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Plan PIVE o plan carbón
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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Plan PIVE o plan carbón

En España todo está de una u otra forma subvencionado. Desde los negocios más pequeños hasta las grandes multinacionales, todo tiene algún tipo de ayudas públicas.

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En España todo está de una u otra forma subvencionado. Desde los negocios más pequeños hasta las grandes multinacionales, todo tiene algún tipo de ayudas públicas. Y ese dinero sale de los contribuyentes y de sus impuestos. Ahora, cuando llega un periodo con varias elecciones por delante, la fiebre de las subvenciones se dispara, pero no todas son iguales.

El Gobierno negocia el fin del plan PIVE de ayuda a la compra de coches eficientes. Este plan ha permitido a lo largo de estos años que las ventas de vehículos nuevos en España subieran por encima de la media europea y han convertido a España en la locomotora de este sector. Es un tipo de ayudas que va directamente a los ciudadanos, sin limitaciones por regiones o por ideologías políticas o por profesiones.

Su importe es de 2.000 euros cuando se lleva al desguace un coche y se compra a cambio uno nuevo de bajo nivel de emisiones. Estas ayudas tributan a Hacienda, por lo que cuando un ciudadano se acoge a ellas, luego debe pagar impuestos por esos mil euros que cobra del estado, ya que los otros mil los ponen a fondo perdido el concesionario o la marca. Es decir, que la ayuda real del Estado es finalmente de unos 600 euros.

A cambio, cada coche nuevo que llega tras una operación del Plan PIVE supone una reducción de más de un 30% en las emisiones de CO2, una notable reducción de otros contaminantes peligrosos, como óxidos nitrosos o compuestos sulfurosos. También tiene una notable importancia para mejorar la seguridad vial de las carreteras españolas. Hoy en día todos los coches tienen control de estabilidad, un verdadero ángel de la guarda para los conductores, y muchos de ellos ya cuentan con freno de emergencia en ciudad y otros muchos sistemas de seguridad.

Lo más importante es que cada euro que se gasta en el Plan PIVE se recupera de manera inmediata con el cobro de los impuestos en unas operaciones de compra que en algunos casos no se llegarían a completar si no hubiera este plan de incentivos. Y también se ahorra cuando hay que hacer balance de emisiones de CO2 y las cifras de España bajan.

Hay un tema que no se debe olvidar, el sector de automoción es el tercer sector industrial de España, tras el turismo y la industria agroalimentaria, y supone el 10% del PIB. Y apoyar el aumento de ventas de coches cuando estaban un 60% por debajo del año de récord, ha permitido mantener en marcha una potente industria.

El sábado unos cien mineros de León cortaron un tramo de carretera y cerraron un túnel ferroviario para protestar por la situación del sector minero en España y para pedir que le den nuevas ayudas a un sector que lleva años muerto. La presión de Zapatero ante la Unión Europea en sus tiempos como presidente, permitió dar unos años más de vida a este sector de la minería que agoniza.

El Gobierno estudia ahora como colarle un gol a la Unión Europea con unas ayudas por valor de 80 millones de euros a la minería del carbón. Ese carbón se destina a producir electricidad, pero este método es el más contaminante que existe y está prohibido en la Europa Occidental, excepto en España.

Alemania tenía un potente sector de la minería del carbón a mediados del siglo pasado. La cuenca del Ruhr se posicionó al término de la II Guerra Mundial como un centro neurálgico para la producción de carbón y de acero en Europa. Pero a finales de los años sesenta, cuando empezó a reducirse la demanda de carbón, se produjo una total reconversión.

En estos momentos, algunos de los edificios más emblemáticos de aquella época del carbón siguen en pie pero en su interior hay empresas de todo tipo, de moda, de tecnología y hasta se organizan visitas turísticas a esa región alemana. Pero ya no se produce carbón. Pero León y Asturias siguen apostando por mantener el sector de la minería cuando la demanda es cero.

Lo peor de todo es que estas ayudas públicas, que pagamos todos los españoles a escote, van a manos de unas empresas privadas que obtienen beneficios mientras que unos pocos trabajadores se juegan la vida bajando a un pozo a sacar un carbón que nadie quiere. Y con las elecciones a un paso hay que apoyar también a la industria del cine, porque de lo contrario “los de la ceja” pueden empezar a hacer campaña y con ello hacer perder estas elecciones. O apoyar al sector del transporte para que pueda emplear las autopistas de peaje con un descuento del 50%, como ahora quiere poner en marcha Fomento. Es el país de las subvenciones y estas van fluctuando en función de los interesespolíticosde cada momento.

En España todo está de una u otra forma subvencionado. Desde los negocios más pequeños hasta las grandes multinacionales, todo tiene algún tipo de ayudas públicas. Y ese dinero sale de los contribuyentes y de sus impuestos. Ahora, cuando llega un periodo con varias elecciones por delante, la fiebre de las subvenciones se dispara, pero no todas son iguales.

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