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¿Qué moral tendrá nuestro coche autónomo?
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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

¿Qué moral tendrá nuestro coche autónomo?

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Foto: Un Volvo de conducción autónoma
Un Volvo de conducción autónoma

En solo unos años el automóvil tal y como lo entendemos ahora va a cambiar radicalmente. En cuatro o cinco años un usuario va a poder comprarse un vehículo sin volante ni pedales, que le llevará a su destino. Es una mejora importante porque nos permitirá leer informes mientras llegamos a la oficina, o ir a tomar unas copas y volver seguros y tranquilos a casa.

Normalmente, cuando una persona quiere sacarse su carné de conducir empieza en la autoescuela, aprende algunas cosas del funcionamiento básico del vehículo y de las normas de circulación. Y luego, con el paso de los años, va teniendo una experiencia que le puede ayudar en las situaciones complicadas. Pero es el propio conductor, en base a su experiencia, el que va tomando las decisiones en la conducción.

El coche autónomo va a eliminar esta manera de actuar. Ya no será el conductor el que se equivocará, el que no verá un semáforo en rojo, o el que decida circular a 150 km/h por una carretera cuando el límite está en 120. Hasta ahora siempre es el conductor el que toma las decisiones sobre su manera de conducir.

Si un conductor se encuentra ante una situación totalmente imprevista, por ejemplo un camión que se salta la mediana y viene contra su coche, en el fondo siempre va a actuar el instinto. Y por ello el conductor tratará de que el coche choque por el lado derecho para que le haga el menos daño posible.

Pero el coche autónomo no tiene eso que he llamado instinto. Este tipo de vehículo está programado para tomar las decisiones que se le indican en todos los casos previstos. Y aquí es donde llega el problema de definir cuál es la moral del coche autónomo. Todo es programable en uno de estos vehículos: se le puede decir que en las zonas de 120 km/h circule a 130 si es posible, o que en lugar de 120 circule a 100 km/h para ir más seguro o consumir menos.

¿Qué ocurrirá cuando se produzca un caso extremo en el que están en peligro varias vidas humanas como consecuencia de un accidente con uno de estos vehículos autoconducido? En la actualidad hay conductores muy experimentados que saben analizar en décimas de segundo situaciones complicadas, pero hay otros muchos casos en los que cuando se produce un peligro imprevisto el conductor cierra los ojos y sueltan el volante.

Esto con el coche autónomo nunca ocurrirá, porque siempre sabrá qué es lo que tiene que hacer. Pero eso hay que programarlo y determinar primero qué queremos que haga en todo momento. Y por ello, el todopoderoso MIT norteamericano ha puesto en marcha una página web denominada Moral Machine para que sean los internautas los que den su opinión sobre cómo debe actuar un coche sin conductor ante una serie de situaciones peligrosas.

El escenario que se plantea es el de una calle con un paso de peatones en el que cruzan personas y cuál debe ser la decisión del vehículo, si atropellar a los peatones o chocar contra un muro para evitar el atropello. Ese tipo de circunstancias se pueden presentar en la conducción real, lo mismo que salir de una curva y encontrarnos un grupo de ciclistas donde el coche tendrá que decidir si pillar a los ciclistas o salirse de la carretera para evitar el atropello. O encontrarnos un coche parado a la salida de una curva y decidir si chocamos con el coche, lo que puede matar a los ocupantes del otro vehículo, o salirnos de la carretera.

En solo unos años el automóvil tal y como lo entendemos ahora va a cambiar radicalmente. En cuatro o cinco años un usuario va a poder comprarse un vehículo sin volante ni pedales, que le llevará a su destino. Es una mejora importante porque nos permitirá leer informes mientras llegamos a la oficina, o ir a tomar unas copas y volver seguros y tranquilos a casa.

Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)
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