Es noticia
7 lecciones vitales que las películas navideñas nos han enseñado
  1. Alma, Corazón, Vida
  2. Empecemos por los principios
Héctor G. Barnés

Empecemos por los principios

Por
Héctor G. Barnés

7 lecciones vitales que las películas navideñas nos han enseñado

En estas fechas tan señaladas, las cadenas de televisión recurren con frecuencia a su fondo de catálogo fílmico para rellenar la parrilla.

Foto: Desde hace 80 años, nadie ha desbancado a "¡Qué bello es vivir!" en el top de películas navideñas.
Desde hace 80 años, nadie ha desbancado a "¡Qué bello es vivir!" en el top de películas navideñas.

En estas fechas tan señaladas, las cadenas de televisión recurren con frecuencia a su fondo de catálogo fílmico para rellenar la parrilla. Las familias, reunidas alrededor de la pequeña pantalla, se dividen rápidamente en dos grupos: en aquellos que protestan por tener que asistir a la enésima redifusión de ¡Qué bello es vivir! (What a Wonderful Life, 1945), el clásico de Frank Capra, y los que la saludan como una costumbre navideña tan obligatoria como el champán o los matasuegras.

Si no puedes contra el enemigo, únete a él. Si por algo se diferencian determinadas películas navideñas, es por proporcionar una moraleja que, generalmente, tiende a recordar el valor de la familia y la solidaridad frente al del dinero y el egoísmo. Unas enseñanzas que aunque todos conocemos no siempre ponemos en práctica, menos aún en un panorama en el que la competitividad es un valor esencial.

Muchas de estas películas están imbuidas por un cierta didáctica de orígenes cristianos; otras de ellas, simplemente, por el espíritu navideño de las feel-good movies que, parece ser, relaja los odios y favorece la comprensión. Pero, ¿qué nos ha enseñado la gran pantalla a través de dichas obras cinematográficas?

  • ¡Qué bello es vivir! (What a Wonderful Life, Frank Capra, 1946): no te rindas

La fortuna de George Baily, un pequeño banquero que se ve al borde de la quiebra, habría sido muy diferente de no habérsele aparecido su ángel de la guarda, que le hace ver cómo sería el mundo sin su existencia: mucho peor. La película nos recuerda no sólo que, al final, y como cantaba Paul McCartney, “el amor que damos es igual al amor que recibimos”, sino también, que no debemos darnos nunca por rendidos. Un mensaje cada vez más relevante en una sociedad no tan diferente a la de la Gran Depresión.

  • Cuento de Navidad (Disney’s A Christmas Carol, Robert Zemeckis, 2009): el dinero no lo es todo

Una de las historias adaptadas con mayor frecuencia a la gran pantalla, y que aquí presentamos en su última versión, la dirigida por Robert Zemeckis para Disney. No hay relato navideño más conocida que el de Ebenezer Scrooge (interpretado en este caso por Jim Carrey), el empresario gruñón cuya vida cambia después de recibir la visita del Espíritu de las Navidades pasadas, presentes y futuras. Que no tenga que visitarnos un fantasma para cambiar nuestro comportamiento.

  • Family Man(Brett Ratner, 2000): la familia es más importante que el dinero

Durante el siglo XIX y comienzos del XX, como ya hemos visto con Cuento de Navidad, una moraleja bastante habitual era recordar al hombre adinerado que su fortuna no lo es todo. A partir de mediados del siglo XX, y especialmente, la propagación de la codicia del neoliberalismo, el mensaje incluye también que el trabajo no lo es todo. El recuerdo de la importancia de la vida familiar es el tema principal de este largometraje protagonizado por Nicholas Cage, que interpreta a un egoísta bróker de Wall Street.

  • Love Actually (Richard Curtis, 2003): en el amor, no todo sale siempre bien

Esta reflexión sobre las idas y venidas del amor quizá no encaje en el prototipo de película navideña, pero que transcurra en dichas fechas ayuda a examinar de manera certera la vida amorosa de su reparto coral. Algunos de ellos, satisfechos con su relación, han cosechado lo que han recibido; otrossimplemente son víctimas de la desconsideración de sus parejas. No todo el mundo consigue lo que desea, pero sí son capaces de salir adelante con su vida, parece sugerir este moderno clásico romántico.

  • De ilusión también se vive (Miracle on 34th Street, George Seaton, 1947): no debemos renunciar a nuestros sueños

El título lo dice todo, y quizá por eso sea uno de los largometrajes más polémicos aquí presentados. La película sugiere, gracias a esa niña que no cree en Santa Claus y ese Santa Claus real que ocupa el lugar de un anciano indispuesto, que lo importante es mantener nuestras ilusiones (ya que ello nos hará más felices). Fue objeto de un remake protagonizado en 1997 por Richard Attenborough.

  • Feliz Navidad (Joyeux Noël, Christian Carion, 2005): lo que el hombre ha unido, que no lo separe la guerra

No sólo la fantasía ha sido capaz de proporcionarnos enseñanzas sobre nuestras propias vidas, sino que, como ocurre tan a menudo, la realidad supera a la ficción. Es el caso de este largometraje basado en la tregua que tuvo lugar en 1914 cuando soldados alemanes, franceses y escoceses atrincherados fueron capaces de dejar a un lado sus diferencias para compartir un partido de fútbol en Nochebuena.

  • Gremlins (Joe Dante, 1984): cuida a tus animales

Otra película habitual de la parrilla televisiva que no parece precisamente la película más instructiva del mundo. ¿Cómo que no? La próxima vez que tengas que educar a tus hijos para que cuiden a esa mascota que han recibido como regalo navideño, puede resultar útil proyectarle las correrías de Gizmo y otros seres de su especie para que aprenda a respetar las normas.

En estas fechas tan señaladas, las cadenas de televisión recurren con frecuencia a su fondo de catálogo fílmico para rellenar la parrilla. Las familias, reunidas alrededor de la pequeña pantalla, se dividen rápidamente en dos grupos: en aquellos que protestan por tener que asistir a la enésima redifusión de ¡Qué bello es vivir! (What a Wonderful Life, 1945), el clásico de Frank Capra, y los que la saludan como una costumbre navideña tan obligatoria como el champán o los matasuegras.

Familia
El redactor recomienda