Es noticia
“Nene rico, nene malo”
  1. Mercados
  2. Telón de Fondo
Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

Por

“Nene rico, nene malo”

Ganar dinero está mal visto y “ánimo de lucro” a mucha gente le suena a figura tipificada en el código penal. Por eso da votos apretarles las tuercas a “los ricos”

Foto: El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. (EFE)
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. (EFE)

Andaba el otro día dando la brasa por Twitter, cuando me ocurrió algo curioso. Puse un tuit que decía: “Que obsesión con los ricos: dicen que hay que crear empresas y castigan al que lo consigue”. Los retuits y las primeras respuestas fueron positivas, pero no tardó en llegar una que decía que se me veía el plumero, que estaba defendiendo a los empresarios que buscan ganar dinero y no la “utilidad social”. Aparte de que no veo mayor utilidad social que crear empleo y riqueza (condición necesaria para mantener el estado del bienestar), detrás de ese comentario creo que subyace una opinión muy extendida en la sociedad española: ser rico es ser malo. Ganar dinero está mal visto y “ánimo de lucro” a mucha gente le suena a figura tipificada en el código penal. Por eso da votos apretarles las tuercas a “los ricos”.

Las consecuencias de esta cultura son más graves y profundas de lo que parece.

Políticos de todos los colores castigan a quienes se esfuerzan, arriesgan y tratan de sobresalir profesional y, por qué no decirlo, económicamente. Una unidad familiar que gane 60.000 euros al año accede a la escala social de “rico”, es decir, al tipo más alto del IRPF. Si al ya de por si elevado tipo máximo español –de los mayores del mundo, ver tabla en @_perpe_- se une la miríada de impuestos indirectos, al “rico” se le castiga a trabajar para el Estado la mayor parte del año. Y no digamos si es empresario y le va bien.

Si su empresa llega a valer dinero pasa directamente de malvado a delincuente, porque – ¡ah pecador! -, ahora tiene “patrimonio”. Un agravante que empeora sustancialmente su situación fiscal, especialmente si aumentan sus ingresos profesionales (IRPF). E incluyo en mis cálculos la “nano” rebaja fiscal –muy relativa, por cierto- que ha tenido a bien conceder el Gobierno después de varios años de fuerte incremento de la presión fiscal. Yo no sufro el síndrome de Estocolmo y sé perfectamente de dónde venimos y dónde estamos en materia de impuestos.

Un país que no premia ni el esfuerzo ni al empresariado no es un país competitivo. Y lo peor es que no podían haber elegido peor momento para desmotivar a los que se esfuerzan y toman riesgos. Estamos entrando en un periodo terriblemente competitivo a nivel mundial. Con los chinos no podemos competir en precio y, vista la última “Draghidecepción”, tampoco devaluando nuestra divisa. Sólo podemos competir con innovación, imaginación y realizando un gran esfuerzo para ser los mejores en aquellas actividades en las que podemos sobresalir (que no son pocas). El camino de castigar el esfuerzo y el deseo de mejora económica va en la dirección contraria.

Políticos de todos los colores castigan a quienes se esfuerzan, arriesgan y tratan de sobresalir profesional y, por qué no decirlo, económicamente

Yo he visto al presidente del Gobierno enorgullecerse de subir fuertemente los impuestos “sólo a los ricos”, esos de 60.000 € euros la unidad (familiar) –y no digamos a los que ganan 100.000-, cuyo dinero ha sido precisamente el que ha servido para tapar los agujeros de la economía evitando apretarle el cinturón a la administración pública.

La maldad intrínseca del “rico” está enraizada en la sociedad española. Y también la de no valorar la cultura del esfuerzo.

Dije hace tiempo (ver “Doble paga, doble pena”) que el mayor problema de España era su clase política. Pero matizaba que todos somos responsables por haber tenido esa actitud de “a los políticos hay que pagarles poco, que trabajan por vocación”. Así, según se diluía el componente ideológico e idealista que existía en la transición democrática para ser sustituido por el pragmatismo y la autoridad de Alemania y del BCE, la gente brillante decidía dedicarse a cosas distintas de la política –normalmente bien remuneradas- y los puestos políticos acababan siendo ocupados por la mediocridad o, peor todavía, por quienes buscaban el enriquecimiento ilícito.

Creo que nos equivocamos pagando poco a los políticos (comparado con lo que se paga en la empresa privada). De aquellos polvos ha venido este lodazal. Habría bastado tener menos y pagarles mejor. Habríamos atraído talento en lugar de mediocridad. No volvamos a equivocarnos castigando al empresario y al trabajador que se esfuerza.

Resaltar en el trabajo o en la empresa no tiene que significar ponerse a tiro de políticos cuyo modelo económico es maximizar la recaudación de impuestos. Que criminalizar al empresario deje de dar votos y que los dé apoyarlo. Que los tipos impositivos sean progresivos, sí, pero no que animen a trabajar menos en lugar de más. Que ser empresario no sea sinónimo de sinvergüenza (ciertamente habrá que perseguir más a los que lo son) y que los partidos de centro y de derecha no se avergüencen de cuidar los intereses de sus votantes, pues eso es también la democracia.

Cuando éramos pequeños y cogíamos algo que no había que coger nos decían eso de “nene caca”. No les digamos a nuestros trabajadores y empresarios cuando se esfuercen lo de “nene malo”.

Que pasen un buen fin de semana.

Andaba el otro día dando la brasa por Twitter, cuando me ocurrió algo curioso. Puse un tuit que decía: “Que obsesión con los ricos: dicen que hay que crear empresas y castigan al que lo consigue”. Los retuits y las primeras respuestas fueron positivas, pero no tardó en llegar una que decía que se me veía el plumero, que estaba defendiendo a los empresarios que buscan ganar dinero y no la “utilidad social”. Aparte de que no veo mayor utilidad social que crear empleo y riqueza (condición necesaria para mantener el estado del bienestar), detrás de ese comentario creo que subyace una opinión muy extendida en la sociedad española: ser rico es ser malo. Ganar dinero está mal visto y “ánimo de lucro” a mucha gente le suena a figura tipificada en el código penal. Por eso da votos apretarles las tuercas a “los ricos”.

IRPF Administraciones Públicas