Pablo Iglesias monta una conga en Wall Street

Gracias a la nunca suficientemente celebrada labor del periodismo de raza español, nos hemos enterado esta semana de varios datos imprescindibles para comprender el significado político profundo del movimiento Podemos: 1) Pablo Iglesias compra la ropa en Alcampo. 2) Pablo Iglesias compra billetes de tren en preferente. 3) Pablo Iglesias ha estado en una cárcel turca y le gustan las películas de gladiadores (vale, esto último no es cierto, pero es para no bajar la tensión informativa).

Al margen de que haber logrado sacar un billete en la web de Renfe (en preferente o en gallinero) es algo casi milagroso, lo que nos dicen las informaciones 1) y 2) es que Iglesias es, al mismo tiempo, un perroflauta y un burgués disfrazado de perroflauta. ¿Contradictorio? Para nada, porque ambas informaciones significan lo mismo: este tipo no es de fiar, este tipo nos lo va a quitar todo, este tipo nos extraerá los órganos mientras dormimos y los mandará a Caracas para que a Maduro no le falten higadillos a la mesa.

Como no queremos que eso ocurra, desde esta humilde columna realizamos una recomendación literaria al señor Pablo Iglesias para que recapacite: El lobo de Wall Street, de Jordan Belfort, que en los ochenta consiguió ser rey de la bolsa y rey de la fiesta, aunque acabara entre rejas por una estafilla de nada, y al que Martin Scorsese ha convertido en icono pop en uno los filmes más ambivalentes de los últimos tiempos.

Si Iglesias lee El lobo de Wall Street, comprenderá que no es necesario que siga gastando energía en defender conceptos trasnochados y norcoreanos como la igualdad política. ¿Saben por qué? Porque en realidad no hace falta: el mercado libre ya se encarga de hacer esa labor distributiva por nosotros con gran precisión (una pa´ti, trescientas mil pa´mí), y encima aún tiene tiempo de montar congas para celebrarlo. ¿Qué más queremos? Si es que nos quejamos por vicio. ¡Que están lloviendo millones del cielo, leche, y no hay más que recogerlos, que parece que somos tontos!

Consejo de amigo: Pablete, relájate, ponte tu mejor pareo del Alcampo y túmbate a la bartola con un zumito mientras lees este libro y disfrutas de la vida en preferente. ¡Weah!