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¿Qué les cuentan a los rusos? La propaganda, el arma más poderosa de Putin
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¿Qué les cuentan a los rusos? La propaganda, el arma más poderosa de Putin

El avión derribado en Ucrania despegó de Ámsterdam ya repleto de cadáveres; lo derribó el Gobierno de Kiev... Son algunas de las teorías difundidas desde Rusia

Foto: Varios ucranios, frente a una pantalla en la que se televisa un discurso de Putin. (Reuters)
Varios ucranios, frente a una pantalla en la que se televisa un discurso de Putin. (Reuters)

Recuerdo el día exacto en que comprendí el poder de la propaganda rusa: fue el sábado 5 de abril de 2014 en la Plaza Lenin de Donétsk. Tomaba fotos de manifestantes prorrusos, cuando me rodearon cinco señoras bajitas y muy enfadadas. Nunca en mi vida había visto semejantes caras, que más bien eran máscaras: los ojos dos ranuras, los dientes apretados, expuestos, decorados con piezas de oro, y una extraordinaria colección de arrugas tensando hasta el último de sus músculos faciales.

“¿Quién eres? ¿De dónde vienes? ¿Qué has venido a hacer aquí?”. Chillaban por encima de su capacidad, como un motor a punto de explotar. Una de ellas se deshizo en lágrimas al mencionar su pensión de cien dólares, diciendo que en Rusia eran más altas y que la gente allí vivía dignamente. Pese a que les sacaba unos 40 centímetros de altura, me sentí como en el foso de los leones.

Su discurso reflejaba al detalle las teorías manejadas por los medios pro-Kremlin: el golpe de estado nazi en Kiev, las maniobras de la CIA, la persecución de rusohablantes en el este del país. Para ellas, los periodistas extranjeros éramos por definición unos mentirosos al servicio de Obama, Merkel y la OTAN; no éramos (seguimos sin serlo) bienvenidos.

Naturalmente, no sólo el Kremlin usa la propaganda. Su adversario, el Gobierno ucraniano, difunde a menudo versiones inventadas para culpar a los insurgentes de sus propias fechorías. Estados Unidos también practica la demonización del enemigo y lleva viendo rusos en territorio ucraniano desde los primeros días del conflicto. Pero es en Rusia donde la propaganda se ha convertido en un instrumento básico de política exterior, como explica a El Confidencial el profesor de la Universidad de Alberta y experto en UcraniaDavid R. Marples: “Es una nueva manera de hacer la guerra que ha tenido diferentes grados de éxito, especialmente en Rusia, cuyos residentes normalmente no consultan fuentes alternativas de noticias”, declara.

La campaña desinformativa parece seguir a pleno rendimiento, inmune al derribo del avión de Malaysia Airlines con 298 civiles a bordo la semana pasada. He aquí algunas de las teorías más barajadas en los principales canales rusos:

1. El vuelo MH17 fue derribado por el ejército ucraniano, que lo confundió con el avión a bordo del cual el presidente Putin volvía de visitar Brasil (Interfax, Canal 1, Lifenews).

3. Un controlador aéreo ucraniano guió al avión malasio hacia territorio de guerra para que fuera derribado (Rossiya 24).

4. Lo hizo volar a baja altura para que fuese derribado (Lifenews).

5. Dos cazas ucranianos volaban junto al avión atacado (un supuesto controlador aéreo español residente en Kiev, sospechoso de ser un impostor más de Twitter, pero citado, aun así, por el propio Gobierno ruso).

6. Perviy Kanal llegó a mencionar la posibilidad, “sin confirmar”, de que el avión perdido de Malaysia Airlines en marzo y el derribado en Ucrania eran el mismo, que había estado varios meses dando vueltas repleto de cadáveres.

La importancia que Putin otorga a los medios de comunicación queda reflejada en los recursos dedicados a su dominio. Dos de los tres canales nacionales rusos son de propiedad estatal, mientras el tercero, NTV, pertenece en más de un 50% a una subsidiaria de la compañía Gazprom. El canal Russia Today (RT), que depende directamente del Kremlin, cuenta con 2.500 empleados en todo el mundo; sus versiones emiten en ruso, inglés, castellano y árabe con un éxito considerable. Sólo la BBC supera a RT en número de visitas al canal de Youtube: 1.200 millones anuales.

Dos periodistas de RT han dimitido en los últimos meses alegando razones de conciencia. La segunda, Sarah Firth, dijo estar “por la verdad” y considerar “irrespetuoso” culpar a Ucrania del desastre del vuelo atacado. Firth seguía los pasos de su colega norteamericana Liz Wahl, quien lo hacía en directo por no querer pertenecer a un medio que “limpiaba las acciones de Putin”.

¿Es posible medir el efecto de la propaganda?

Según Levada, el 94% de los rusos se informadel conflicto de Ucrania a través de la televisión, soporte mediático que más de la mitad considera una fuente fiable. Actualmente Putin goza de la mayor popularidad en sus 14 años de poder. Según la agencia Gallup, el 83% de los rusos apoya su mandato y el 73% opina que Rusia va por buen camino. Mientras tanto, en 2013, Rusia ocupó el puesto 176 de 197 en el índice de libertad informativa elaborado por Freedom House.

Los canales moscovitas tienen además gran presencia en Ucrania, donde el 72% de los programas televisivos estáen ruso. Las imágenes de conciliábulos fascistas y rusohablantes perseguidos invadieron los salones del Donbás, y en marzo el Gobierno interino de Kiev ordenó su prohibición al considerar que atacaban “las libertades democráticas”.

Al comienzo de la revuelta prorrusa, uno de los primeros objetivos de los rebeldes fueron las televisiones locales, obligadas a emitir los canales rusos que Kiev había cercenado. En el propio cuartel general separatista, en Donétsk, Perviy Kanal o Rossiya 24 narraban para la multitud la evolución de los acontecimientos en Ucrania.

El pasado mayo, en una ceremononia de reminiscencias soviéticas, el propio presidente Putin otorgó a 300 periodistas la Orden del Servicio a la Patria por su “cobertura objetiva” de Crimea.

Recuerdo el día exacto en que comprendí el poder de la propaganda rusa: fue el sábado 5 de abril de 2014 en la Plaza Lenin de Donétsk. Tomaba fotos de manifestantes prorrusos, cuando me rodearon cinco señoras bajitas y muy enfadadas. Nunca en mi vida había visto semejantes caras, que más bien eran máscaras: los ojos dos ranuras, los dientes apretados, expuestos, decorados con piezas de oro, y una extraordinaria colección de arrugas tensando hasta el último de sus músculos faciales.

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