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Javier Bardem, el rey del pelucón gringo
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Carlos Prieto

Animales de compañía

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Javier Bardem, el rey del pelucón gringo

El actor español interpreta a un narcotraficante en crisis sentimental en 'El consejero'. Nadie luce los peinados imposibles como él en Hollywood

Foto: Javier Bardem
Javier Bardem

Una vez le preguntaron a Lluís Llongeras qué debe haceruno cuando siente que su estilista no le comprende. El mítico peluquero barcelonés respondió lo siguiente a tan escabrosa cuestión: "En ese caso hay que cambiar de estilista. Para conseguir una buena imagen se debe tener una buena conexióncon la persona que te asesora". Correcto. Salvo que si Javier Bardem (1969) se hubiera tomado ese consejo a rajatabla, quizás no sería ahora una de las mayores estrellas de Hollywood. Lo que oyen.

Nunca un peinado absurdo propulsó una carrera artística de tal modo. Estamos hablando, claro, delindescriptible tocadoque lució Bardem en No es país para viejos. Un pelazo tan estrafalario que el actor español no pudo evitar mencionarlo nada más subir a recoger su Oscar al mejor actor secundario:

"Gracias a los Coenpor haber estado tan locos de haberme elegido para este papel y por poner en mi cabeza uno de los peinados más horribles de la historia". Clamor en la sala.

Una vez más se cumplía a rajatabla la fórmulatragediamás tiempo igual a comedia. Todo fueronrisas tras ver el peliculón que habían hecho los Coen, pero cuando los directores informaron por primera vez a Bardem de la pinta detolaique iba a llevar en la película, al hombre casi le da un telele.

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Como si justo cuando le había llegado la oportunidad de triunfar en Hollywood, alguien le gastara una broma pesada obligándole a usarunpeinado ridículo. para interpretrar a unpsicópata que debía generardesasosiegoy zozobra en el espectador. ¿El más difícil todavía?Pues eso no era todo:Bardem ni siquiera dominaba entonces el inglés. El escenario perfecto para un ataque de inseguridad frente al espejo.

El actor recordaba así el psicodrama del pelucón: "Verme así me afectó incluso a un nivel psicológico. Me sentía raro conmigo mismo. Una sensación que no me era familiar. Algo así como: ¿Qué demonios estoy haciendo aquí?".

Por suerte, ni se dio a la fuga ni mando a freír espárragos a sus estilistas, los hermanos Coen, que se inspiraron en un corte de pelo de moda entre algunosmafiosillos mexicanosde la frontera delos años setenta.

No obstante, Bardem reconoció en su día que el corte de pelo fue clave para encontrar el personaje: "El peluquero hizo un grandísimo trabajo, me hizo así como clac, clac, clac, vi cómo los Coen se morían de risa, me miré en un espejo y me dije: 'Ya tenemos el pelo, o sea, que ya tenemos personaje'".

Su peinado en No es país para viejos se ha convertido en algo tan icónico que cada vez que Bardem rueda un filme en Hollywood, todo el planeta está pendiente de con qué pinta aparecerá. El hombre nunca decepciona, a juzgar por las imágenes de su último filme, El consejero, que se ha estrenado este fin de semana:

Pero el culebrón peludo no se acaba aquí.Entre No es país para viejos y El consejero, le vimosinterpretando alvillano del últimoJames Bond (Skyfall). Con un pelazo rubio oxigenado que causó estupor entre el gentío. Incluido el mismísimo agente 007, al que en el filme vemos un tanto estupefactocuando irrumpeun Bardem rubio, semienloquecido y conun amaneramiento de aquí te espero. En efecto, el actor españolestá bastante pasado de rosca en Skyfall; aunquese podría alegar que quizás trataba dehomenajeara toda una generación de villanos histriónicos entregados a la causade liquidara 007 y acabar con la vida en la Tierra.

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Mucho más matizado está en El consejero, donde acaba por merendarse al presunto protagonista del filme y actual chico de moda: Michael Fassbender.

En efecto, pese a que sus camisas imposibles, su pelo de punta y su condición de narcotraficante en la cresta de la ola apuntaban a una interpretación desbocada, Bardem despliega todo su arsenal dematices psicológicos. Es un traficante tan eufórico por su tren de vida como melancólico por su incapacidad para entender el sentido profundo de su relación sexualcon una poderosa femme fatale (Cameron Diaz).

Una vez le preguntaron a Lluís Llongeras qué debe haceruno cuando siente que su estilista no le comprende. El mítico peluquero barcelonés respondió lo siguiente a tan escabrosa cuestión: "En ese caso hay que cambiar de estilista. Para conseguir una buena imagen se debe tener una buena conexióncon la persona que te asesora". Correcto. Salvo que si Javier Bardem (1969) se hubiera tomado ese consejo a rajatabla, quizás no sería ahora una de las mayores estrellas de Hollywood. Lo que oyen.

Nunca un peinado absurdo propulsó una carrera artística de tal modo. Estamos hablando, claro, delindescriptible tocadoque lució Bardem en No es país para viejos. Un pelazo tan estrafalario que el actor español no pudo evitar mencionarlo nada más subir a recoger su Oscar al mejor actor secundario:

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