Cantabria, un ejemplo a seguir

El Gobierno de Cantabria ha puesto en marcha un plan de ayudas a la compra de automóviles nuevos, que entrará en vigor el próximo día 9, y que es algo que el sector lleva pidiendo años como consecuencia de la caída constante de las ventas desde 2007.

El citado plan que ahora se pondrá en marcha en Cantabria, supone un ahorro directo de 1.200 euros en la compra de cualquier coche cuyo precio sea inferior a los 30.000 euros. Pero ojo, no se trata de que el Gobierno cántabro vaya a dar a fondo perdido esos 1.200 euros, sino que el Ejecutivo ayuda con 300 euros, mientras que los 900 euros restantes corresponden a un descuento que aplica directamente el concesionario. Además, esos 300 euros de ayuda oficial habrá que incluirlos en la Declaración de la Renta, por lo que luego, parte de esos 300 euros habrá que devolverlos.

El Gobierno cántabro abre con esta iniciativa una vía que podían seguir otros gobiernos autonómicos para tratar de relanzar un mercado que lleva años a la deriva. Algo que ocurrió hace unos años cuando el Gobierno de Navarra aplicó una medida similar.

La situación de la economía española es crítica y el mercado del automóvil ha sido uno de los que más lo ha sufrido. De hecho, ahora se venden menos de la mitad de coches que en el año 2007 y las perspectivas a corto plazo son que siga bajando.

Ahora, tras los acuerdos de Bruselas del pasado viernes, es más que probable que el IVA suba y eso supondrá un nuevo varapalo a las ventas de coches, que tendrán que asumir un alza en el precio de un coche de al menos 300 euros, lo que supondrá una nueva caída de las ventas. Por ello, creo que la idea puesta en marcha por el Gobierno de Cantabria marca un camino a seguir por el resto de las autonomías. Y llega en un buen momento.

Las ayudas al sector del automóvil no son, en estos momentos, ningún capricho. Son importantes, primero porque permiten mantener el gran entramado industrial instalado en España en torno al automóvil que le convierte en la primera industria exportadora del país. Son igualmente necesarias porque permiten mantener todo el sector comercial de los concesionarios o lo que es lo mismo una gran cantidad de puestos de trabajo.

Además, las ventas de coches nuevos son una fuente de ingresos muy suculenta para las arcas públicas ya que suponen el 18% de IVA (de momento) más el impuesto de matriculación que varía entre el 0% y el 14,5%, según el tipo de vehículo.

Por ejemplo, en un coche de 20.000 euros que pague el 4,5% de impuesto de matriculación, el precio del coche sin impuestos es de 16.325 euros, mientras que el total de impuestos es de 3.675 euros. Por ello, ayudar con 300 euros, que luego tras aplicarlos en la Declaración de la renta se pueden quedar en 200 euros y sacar a cambio 3.675 euros parece un buen negocio. 

Pero sobre todo y lo más importante es que permiten retirar de la circulación coche viejos, poco seguros y muy contaminantes (en este momento casi el 50% de los vehículos que ruedan por nuestras carreteras tienen más de 10 años y el porcentaje sigue en aumento) y sustituirlos por otros muchos más seguros, mucho menos contaminantes y sobre todo, e importante para el bolsillo, mucho más ahorradores.

Este es el camino a seguir, el de aplicar ayudas a la compra de coches nuevos con el apoyo de las redes de concesionarios que aportan el 75% de la ayuda. Lo que hace falta es ver ahora cuáles son las comunidades que siguen este ejemplo puesto en marcha por Cantabria, que puede ser una forma de relanzar las ventas de coches.