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Contra la imbecilidad: la palabra 'portavoza' hace más machista el idioma
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Alberto Olmos

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Contra la imbecilidad: la palabra 'portavoza' hace más machista el idioma

Si aplicamos a numerosas palabras la peculiar lógica igualitaria que nos lleva a crear 'portavoza', obtenemos el resultado contrario al que buscamos

Foto: Diccionario de la Real Academia Española
Diccionario de la Real Academia Española

Vivimos tiempos de simplezas y las personas inteligentes estamos sufriendo mucho. A menudo me veo obligado a golpear la pared con la cabeza durante dos o tres minutos mientras clamo al cielo: "¿Por qué soy inteligente? ¿No podría ser imbécil como todo el mundo?" Yo creo que la inteligencia, y hasta el simple hecho de pensar, debería considerarse ya como una suerte de minusvalía. Hay que adaptar las calles y la televisión a las personas inteligentes: también son seres humanos.

La simpleza de la semana fue que portavoz podía articularse como 'portavoza'. La defensa de esta mutación era que las mujeres alcanzaban así mayor visibilidad. Al parecer sólo los hombres se indignaron ante este nuevo vocablo. Todos eran machistas.

Foto: La portavoz parlamentaria de Podemos, Irene Montero (2d), en el pleno del Congreso de los Diputados. (EFE) Opinión

Yo vi con estos mismos ojos que se tragará la corrección política a una profesora de lengua y literatura sufrir un colapso intelectual al ver en televisión la noticia. Estoy seguro de que miles de profesoras de lengua y literatura y miles de correctoras editoriales y miles de escritoras en todo el país quedaron desoladas. Toda una vida trabajando el idioma y resulta que puede hablarse de cualquier manera. Van a clase, estas profesoras, a enseñar a los niños la lengua española -muchas veces para que tengan, en determinados barrios poco favorecidos, mayores oportunidades-, y al final una persona con poder está legitimada para decir “haiga” o decir “hiperbatón” y además ordenar a la RAE que lo incluya en su diccionario. Los poderosos hablan como quieren. Sólo hace falta ser político y tener detrás una causa noble que te avale.

Lo hiriente del caso no es que portavoza sea un constructo bastardo que ataca directamente el sentido del idioma, sino que un político crea que regando de aes la lengua común va a mejorar la situación de la mujer en nuestra sociedad, así sea un ápice.

Lo hiriente del caso es que un político crea que regando de aes la lengua común va a mejorar la situación de la mujer

Tiene Esteban Peicovich un poema muy ilustrativo de la sinrazón lingüística en su libro 'Poemas plagiados'. Se titula, muy convenientemente, 'La falta de rigor'. Dice así: “Según los verbos, los almaceneros almacenan, los pintores pintan, los abogados abogan, los asesinos asesinan, los cantores cantan, los amantes aman y los vivos viven. Sin embargo, los niños no niñan ni los ladrones ladran. Y los muertos no mueren.”

Apliquemos por tanto la falta de rigor a la letra a. Creamos fielmente que poniendo aes por todos lados la igualdad de la mujer va a salir beneficiada y que, de hecho, todo lo que ya acaba en a visibiliza y dignifica a la mujer. Me limitaré a palabras que, como portavoz, son compuestas.

'Cuentacuentas'

El diccionario es claramente machista porque incluye la palabra 'cantamañanas', y así afirma que sólo las mujeres pueden ser cantamañanas. Urge la inclusión del uso 'cantamañanos' para que hombres y mujeres sean igual de idiotas. Y de 'cascarrabios' para que sean igual de volátiles.

Además, el bonito oficio de cuentacuentos no corresponde con la realidad: que la mayoría de los cuentacuentos son mujeres. Hemos de decir desde ahora 'cuentacuentas'. Eso ayuda mucho a la igualdad de la mujer. Los hombres cuentan cuentos y las mujeres cuentan cuentas: ya hemos dignificado un poco más a la mitad de la población.

También ayuda mucho que pelagatos pueda enunciarse como 'pelagatas'. Si un hombre puede ser un pelagatos, una mujer puede ser una 'pelagatas'. Vale que así ponemos a la mujer contra la mujer, pues sugiere muy en lo hondo que una mujer agrede a otro ser de su mismo sexo; pero qué más da.

Qué más da que la regla portavoz-portavoza, llevada a matasanos, vuelva el idioma más machista. ¡Que admitan 'matasanas'!

También da lo mismo que, si un médico puede ser llamado matasanos, una médico sea considerada 'matasanas'. Esto sugiere que los médicos atienden y, eventualmente, matan sólo hombres y que las mujeres médico, por su parte, atienden en exclusiva, y matan si hace falta, sólo mujeres. Qué más da que la regla portavoz-portavoza, llevada a matasanos, vuelva el idioma más machista. Tú sí que eres machista, pues no admites la voz 'matasanas'.

Dense cuenta de que habrá porteros de fútbol y también porteras de fútbol, pero sólo las mujeres podrán ser guardametas. O guardarropas. O guardacostas. Los hombres tendrán que conformarse con ganarse la vida como guardabosques o guardacoches. Es una lógica aplastante: las mujeres, ropa y costas; los hombres, bosques y coches.

Todos los guardaespaldas del mundo son mujeres. Lo dice la propia palabra.

Y sólo las mujeres pueden ser caraduras. Los hombres, si alguien se empeña, podrán como mucho tener cara de divisa antigua: 'caraduros'.

Esa 'a' última en astronauta ha hecho más por la igualdad de la mujer que mandar de hecho alguna mujer al espacio sideral

Eso sí, reconozcamos que sólo las mujeres son buscavidas; los hombres, nunca. Buscavidas prueba como ninguna otra palabra compuesta que una palabra acabada en a y tomada como oportunidad de visibilización de la mujer siempre favorece la igualdad. ¿A que ustedes siempre que oyen o leen la palabra buscavidas piensan en las mujeres, y además de forma favorable? Lo mismo sucede con astronauta. Esa 'a' última en astronauta ha hecho más por la igualdad de la mujer que mandar de hecho alguna mujer al espacio sideral.

La correveidile debería ser, por esta lógica vocálica demencial, 'correveidila'. Es bonito descubrir que la palabra correveidile está formada a partir de toda una frase: “Corre, ve y dile”, pero que el idioma tenga secretos y bellezas no debe hacernos temblar el pulso a la hora de conseguir la igualdad de la mujer: 'correveidila'.

El correveidile “trae y lleva cuentos y chismes”. La 'correveidila' “trae y lleva cuentos y chismes”, pero, gracias al laísmo, sólo entre mujeres. 'Correveidila' -debido a esa única a puesta ahí desde la ignorancia y la soberbia: dense cuenta del mal que puede haber en una sola letra- consigue visibilizar a las mujeres como cotillas en comandita, lo cual sin duda es un gran avance.

Vivimos tiempos de simplezas y las personas inteligentes estamos sufriendo mucho. A menudo me veo obligado a golpear la pared con la cabeza durante dos o tres minutos mientras clamo al cielo: "¿Por qué soy inteligente? ¿No podría ser imbécil como todo el mundo?" Yo creo que la inteligencia, y hasta el simple hecho de pensar, debería considerarse ya como una suerte de minusvalía. Hay que adaptar las calles y la televisión a las personas inteligentes: también son seres humanos.

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