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Volver loco al conductor con tantas señales
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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Volver loco al conductor con tantas señales

La semana pasada me he llevado una gran sorpresa cuando circulando por una carretera, en concreto por la N1 a la altura del kilómetro 17, he visto una...

La semana pasada me he llevado una gran sorpresa cuando circulando por una carretera, en concreto por la N1 a la altura del kilómetro 17, he visto una nueva señal de tráfico. O mejor, una nueva forma de mostrar una señal de tráfico que me ha llamado mucho la atención. Y supongo que lo mismo le ha pasado a cientos de conductores que pasaban por allí.

La señal en cuestión está puesta en el panel superior de la carretera y muestra una señal de limitación de velocidad a 90 km/h, a continuación un número 16 y una flecha, tras la cual hay un 17. He supuesto que significa que por alguna razón limitan la velocidad de los 120 genéricos de esa carretera a 90 km/h por alguna razón, pero por supuesto no pone la razón. Lleva dos días puesta y me parece lamentable.

Se supone que el conductor debe ir pendiente de ver dónde está el kilómetro 17, en concreto ver esa señal azul cuadrada de 15 x 15 centímetros que está realmente poco visible, y que muchas veces ni está. Me imagino que esta nueva forma de señalizar una limitación será legal, pero también es penoso. Supongo que el responsable de Tráfico que haya dado el visto bueno a esto, si es que se lo ha dado alguien, va en el asiento de la derecha o en el de detrás, no al volante, y puede perder su tiempo en buscar la señal del punto kilométrico.

Pero lo que es un poco peor es que en el otro sentido de la carretera, en el de entrada a Madrid, hay exactamente la misma indicación, con los mismo 90 km/h y pone un número 17 una flecha y un 19. Es decir, que siguiendo con la suposición anterior debe significar que se limita la velocidad entre los kilómetros 17 y 19, pero curiosamente el indicativo está en el kilómetro 17 y el sentido de la numeración es decreciente.

A las carreteras españolas les sobran miles y miles de señales, porque es imposible que un conductor normal pueda ver y procesar todas y cada una de las señales que hay puestas. Pero sobre todo en el tema de los límites de velocidad. Cada día se nos bombardea con más radares y la verdad es que algo de lógica tiene porque nadie cumple con las normativas.

Pero hay que buscar una solución diferente a poner cada día más radares, y hacer que los límites de velocidad sean cada vez menos claros para los conductores para seguir sacando esos 400 millones de euros en multas que cada año se incluyen en los Presupuestos Generales del Estado.

Las autovías, en general, están bien hechas y salvo casos muy especiales, que se deberían solucionar urgentemente, no requieren de límites específicos de velocidad. Ese mareo constante al conductor de ahora 120, ahora 100, luego 110 y luego 80, hace que hasta el más cumplidor de las normas se harte, se ponga a 120 km/h, y pase de todo.

Lo que hay que conseguir, y se lo digo muchas veces, es que el conductor vaya pendiente del tráfico, de la carretera, que se acostumbre a guardar la distancia, a prever que hay una zona de curvas o que se acerca una retención. Y que pueda actuar ante estas circunstancias con libertad.

Hay incorporaciones a una carretera general en las que hay una señal de limitación de velocidad para salir, que es lo más absurdo que se puede hacer. Lo que hay que conseguir es lo contrario, enseñar al conductor que para incorporarse a una carretera hay que acelerar, para llegar pronto a la velocidad a la que circulan los demás por la carretera.

Estar poniendo permanentemente señales de limitación en cada curva, en cada bajada, es encorsetar el tráfico. Y bastante complicado es conducir bien como para además ir cumpliendo con todos los límites de velocidad. Sería mucho más fácil poner avisos, anunciar que llega una zona de curvas, que hay una bajada más pronunciada, pero que cada conductor se ajuste a su conducción, a su coche o a sus circunstancias.

Y eso sí, mantener unos límites genéricos, que yo creo que se podrían subir un poco hasta los 140 km/h, que es a lo que se circula normalmente en las autovías. En las carreteras no desdobladas 90 km/h y en ciudad 50 km/h. Eso sería lo más racional, y creo que con eso bajarían las cifras de víctimas.

Lo único malo es que si se hiciera algo así, si en lugar de tantos límites hubiera más señales de aviso, los 400 millones de euros recaudados cada año se reducirían drásticamente. Y por eso los límites son un auténtico lío, de 120 km/h que van a subir en algún tramo a 130, los 100 km/h de otras carreteras que van a bajar a 90 km/h, o cuando en las ciudades tengamos muchas zonas de 20 o 30 km/h. Eso está a punto de llegar, y será el momento perfecto para dejar el coche en casa, o en el concesionario. Y entonces habrá que pensar de dónde se sacan los 400 millones de euros de las multas y los miles de millones de los impuestos de los carburantes o del Impuesto de Circulación.

La semana pasada me he llevado una gran sorpresa cuando circulando por una carretera, en concreto por la N1 a la altura del kilómetro 17, he visto una nueva señal de tráfico. O mejor, una nueva forma de mostrar una señal de tráfico que me ha llamado mucho la atención. Y supongo que lo mismo le ha pasado a cientos de conductores que pasaban por allí.

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