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Medidas estructurales para el mercado
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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Medidas estructurales para el mercado

Es difícil cuadrar las cuentas, y más en la actual situación económica española, pero el Gobierno ha vuelto a apoyar al sector del automóvil con la

Es difícil cuadrar las cuentas, y más en la actual situación económica española, pero el Gobierno ha vuelto a apoyar al sector del automóvil con la aprobación el pasado viernes del nuevo Plan PIMA Aire, la tercera edición de un programa de ayudas a la compra de vehículos comerciales nuevos.

Según las previsiones de ANFAC, con la asignación prevista serán 4.000 los vehículos que se podrán sumar a este plan de renovación del parque de vehículos comerciales, uno de los más castigados por la crisis. Esos 4.000 vehículos son pocos, sin duda, pero por lo menos este plan va a permitir reducir un poco la contaminación en las ciudades. Pero lo más importante es que supone un apoyo para una parte de la sociedad que necesita un empuje para tirar hacia arriba.

Les hablo de los autónomos y las pequeñas pymes, esas que necesitan uno vehículo con el que poder realizar su trabajo, ya sea de reformas, de mantenimiento de jardines, o de entregas de mercancía o de catering de comidas o de tantas y tantas cosas. Esas personas necesitan una ayuda y estos planes como el PIMA, puesto en marcha por el ministerio de agricultura, alimentación y medioambiente, están bien encaminados.

Al igual que ocurre con el PIVE es un plan que ayuda no al fabricante o al concesionario, sino que la ayuda llega a la parte más débil de la cadena, el usuario final. De hecho, el concesionario se ve recompensado de forma indirecta porque vende algún vehículo más, pero a cambio debe pagar de su bolsillo el mismo importe que concede el Gobierno.

Este PIMA Aire es muy bueno, pero solo va a permitir 4.000 operaciones y con el retraso acumulado en la renovación de las flotas de vehículos comerciales su duración va a ser muy corta. Además, desde algunos sectores se ha valorado negativamente que no se puedan incluir en este plan turismos o vehículos comerciales usados con hasta dos años como si permitía el anterior PIMA. Y otros han protestado porque tampoco se puedan sumar a estos planes las operaciones de renting o leasing realizadas por las empresas.

Pero en general todo el mundo apoya este plan. Desde el sector se considera muy positivo y dinamizador, aunque se le pueden poner algunas pegas. La primera de todas es su escasa dotación. Y es que cuando España tiene un parque de vehículos comerciales con una vida media de 12,5 años y subiendo, hay que poner en marcha algo que permita reducir drásticamente esa cifra.

Una furgoneta con 15 años de edad es algo que debería estar prohibido, porque contamina muchísimo, porque no tiene ninguna seguridad y porque el trabajador, el conductor que la lleva y que se pasa muchas horas al volante está sufriendo con cada minuto que se sienta a sus mandos.

Lo peor es que al cabo de uno o dos meses se agotarán los fondos y volverá la incertidumbre para los que han intentando cambiar su vehículo por uno nuevo y no han podido sumarse a las ayudas. Y nuevamente a la espera de que el Gobierno vuelva a poner en marcha otro plan, una ampliación del PIMA 3.

Los planes de ayuda están demostrando su eficacia en España. Y es que los mil euros oficiales de ayuda se ven apoyados por la misma cantidad, o más, del concesionario y eso se recupera con los impuestos que se cobran en cada operación. Pero son medidas que duran unos meses, que se acaban y que se vuelven a poner en marcha uno o dos meses después, aunque de forma intermitente.

Pero lo que España necesita son unas medidas estructurales para fomentar la adquisición de coches y vehículos comerciales más nuevos, mucho menos contaminantes y más seguros, para que el parque de automóviles español no sea uno de los peores y más viejos del continente, sino que esté entre los mejores.

Las medidas puestas en marcha por el Gobierno, el Plan PIVE y el PIMA Aire recién estrenado, son muy positivos pero hay que poner en marcha otra forma de favorecer el rejuvenecimiento del parque con medidas aplicables durante un periodo de tiempo largo y no con parches que se van agotando y prorrogando en función de los presupuestos.

Los ciudadanos no pueden depender de que ahora haya dinero o no lo haya para poder aprovecharse de unas ayudas oficiales, y para los fabricantes y sus redes de distribución es complicado adaptarse a las necesidades de los clientes en todo momento en función de que está disponible o no la ayuda establecida..

La reducción del IVA para el automóvil podría ser mal visto por parte de la sociedad, mientras que el Impuesto de Matriculación, un gravamen casi único en Europa, está transferido a las Comunidades Autónomas, y éstas no están dispuestas a perder una parte de su pastel con la que rellenar sus arcas. Pero hay que buscar una solución que se alargue en el tiempo, no los planes de ayuda que no dejan de ser temporales.

Es difícil cuadrar las cuentas, y más en la actual situación económica española, pero el Gobierno ha vuelto a apoyar al sector del automóvil con la aprobación el pasado viernes del nuevo Plan PIMA Aire, la tercera edición de un programa de ayudas a la compra de vehículos comerciales nuevos.