Es noticia
¡Vaya, parece que llega otro pato!
  1. Mercados
  2. Telón de Fondo
Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

Por

¡Vaya, parece que llega otro pato!

Dejando fuera el caso de Grecia, todo parece indicar que llega otro pato a Europa. La bolsa tiene tendencia alcista y se mueve al ritmo del QE, que todavía es lento

Foto:

Vamos a suponer por un momento que los problemas de una economía que representa sólo el 2% del PIB de la zona euro no son suficientes para dar al traste con todo el proyecto euro. Tiene cierta lógica. De hecho, lo que no resulta tan lógico es que algo de la importancia histórica y económica como es el euro, descarrile por ese 2% que representa Grecia en la Eurozona. En todo caso, pone de manifiesto que no se pueden tomar decisiones económicas -como compartir una divisa- basándose en criterios políticos, del tipo “cómo eres europeo, pues hala,al euro, estés o no preparado para asumir tanto las ventajas como los inconvenientes”.

Lo segundo que se ha puesto en evidencia es que cuando se inicia un proyecto de esta magnitud hay que dejar abierta la puerta a una revisión. Aunque sólo sea una, porque obviamente si son muchas podrían quitarle solidez a la idea. Pero, en el fondo, no sólo rectificar es de sabios. Es que es lógico que cualquier modelo de negocio totalmente novedoso se ajuste con el tiempo a su implementación. Seamos humildes. Y realistas. Nadie acierta al 100% en un modelo de negocio nuevo a la primera. Ni tampoco los accionistas que empiezan son siempre los mismos al principio que unos años después. Y no se me rasguen algunos las vestiduras por comparar el euro con una empresa.

A falta de una verdadera unión política, la realidad es que el euro es un proyecto 100% económico. No puede compararse en este sentido la Unión Europea con los Estados Unidos, donde dólar y país son lo mismo. Aquí hay una unión política, sí, pero el euro es un club dentro de esa unión. Y no tiene nada de malo mientras no se confunda una cosa con la otra. Ya llegará el día en que todos los países de la Unión estén en el euro. Pero en el momento adecuado. No se pueden juntar churras con merinas por el simple hecho de que todas son europeas de nacimiento.

Así que pongámonos en el –teóricamente– peor de los escenarios: Grecia tiene que salir del euro. ¿Significa eso que todos los demás países, que, con sus más y sus menos, han cumplido las expectativas, compromisos y dolorosos ajustes, deben abandonar una idea que, incluso mal planteada, ha sido positiva en términos generales?Y la diferencia en términos económicos entre Grecia y el último de la fila europea es abismal.

Es más: el problema de una salida de Grecia del euro es más la falta de un plan serio y organizado que tuviera en cuenta esta eventualidad, y no tanto la salida en sí. Como siempre digo, habría salido más rentable, a la larga, que los 240.000 millones prestados fueran una ayuda para que este país iniciara un nuevo camino dentro de la UE, pero fuera del euro. Europa –y quién no reviso las cuentas del país heleno– tiene su responsabilidad en haber tomado una decisión económica basada en criterios políticos. Más vale un no a tiempo que lo que estamos viviendo, especialmente los griegos, que son los que más lo sufren.

Asumido que no se hundiera el proyecto económico común europeo por una salida de Grecia del euro, y que el tema se limitara a muchos titulares en prensa y una fuerte corrección bursátil inicial, es perfectamente posible que inversores y analistas se percataran posteriormente de que librarse de ese lastre condonando directamente parte de la deuda griega a cambio de su salida podría ser muy positivo tanto para la Eurozona como para los griegos, que, desde luego, no parecen muy contentos con las obligaciones que implica pertenecer al club. Si pensamos en esos términos, entonces les sugiero echen un vistazo a este gráfico:

El índice SP 500 (EE.UU, línea negra) y el Eurofirst 300 (Eurozona, línea roja): ¿viene un pato europeo detrás del norteamericano?

