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¿Es Pablo Iglesias la nueva Esperanza Aguirre?
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Carlos Prieto

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¿Es Pablo Iglesias la nueva Esperanza Aguirre?

El filósofo Slavoj Zizek aboga en su nuevo libro por la irrupción de una dama de hierro izquierdista

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En efecto, el titular tiene tela: Pablo Iglesias como nueva Esperanza Aguirre. Lo primero que se le viene a uno a la cabeza al oír esto es una imagen un tanto grotesca: el líder de Podemos con cardado de señora Doubtfire liberal. Pero no caigamos en la chirigota: estamos hablando de un asunto filosófico tan serio que podría llegar a influir en la gobernación de Celtiberia.

Ocurre que el filósofo esloveno Slavoj Zizek ha publicado nuevo ensayo, El sur pide la palabra. El futuro de una Europa en crisis (Los libros del lince, 2014), escrito junto al filósofo croata Srecko Horvat. En él, tras desmontar los mitos de una UE tecnocrática e incapaz de garantizar el bienestar de sus habitantes, Zizek lanza su clásica batería de soluciones bomba: "Un líder capaz de repetir el ademán thatcheriano, pero en la dirección opuesta". Oh, yeah.

Zizek, de hecho, lleva tiempo defendiendo que la izquierda necesita un chute de energía thatcherista para salir del coma, hasta el punto de reivindicar el empuje de la estadista:

Lo que hoy se necesita es una Thatcher de izquierdas

"Margaret Thatcher, la Dama de Hierro, era un maestro. Fiel a sus decisiones, percibidas al principio como locuras, fue subiendo la apuesta hasta convertir su locura en normas aceptables. Cuando se le preguntó sobre su gran logro, respondió: 'el Nuevo Laborismo'. En efecto, su triunfo consistió en lograr que hasta sus enemigos adoptaran sus políticas económicas básicas -el verdadero triunfo no es la victoria sobre el enemigo, sino que el enemigo empiece a usar tu lenguaje. Lo que hoy necesitamos es una Thatcher de izquierdas", escribió el filósofo en 2013 en un artículo publicado en The New Statesmen tras la muerte de la Dama de Hierro.

Zizek escribió este texto cuando el efecto del 15-M y el resto de acampadas internacionales había empezado a declinar. O el agotamiento político de la otrora arrolladora rave autogestionada: "En todos los momentos de éxtasis revolucionario se produce un proceso de solidaridad grupal. Cuando cientos de miles de personas ocupan un espacio público, como la plaza Tahrir hace dos años, existe un momento de participación colectiva en el que las comunidades locales debaten y toman decisiones. Las personas viven un estado de emergencia permanente, agarrando las cosas con sus propias manos, sin líderes. Pero tales estados no duran, y el cansancio no es aquí un hecho psicológico sino una categoría de la ontología social... Para que las personas puedan ir más allá de sí mismas, burlar la pasividad de la política representativa y erigirse en agentes políticos directos, es necesaria la referencia de un líder, que les permite salir por sí mismos del pantano como el barón Munchhausen, un líder que se supone que sabe lo que quieren".

En efecto, esto de que la izquierda necesitaba un nuevo líder de hierro quizás sonaba un poco estalinista, así que las palabras del filósofo espantaron por igual (aunque por motivos diferentes) a quincemayistas y conservadores, aunque son precisamente este tipo de aseveraciones las que justifican la existencia de un pensador como Zizek independientemente de que estemos o no de acuerdo con ellas.

placeholder Slavoj Zizek, filósofo

En otras palabras: las divagaciones de Zizek son necesarias, otra cosa es cómo debemos tomárnoslas. Primero, porque le gusta mucho el humor. Segundo, porque es más de abrir interrogantes que de cerrar respuestas. Por ello, uno de los errores más comunes a la hora de interpretar sus textos es tomarse sus palabras literalmente. Pero, ay, el otro gran error es tomarse a broma sus provocaciones.

Un año después de que las críticas de Zizek al 15-M y allegados levantaran ampollas, tenemos a una parte del movimiento entusiasmada por el resultado electoral de Podemos , que ha puesto en crisis a todo el arco parlamentario.Que Podemos (y sus círculos) van mucho más allá del liderazgo de Pablo Iglesias, es evidente, pero eso no quita para que sea pertinente la siguiente cuestión:

¿Qué queda del legado de Thatcher cuando la hegemonía neoliberal se cae a pedazos?

¿Significa todo esto que Pablo Iglesias es la Margaret Thatcher cañí? Si respondiéramos a esa pregunta tajantemente, estaríamos cayendo en el error de tomarnos literalmente a Zizek. Lo que quizás sí podemos afirmar es que no tiene ninguna pinta de que Esperanza Aguirre llegue a ser un día la Margaret Thatcher española como estaba previsto. Al menos si se cumple el diagnóstico de Zizek sobre el declive cultural del neoliberalismo: "¿Qué queda del legado de Thatcher cuando la hegemonía neoliberal se cae a pedazos? Quizás Thatcher fue la única verdadera thatcherista: ella sí creía claramente en sus ideas. El neoliberalismo de hoy, por contra, 'solo imagina que cree en sí mismo mientras exige al mundo imaginar lo mismo' (como diría Marx). Es decir, el neoliberalismo de hoy es puro cinismo", zanja el filósofo.

Algunos neoliberales de pura cepa suelen criticar al gobierno de Rajoy por anunciar los recortes con la boca pequeña (Algo así como: "Si nosotros no queremos recortar, es que nos obliga Bruselas y el legado de Zapatero") en lugar de acabar de una vez por todas con lo que queda del Estado del bienestar (sin complejos, con la cabeza bien alta y como haría Esperanza Aguirre y otras damas que se visten por los pies). Sucede que, en la actual coyuntura política, si Rajoy apareciera en televisión diciendo que va a eliminar el subsidio de desempleo porque España está llena de vagos y parásitos, como haría una Thatcher como dios manda, igual provocaba una insurrección social. En efecto, quizás sea el eufemismo y el perfil bajo arriolista lo que mantiene a Mariano aún en Moncloa.

Resumiendo: No está el horno para bollos thatcheristas, a no ser, claro, que los traiga Pablo Iglesias (juzguen ustedes mismos si deben tomarse esta frase literalmente o no). ¿Ha girado hacia la izquierda el péndulo de llamar a las cosas por su nombre?

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En efecto, el titular tiene tela: Pablo Iglesias como nueva Esperanza Aguirre. Lo primero que se le viene a uno a la cabeza al oír esto es una imagen un tanto grotesca: el líder de Podemos con cardado de señora Doubtfire liberal. Pero no caigamos en la chirigota: estamos hablando de un asunto filosófico tan serio que podría llegar a influir en la gobernación de Celtiberia.

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