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Tres libros que pueden arruinar tu Semana Santa (o no)
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Alberto Olmos

Mala Fama

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Tres libros que pueden arruinar tu Semana Santa (o no)

Repasamos a vuelapluma algunas novedades editoriales interesantes aunque sólo sea porque consiguen que sueltes un juramento

Foto: Nicolás Giacobone con su Oscar por 'Birdman'
Nicolás Giacobone con su Oscar por 'Birdman'

Algunos libros se han sindicado en mi casa para que les saque en un artículo. Un libro solo, mayormente si narra o ficciona, pocas veces da para toda una columna, porque a nadie le interesa -ni siquiera a mí- un artículo enteramente dedicado a hablar de una novela. Y es que la crítica literaria no ha muerto, simplemente es un coñazo.

Un libro que casi consiguió enseñorearse de esta sección fue 'El cuaderno tachado' (Reservoir Books), de Nicolás Giacobone. Nicolás Giacobone es uno de los guionistas de 'Birdman', y ha escrito una primera novela que ya quisieras tú. Trata -cómo no- de un guionista encerrado por un director en un sótano hasta que acabe el guión de “la película que cambiará la historia del cine mundial”. Esta gente no se corta, y por eso el libro de Giacobone es tan interesante. Quiero decir que el guionista -trasunto de Giacobone- y el director/secuestrador -trasunto de Alejandro González Iñárritu- no quieren hacer una gran película, ganar el oscar o expresar su arte: quieren cambiar la historia del cine mundial. Desde cierto punto de vista, son humildes. Es más humilde querer cambiar la historia del cine mundial que querer hacer una gran película.

placeholder 'El cuaderno tachado'. (Reservoir Books)
'El cuaderno tachado'. (Reservoir Books)

La novela abunda en reflexiones sobre el cine y sobre el trabajo de guionista. Ahí podemos ver lo mucho que este trabajo se diferencia del trabajo del escritor. Los guionistas son gente seria; los escritores, no. Un guionista se pone a hacer una película sabiendo que ha de tener tres actos, escenas sustantivas, puntos de giro y personajes sólidos. Se esfuerza en que todo quede perfecto, en hacer funcionar la ficción. Un novelista -sobre todo uno español- se pone a escribir a la buena de Dios, suma páginas, se deja ir, termina y cree que nadie le puede cambiar una sola coma porque él es un artista. Así sucede que la mayoría de las novelas literarias españolas no funcionan, son relatos chapuceros, les sobran 40 páginas y podemos dar gracias a Dios de que el protagonista tenga el mismo nombre en la primera que en la última.

Foto: Desfile de Año Nuevo en Hong Kong. (EFE) Opinión

Lo dice el propio narrador de 'El cuaderno tachado': “No se puede escribir guiones yendo hacia adelante sin saber adónde vamos”. Pero así se escribe la novela literaria en España desde el Quijote, amigos.

Un gran escritor

Luego me he leído 'Viajes con un mapa en blanco' (Alfaguara), de Juan Gabriel Vásquez. Son ensayos sobre literatura, muy amenos y cómodos, sobre todo para Juan Gabriel Vásquez. Como Javier Cercas en 'El punto ciego', Vásquez asume todo el canon occidental, desde Homero a él mismo, porque cuando uno asume todo el canon occidental es que quiere formar parte de él. No se cita un solo autor en este libro que no conozca todo el mundo, sin necesidad de haberlo leído. A mí es que me asombra que un escritor y lector voraz no pueda citar en su ensayo sobre literatura un solo nombre de otro escritor al que admire y que no lea ya nadie, ni figure en los manuales. Vásquez, pues mucho Vargas Llosa, mucho Conrad y mucho Cervantes. Proust, Kafka, Tolstoi. Cita también a Cercas. Que no cite ni una sola vez a Bolaño hay que tomarlo, por tanto, como un terremoto, una disidencia palmaria, un atentado.

placeholder 'Viajes con un mapa en blanco' (Alfaguara)
'Viajes con un mapa en blanco' (Alfaguara)

El libro se lee con gusto, anticipada la evidencia de que no va a decir nada radical (no era así antes: en el muy gamberro 'El arte de la distorsión' (Alfaguara), dedicaba páginas muy divertidas a destrozar a Gabriel García Márquez). Vamos, que Juan Gabriel Vásquez quiere ser un gran escritor, es decir, no molestar a nadie. Un gran escritor no molesta a nadie y, sin embargo, se propone como conciencia del mundo, se posiciona junto a los pobres y los humillados aunque no salga nunca de hoteles de cinco estrellas, gana el Nobel y da lecciones morales mientras cena con ministros, presidentes y millonarios, mayormente corruptos o pendientes de corromperse o de corromper. Eso es un gran escritor hoy: relaciones públicas.

Piedras

Para compensar, me fui hacia un libro que desde su título proponía dar caña a este mundo nuestro: 'Contra todo' (Anagrama), de Mark Grieff. Esta gavilla de reflexiones variopintas empieza con estas palabras: “Redacté estos ensayos para n+1, la revista que fundé con algunos amigos para publicar un tipo de literatura que no existía en ninguna parte.” ¿Se puede ser más imbécil? ¿Más fatuo? ¿Más Mark?

placeholder 'Contra todo'. (Anagrama)
'Contra todo'. (Anagrama)

Dejé el libro a un lado hasta que se me pasara el cabreo. Y caí en los cuentos de Brenda Lozano, 'Cómo piensan las piedras' (Alfaguara). Están muy bien.

Desde aquí les digo que cualquiera que apoye cuotas o privilegios para las escritoras de hoy encontrará en mí a un enemigo feroz. Iré a su casa y le haré tragar las obras completas de Vizcaíno Casas. Tanto en España como en toda América Latina, las mujeres nacidas en los años 80 son ya objetivamente mejores escritores que los hombres nacidos en los años 80. O sea, hay más escritoras interesantes jóvenes que escritores interesantes jóvenes. Mónica Ojeda, Aixa de la Cruz, Sabina Urraca, Almudena Sánchez... ¡No les pongan una cuota ahora que no la necesitan! No sean condescendientes. Pónganle cuotas a cosas sin importancia, como a los directivos del IBEX, pero dejen que la literatura se vuelva naturalmente mujer.

Algunos libros se han sindicado en mi casa para que les saque en un artículo. Un libro solo, mayormente si narra o ficciona, pocas veces da para toda una columna, porque a nadie le interesa -ni siquiera a mí- un artículo enteramente dedicado a hablar de una novela. Y es que la crítica literaria no ha muerto, simplemente es un coñazo.

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