Fuente: Bloomberg

Hace ahora año y medio escribí un artículo titulado “Parece un pato, se mueve como un pato… ¡probablemente es un pato!”. Llevaba tiempo recomendando la renta variable norteamericana (ver "Back to the USA"), pero un nuevo análisis me llevó a la conclusión de que no sólola bolsa norteamericana era alcista, sino que entraba en un periodo alcista de largo plazo. No voy a aburrirles explicando los motivos. Sólo tienen que hacer “click” en el enlace “del Pato” y ahí tienen toda la información. No fue una “bola de cristal”, como dicen los analistas cuando no quieren “mojarse” y obviamente podría haber resultado una conclusión errónea. Pero no lo ha sido. Y no digo “afortunadamente no lo ha sido” porque esto nada tiene que ver con la suerte, sino con realizar una inversión –o en esta caso incrementarla- si se acumulan la probabilidades a favor. Es un trabajo de información, análisis y cálculo de probabilidades, si bién la intuición, la psicología de masas y la experiencia ayudan mucho. Pero no es una “bola de cristal”.

El caso es que, si miramos a la línea roja del gráfico, que es la del índice de la Eurozona, y nos olvidamos momentáneamente de Grecia, de Varoufakis, de Tsipras y de ese 2% -que parece que fuera el 20%- de la economía europea, el caso es que, efectivamente parece un pato. Un pato que va con retraso (el del BCE), con un pesado lastre (la política, los políticos y Putin) y de ahí que vuele más bajo y más despacio. Pero tiene aspecto de pato y parece que sube. Es más, se está acercando a donde llegó la última vez que voló tan alto. Y esta vez podría batir su record, pese al lastre. O porque suelte lastre.

Se mueve como un pato porque se mueve al ritmo de QE, como en su día hizo la bolsa norteamericana. Ellos, que no se andan con chiquitas, vieron rápidamente que, o actuaban, o se les iba a poner cara de japoneses (por lo de la deflación y el estancamiento). No cometieron el error de los nipones. El señor Bernanke dijo –literalmente- que haría todo lo que hiciera falta para evitarlo (la famosa frase es suya, Draghi solo la repitió años después al prometer salvar el euro de su crisis) –y, como la Reserva Federal pone el dinero donde pone sus palabras, lanzó su primer QE allá por el año 2009. Funcionó– ayudado, qué duda cabe, por cambios estructurales en la economía norteamericana (ver “Back to the USA”). Y hasta hoy, es decir, una subida del 207%, que se dice rápido

Vaya por delante que si hace cierto tiempo que recomiendo dar un peso importante a las bolsas Europeas (ver “La Hora de Europa II”) no es porque piense que vayan a hacerlo tan bien como lo han hecho las norteamericanas. Lo hago porque en el mercado norteamericano la mayoría de las buenas noticias están descontadas y, por lo tanto, incluidas en los precios. En cambio, en Europa, no (suponiendo que Grecia no sea la grieta que hunda el barco). Quedan cosas por descontar (ver “Y después del QE europeo... ¿qué?”). Según se vayan descontando, la línea roja se irá acercando a los máximos del año 2000 y de 2007 y luego, si los políticos no lo estropean, podría perfectamente romper ese techo y tendríamos un pato largoplacista.

Los motivos por los que creo en un mercado alcista europeo –con permiso de Grecia– pero no de la potencia del norteamericano son:

