En favor del coche eléctrico

El Gobierno finalmente dio luz verde a las nuevas ayudas para la adquisición de vehículos eléctricos, algo que en las últimas semanas ya se conocía de manera oficiosa. Poco a poco todo está empezando a cambiar en torno al coche eléctrico que ya comienza a ser una realidad.

El lanzamiento del Renault Zoe y la llegada de un nuevo Nissan Leaf con más autonomía y un precio más bajo, o los 5.500 euros de ayuda por un coche 100% eléctrico y con más de 90 kilómetros de autonomía, son importantes argumentos en favor de una nueva tecnología que, de momento, está dando sus primeros pasos.

El coche eléctrico tiene sus detractores y sus defensores, como casi todo en la vida, pero poco a poco se está abriendo un hueco. Y una cosa está clara, la mayor parte de los fabricantes, de una u otra forma, están trabajando a tope con esta nueva forma de entender el automóvil, el de su funcionamiento con electricidad.

Hay muchos intereses en contra del coche eléctrico, entre otros el lobby de las petroleras, que quieren sacar partido al último gramo de gasolina. También los gobiernos, que tienen una forma muy fácil de llenar sus arcas públicas con los impuestos de los carburantes.

Y por supuesto hay detractores que hablan de lo que contamina un coche eléctrico… pero porque la electricidad se obtiene quemando petróleo o carbón. Y eso, desgraciadamente, es bastante cierto todavía, pero no es culpa del coche eléctrico, sino de la política energética.

Hay que tener en cuenta que cada año, en el mundo, se venden más de 60 millones de coches y que hay cerca de mil millones de coches circulando por las carretas y ciudades. La contaminación producida por el automóvil es un problema muy grave en el que los gobiernos y la sociedad deben involucrarse.

El coche eléctrico supone una apuesta de futuro pero que tiene que dar pasos en firme desde ya. Conducir un coche eléctrico es más agradable, más sencillo, que hacerlo con un vehículo con un motor térmico. Solo se acelera o se frena, pero no hace falta ni caja de cambios, ni embrague ni nada parecido. La ausencia casi total de ruido del motor hace que permita desplazarse con más serenidad. Y lo mejor es que no contamina en su utilización.

Pero a día de hoy tiene un problema grave: la autonomía. Es un "sinvivir" circular con un vehículo movido por electricidad y que en el cuadro de instrumentos marque 70 kilómetros, por ejemplo, de autonomía y ver que no podemos llegar a nuestro destino. O que al salir de la oficina no podemos pasar por una tienda porque no tenemos autonomía suficiente. Esto tiene, de momento, una difícil solución. No hay apenas puntos de recarga y los pocos que hay son lentos y en muchas ocasiones ni siquiera funcionan. En cualquier caso, los coches eléctricos mejoran cada día.

Sin embargo, estamos cerca de otra solución intermedia, que es el híbrido enchufable. Con este sistema se podrá recorrer pronto una distancia de más de 50 kilómetros cada día usando solo electricidad y con una recarga nocturna de la batería. Esto hará que cuando tengamos que hacer un desplazamiento más largo se ponga en marcha automáticamente un motor de gasolina que nos permitirá hacer cuantos kilómetros necesitemos y llegar al destino sin problemas.

Es decir, tendremos un coche movido solo por electricidad para nuestro desplazamiento diario con lo que estaremos rodando con un coche cero emisiones en su utilización, como si fuera un coche 100% eléctrico. Pero con el problema de autonomía solucionado.             

Y hay otra alternativa disponible ya en el mercado representada por el Opel Ampera/Chevrolet Volt, un coche 100% eléctrico, que solo se mueve con electricidad. La diferencia es que lleva un pequeño motor de gasolina para producir electricidad cuando las baterías se agotan. Otra forma de solucionar definitivamente el problema de la autonomía.

La industria del automóvil lleva años trabajando para conseguir coches cada vez más eficientes y menos contaminantes, y la alternativa de un coche movido por electricidad está cada día más cerca. Ahora hace falta que los gobiernos y la Unión Europea, que tanto presionan a los fabricantes para hacer coches cada vez menos contaminantes con las normas Euro 4, Euro 5 o Euro 6, también presionen para que nuestra electricidad sea cada vez más limpia.