus defectos -que los tenía-, Reagan probablemente ha sido uno de los mejores presidentes de los EEUU. O de los más afortunados, que en la vida la suerte importa (aunque suele estar del lado de los valientes).

Reagan y Volcker sí que eran gente dura, decidida y con madera de líderes, cada uno en lo suyo. No les voy a aburrir explicando cómo actuaron para sanear la economía y volver al crecimiento teniendo que lidiar a la vez con un problema de hiperinflación. Lo importante es que lo consiguieron. Y el mercado empezó primero a descontarlo y luego a valorarlo. EEUU vivió épocas de prosperidad y alzas bursátiles, que luego fueron a más con la llegada de un gran presidente demócrata, Bill Clinton, y con un presidente de la Fed, Greenspan, que desde luego al inicio hizo un buen trabajo, aunque luego me temo que se relajó demasiado (aunque cuidado, quien hace las leyes para prohibir engendros como las subprime o las cajas de ahorros son los políticos, no la Fed o el Banco de España).

La situación actual se parece mucho a la de entonces. Nuestros años del plomo se inician con el estallido de la burbuja punto.com, luego vienen las subprime y luego el mercado se da cuenta de que la Europa del euro es un castillo de naipes donde las cigarras conviven con las hormigas y no manda nadie en particular. Y con una clase política que pone la carne de gallina. En EEUU, la crisis ha sido mucho más económica que política -Obama es un buen presidente, en mi modesta opinión-, pero sin duda, la situación económica ha sido muy grave. Pero entonces comienzan los cambios.

No voy a entrar en detalle porque tienen todo o casi todo mi argumentario en los artículos Back to the USA (que, por cierto, debería ser “in” the USA, pues me inspiré para el título en el rock & roll de Chuck Berry) y La bañera, pero se resumen en:

En este último punto, me refiero a cómo los norteamericanos han aprendido a competir con los países emergentes sin necesidad de jugar su juego, es decir, los norteamericanos no han tomado el modelo de competir en precio empobreciendo a sus ciudadanos, sino que han usado un método mucho mejor: la inteligencia. La inteligencia para crear IPhones; la inteligencia para buscar fórmulas para ser competitivos en la industria manufacturera, mediante el constante aumento de la productividad con ayuda de la tecnología; la inteligencia de saber llevar a cabo una política monetaria firme y adaptada a los riesgos reales y no imaginarios de la economía, etc. Respecto al resto, como digo, están suficientemente explicados en los artículos mencionados anteriormente.

Una oportunidad que no debe perderse

En una magnífica película, El Padrino, Marlon Brando decía eso de “le haré una oferta que no podrá rechazar”. Pues parafraseando alseñor Corleone, si el techo de los 1.570 puntos del S&P se convierte en el suelo de una nueva tendencia alcista, es decir, si se consolida el cambio de tendencia, cualquier persona cuyo perfil de inversión le permita asumir cierto riesgo bursátil no debe dudarlo: debe tener renta variable USA en su cartera de fondos, de valores o en su plan de pensiones. Oportunidades como esta no se dan tantas veces. Es una oportunidad que no puede rechazar. Sólo necesita que le asesoren bien en la elección del fondo -esto no es el Ibex– y en la conveniencia o no de cubrir la divisa, es decir, de tener un fondo que le afecte o no la evolución del dólar frente al euro, asunto importante cuando se invierte en activos extranjeros. Pero los índices norteamericanos y las expectativas de la economía USA -crecimiento suave, consistente y de momento no inflacionista– tienen, en mi opinión, una pinta excelente. Como para no perdérselo.

Que pasen un buen fin de semana.

El día 26 de enero de este año escribí un post titulado Back to the USA, recomendando tener una exposición importante a la renta variable norteamericana. Entonces me basaba en expectativas. Ahora cada dato que sale las va convirtiendo en realidades.