  • La política. Aunque se supere por las buenas -o por las malas- el “problema griego”, la austeridad seguirá dando votos a partidos extremistas como Podemos o el Frente Nacional en Francia. Pero dudo mucho que en próximas elecciones ninguno de ellos llegue a quedarse a dos escaños de la mayoría absoluta, como Syriza, y que una cosa son las encuestas y otra votar a Pablo Iglesias para presidente del gobierno. Pero, aunque su potencial de votos podría situarlos sin duda en gobiernos de coalición, nadie de un partido “normal” –y lo entrecomillo porque lo de “normal” es muy relativo en estos lares- aceptaría que en los términos del acuerdo de coalición se incluyera no pagar la deuda externa o salir del euro. Pero seamos realistas: la política va a ser un lastre que no ha tenido la bolsa norteamericana. También está el tema de Ucrania, pero algo me dice que a Putin le ha bajado la testosterona a medida que bajaban el rublo, el petróleo, las materias primas, la bolsa de Moscú y la probabilidad de que los norteamericanos se cansen y armen a los Ucranianos anti rusos. Yo creo que Putin está esperando como agua de mayo la visita que le van a hacer Merkel y Hollande, a ver si le ayudan con lo de las sanciones a cambio de bajar sus ímpetus nacionalistas.
  • Otra razón es que no es comparable el mecanismo de transmisión norteamericano de la acción monetaria (QE) a la economía real con el europeo. La economía norteamericana es dinámica y premia al emprendedor y la empresa. La burocracia, comparada con Europa, es mínima, no hay el marasmo de regulaciones que hay aquí, y mucho menos el de España (una pena no haber utilizado la mayoría absoluta para haber cambiado eso)
  • Aquí los impuestos son muy altos y no los baja ni el “tato”. Hay que mantener los “pesebres políticos”. Y eso cuesta mucho dinero.

Afortunadamente –y aquí sí que ha tenido que ver la suerte– el QE europeo coincide con la bajada del precio del petróleo, lo que mitigará, en parte, todo lo anterior, porque nada como dinero en el bolsillo de los consumidores para que las medidas financieras se trasladen a la economía real. La mejora de las expectativas ayuda a que los consumidores gasten o pidan créditos, a los bancos a darlo y a las empresas a pedirlo, sea para ampliar instalaciones, plantilla o invertir en tecnología. De nada sirve que haya dinero en el sistema si no va al consumo y la inversión empresarial. La mejora de renta disponible generada por la caída del precio de los carburantes engrasará el enmohecido mecanismo europeo. Las reformas, aunque son pocas y lentas, también pondrán su granito de arena.

En fin, que este pato probablemente vuele más despacio, pero tiene la ventaja de que acaba de levantar el vuelo. Si no hay cazadores políticos dispuestos a dispararle –y habrá que vigilar los alrededores– el vuelo puede dar bastante de si. De hecho ya lo ha dado. Mientras despegaba, descontaba que Europa no se hundía, que el euro sobrevivía y un posible QE, y se ha revalorizado un 125%, nada más y nada menos (desde mínimos del año 2009, ver gráfico) Parece mucho, pero miren de nuevo el gráfico: quién invirtió a mediados del año 2000 en la Eurozona todavía está en pérdidas. Y a largo plazo –décadas– esta demostrado que la rentabilidad media de la bolsa europea se mueve en el entorno del 8%/9% anual, como la mayoría de mercados desarrollados. Hay mucho camino que andar todavía para volver a la media, considerando que llevamos “planos” o en pérdidas desde el 2000. Pero hay motivos para pensar que el proceso se ha iniciado.

¡Buen fin de semana!

Vamos a suponer por un momento que los problemas de una economía que representa sólo el 2% del PIB de la zona euro no son suficientes para dar al traste con todo el proyecto euro. Tiene cierta lógica. De hecho, lo que no resulta tan lógico es que algo de la importancia histórica y económica como es el euro, descarrile por ese 2% que representa Grecia en la Eurozona. En todo caso, pone de manifiesto que no se pueden tomar decisiones económicas -como compartir una divisa- basándose en criterios políticos, del tipo “cómo eres europeo, pues hala,al euro, estés o no preparado para asumir tanto las ventajas como los inconvenientes”.

Política Petróleo Responsabilidad Ucrania PIB Rentabilidad Reserva Federal Materias primas Precios Trabajo