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Cuatro medidas para emprendedores que han fracasado estrepitosamente
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Carlos Otto

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Cuatro medidas para emprendedores que han fracasado estrepitosamente

Muchas medidas orientadas a fomentar el empleo se han dirigido a pymes y emprendedores, pero no todas han tenido el éxito esperado. Algunas han sido un desastre

Foto: Los ministros Luis de Guindos, Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro y Fátima Báñez
Los ministros Luis de Guindos, Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro y Fátima Báñez

Desde hace años, los emprendedores, pequeños empresarios o autónomos (el nombre ya da igual) se han colocado en el foco principal de las políticas económicas de nuestro país.

Si tenemos en cuenta que, según los datos oficiales, las pymes crean el 73,4% del empleo en nuestro país, parece lógico pensar que para reactivar la rueda del empleo haya que poner en marcha una serie de medidas dirigidas precisamente a beneficiar a este tipo de empresas. Y con esta intención actúan todos los gobiernos, aunque la suerte suele ser dispar.

Y es que, pese a las aparentes buenas intenciones, hay medidas económicas que, lejos de reactivar la economía de los emprendedores, acaban siendo un fracaso absoluto. Este es un repaso de cuatro de ellas.

1.- El 'paro de los emprendedores'

Sin duda, la medida más fracasada de todas. El llamado paro de los emprendedores fue instaurado en 2011 por el Gobierno de Zapatero en lo que parecía ser una bienintencionada propuesta para que todos los autónomos (que en nuestro país superan los tres millones), en caso de tener que cerrar el chiringuito, pudiesen cobrar un pequeño subsidio por el que habrían ido cotizando los años anteriores.

Sin embargo, esta medida, que fue continuada por el Gobierno de Rajoy, acabó siendo un absoluto timo para los emprendedores españoles: en 2012 el 87% de las solicitudes de este paro fueron rechazadas por el Gobierno, mientras que en 2013 el porcentaje de denegaciones fue del 80%. ¿Las razones? Los leoninos e imposibles requisitos que los autónomos debían cumplir para cobrar.

Al final, el resultado era vergonzoso: mientras que el Gobierno recaudó más de 183 millones de euros en este concepto, solo devolvió (es evidente que no todos los que cotizaron han pedido la prestación) 8,1 millones. Total, que al final los autónomos han acabado regalando ese dinero a las arcas públicas. Un regalo de más de 174,9 millones de euros que ha hecho que el Gobierno ya haya tramitado un esperado cambio en las condiciones para acceder a este subsidio.

2.- El IVA de caja

Era una de las medidas estrella del programa electoral de Rajoy, pero ha acabado estrellada. Tras varios años de debate (fue la Unión Europea la que nos sugirió implantar esta medida en una directiva comunitaria) y el no atrevimiento del Gobierno de Zapatero, Rajoy impulsó esta medida que entró en vigor el 1 de enero de 2014. Su enfoque tenía todo el sentido del mundo: ¿por qué una empresa tiene que liquidar el IVA de una factura que aún no ha cobrado (y ni siquiera sabe si cobrará)? Tendrá más sentido esperar a que la cobre antes de pagar impuestos por ella, ¿no? Pues eso es lo que facilitó la nueva norma.

Sin embargo, el nuevo IVA de caja ha tenido un impacto apenas imperceptible: de los 1,3 millones de autónomos y cerca de un millón de pymes que podían acogerse a la medida, apenas 20.000 lo hicieron. Un hecho que simbolizaba el fracaso de la medida, aunque no para el Gobierno, que, merced a este fracaso, se ha ahorrado más de 900 millones de euros que, le le han ayudado a mejorar las cifras de déficit en nuestro país.

Ahora bien, seamos realistas: ¿hay que entender el escaso éxito de esta medida como un fracaso de la misma? En mi opinión, no, por varios motivos. En primer lugar, porque era una medida justa. En segundo lugar, porque era muy reclamada por todos los colectivos de pequeños empresarios. Y en tercer lugar, porque su aparente fracaso se debe al más que posible chantaje que las grandes empresas pueden ejercer sobre las pequeñas para que no se acojan a la medida. Lo esperable es que, con el tiempo, la actitud de las grandes empresas cambie y el IVA de caja vaya ganando adeptos.

3.- Lucha contra los falsos autónomos

Todos conocemos a personas que, pese a estar dadas de alta como autónomos, en realidad realizan todo su trabajo para una sola empresa, que comete un grave delito ahorrándose las cotizaciones sociales de un trabajador que en realidad solo trabaja para ella como si fuese un empleado más. En 2007, el último Estatuto del Trabajador Autónomo creó la figura del Trabajador Autónomo Económicamente Dependiente (TRADE), una figura que pretendía dar un marco regulatorio a todas aquellas personas que, pese a ser autónomas, en realidad realizaban más del 75% de su trabajo para un solo empleador.

Pese a las buenas intenciones de esta medida, muchas empresas han optado por seguir recurriendo a la continua ilegalidad: desde la entrada en vigor de la figura del TRADE en 2008, apenas poco más de 10.000 trabajadores españoles se han acogido a ella.

4.- Visado de emprendedores

Desde que el 30 de septiembre de 2013 entrase en vigor la ansiada Ley de Emprendedores, había una medida llamativa (y ciertamente innovadora): el llamado visado de emprendedores. El visado de emprendedores otorgaba un permiso de residencia y permanencia a todos aquellos emprendedores que decidiesen montar un negocio España, con la intención de que viesen a nuestro país como una barrera de entrada sencilla para su desarrollo empresarial.

Con esta medida, España se unía a países como Canadá, Chile o Reino Unido, que ya la han implantado con bastante éxito (sobre todo los dos primeros). Sin embargo, los resultados no han sido los esperados: en este plazo de tiempo, solo 63 emprendedores extranjeros han venido a emprender a nuestro país.

Desde hace años, los emprendedores, pequeños empresarios o autónomos (el nombre ya da igual) se han colocado en el foco principal de las políticas económicas de nuestro país.

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