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¿Puede una niña de trece años ser “un depredador sexual”?
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Héctor G. Barnés

Empecemos por los principios

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Héctor G. Barnés

¿Puede una niña de trece años ser “un depredador sexual”?

Una de las herramientas empleadas por abogados en casos de violación es culpar a la mujer que ha sido víctima de la agresión de haberla provocado.

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Una de las herramientas empleadas cada vez con más frecuencia por parte de la defensa en casos de violación es, a tenor de las últimas informaciones, culpar a la mujer que ha sido víctima de la agresión de haber provocado la misma. En algunos casos, los defensores simplemente sugieren dicha posibilidad, con la esperanza de que ello suponga una rebaja en la condena de su cliente. En otros, directamente, estos saltan todas las barreras del buen gusto y la corrección política y emplean términos inequívocamente peyorativos para referirse a ellas.

Es lo que ha ocurrido con el abogado defensor Robert Colover, que ha sido suspendido después de calificar a una niña de 13 años que había sido violada por su cliente, un pederasta, de “depredador sexual”. El Primer Ministro Británico David Cameron ha tomado cartas en el asunto y ha declarado públicamente su condena hacia las palabras del letrado. En opinión de Cameron, la retirada de Colover de su puesto es una decisión “completamente acertada”. El Primer Ministro aprovechó la ocasión para solicitar a abogados y jueces del Reino Unido que “den la cara por las víctimas” en casos como este y recordó que “las víctimas deberían ocupar siempre el centro de nuestros pensamientos”. Por su parte, la CPS (Crown Prosecution Service) ha abierto una investigación sobre el letrado.

Ella aparentaba unos catorce o quince años y se comportaba como si los tuviese

Los compañeros de Colover habían manifestado ya un rechazo frontal a las palabras del abogado, a las que calificaron de “deshonrosas” y señalaron que su “vulgaridad” puede hacer que otras jóvenes víctimas sexuales no se atrevan a denunciar los abusos sufridos por miedo a ser calificadas de manera semejante. Dicha “deshonrosa” palabra fue pronunciada durante el juicio que tuvo lugar en Snaresbrook (Londres) a Neil Wilson, de 41 años, que finalmente ha evitado la cárcel a pesar de haber sido quien atrajo a la niña hasta su casa. “Ella aparentaba unos catorce o quince años y tenía la mentalidad de una persona de unos catorce o quince años”, explicó el abogado sobre la joven víctima.

“Hubo actividad sexual, pero no por voluntad del señor Wilson. Se puede decir que fue forzado a pesar de ser mayor y más fuerte que ella”. Wilson había conocido a la joven mientras esta se ausentaba de la escuela, la invitó a entrar en su hogar y mantuvieron varios encuentros a lo largo de dos semanas. Al final de dicho período, explica el acusado, ella se le insinuó sexualmente y comenzó a tocarlo. Según Wilson, nunca llegaron a consumar la relación. Fue la joven la que expuso lo que había ocurrido cuando se lo contó a una amiga.

Este juicio puede acabar no sólo con la carrera de Colover, sino también con la del juez del caso, Nigel Peters, que señaló al agresor que la chica le estaba “animando” y que efectivamente parecía ser mayor de lo que realmente era. Peters también está siendo investigado. Por su parte, Wilson admitió la posesión de “imágenes pornográficas de niños”, que habían sido encontradas por la policía en su ordenador personal. Emily Thornberry, la Fiscal General del Estado del partido laborista, señaló que “es abominable que después de los escándalos de Jimmy Saville y Rochdale estos prejuicios relacionados con las ‘Lolitas’ aún aparezcan en corte”.  

Una tendencia internacional

Esta historia coincide con otra que acaba de salir a la luz al otro lado del Atlántico. Concretamente, en un correccional del estado americano de Luisiana. Allí, una parroquia ha defendido la inocencia del guardián violador de una adolescente de catorce años en un correccional debido a que la víctima había “consentido” mantener dichas relaciones sexuales.

La abogada infantil Carolyn McNabb señaló en una carta dirigida a la parroquia que “decir que una niña de catorce años mentalmente enferma y emocionalmente afligida con un historial de abusos y abandonos a sus espaldas puede haber sido culpable de ser violada por un carcelero mientras se encontraba confinada en una celda en manos del gobierno local, que tiene la responsabilidad de velar por su seguridad, devuelve la causa por la defensa de los niños a cien años atrás”. Una tendencia peligrosa, como muestran tanto un caso como el otro, en cuanto que vuelve a señalar a las mujeres como las causantes de las agresiones sexuales que sufren, un pensamiento que se creía desterrado tras décadas de lucha por la igualdad.

Una de las herramientas empleadas cada vez con más frecuencia por parte de la defensa en casos de violación es, a tenor de las últimas informaciones, culpar a la mujer que ha sido víctima de la agresión de haber provocado la misma. En algunos casos, los defensores simplemente sugieren dicha posibilidad, con la esperanza de que ello suponga una rebaja en la condena de su cliente. En otros, directamente, estos saltan todas las barreras del buen gusto y la corrección política y emplean términos inequívocamente peyorativos para referirse a ellas.

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