Es noticia
El penalty imposible de Messi: un día mágico en que el fútbol fue poesía
  1. Cultura
  2. Mala Fama
Alberto Olmos

Mala Fama

Por

El penalty imposible de Messi: un día mágico en que el fútbol fue poesía

Jordi Puntí dedica un libro entero en una de las editoriales literarias más prestigiosas de España al futbolista Messi, demostrando la buena relación que hay hoy entre escritores y fútbol

Foto: Messi lanza el célebre penalty ante el Celta el 16 de febrero de 2016 en el Camp Nou. (Cordon Press)
Messi lanza el célebre penalty ante el Celta el 16 de febrero de 2016 en el Camp Nou. (Cordon Press)

La gente de la cultura hacía ascos al fútbol allá en el siglo XX. Como no había telebasura, el fútbol era la única forma de significarse intelectual. Este deporte ha dejado de ser la medida del desdén hacia la plebe porque ahora ya sabemos que hay cosas mucho peores que perder el tiempo viendo a 22 personas persiguiendo un balón sobre el césped. Está MasterChef. Está Operación Triunfo. Está Eurovisión. O sea, manipulaciones emocionales de una toxicidad incomparable. Así, hace tiempo que el fútbol recibe la calificación que se merece: poesía.

De hecho, mi primer poemario -del que aún no he escrito un solo verso; estoy calentando- se va a llamar así: 'Fútbol'.

Foto: Montaje fotográfico sacado de la portada de 'Gooolpe de vista' (Ciclos Iturgaiz) Opinión

La relación entre los intelectuales y el fútbol resulta hoy fácil de resumir: si no te gusta el fútbol, ni eres intelectual ni nada. Ver un gran partido de fútbol es como contemplar la batalla de las Termópilas, y ningún intelectual que se precie mira para otro lado cuando la vida se decide a ponerse épica. Hay que hacer más literatura sobre fútbol, aunque ya los periódicos, sección Deportes, dan prueba cada lunes de lo bonita que le sale a uno la columna cuando la inspira el balompié.

Los propios entrenadores de fútbol se arrebatan muchas veces y les aflora el filósofo que llevan dentro. Por eso hay tantas frases dignas de Sócrates enunciadas por un tipo cuyo modesto destino no es otro que ser despedido: ha contemplado desde cerca el destino que la vida sólo reserva a los héroes, que no es otro que marcar ese gol.

Normalmente es Messi quien marca ese gol. Jordi Puntí ha escrito un libro entero sobre Lionel Messi, y ha hecho muy bien.

Messi

'Todo Messi' (Anagrama) pone por escrito la memoria agradecida de más de diez años de ver a Messi haciendo fútbol. Puntí, además, recorre la vida toda de nuestro héroe para contar su infancia, su hormona del crecimiento, sus tatuajes y su frustración argentina. Dentro de doce semanas, Messi debería ganar un Mundial. Si no lo gana, será un fracasado. Debe de haber 1000 millones de personas en todo el planeta que esperan que Messi gane el Mundial. Si esto no les parece a ustedes épico, trágico y jodido, yo ya no sé cómo decírselo.

Messi -opino- es el único ser humano sobre la faz de la Tierra que hace lo suyo indiscutiblemente mejor que todos los demás. ¿Quién es el mejor novelista del mundo, el mejor informático, la mejor cantante o la mejor actriz? Discutan, propongan, gusten de. Pero en el fútbol no hay debate.

placeholder 'Todo Messi'. (Anagrama)
'Todo Messi'. (Anagrama)

Puntí dedica un capítulo entero a la rivalidad de Messi con Cristiano Ronaldo, que es una rivalidad inverosímil. Lo único que hace mejor el Héctor del Real Madrid que el Aquiles del Barcelona es tirar penaltis (llámenlo ya: el talón de Messi). Todo lo demás, incluso aparecer en las fotos, es del jugador argentino. La iconografía de Messi (foto aupado sobre los hinchas en el Barcelona-PSG; foto de Messi bajando la cabeza ante su propia camiseta donde se lee “10” en el Bernabéu) es digna de Boughereau; la de Ronaldo, de cartel de exhibición culturista en Las Vegas.

Lo único que hace mejor el Héctor del Real Madrid (Cristiano) que el Aquiles del Barcelona (Messi) es tirar penaltis

Como yo en este artículo, Puntí en su libro trata de entreverar constantemente cultura y fútbol, y así escribe sobre el inevitable adiós de Messi: "¡La carne es triste, hélas, y ya he marcado todos los goles!" (Mallarmé: "...y ya he leído todos los libros".) Pueden pensar que es nuestra forma de distinguirnos de Tomás Roncero y otros comentaristas iletrados de este deporte; vamos, que nos pueden aún los complejos. Pero en realidad el fútbol presenta una complejidad que sólo puede ser enfrentada desde la cultura. Miren si no lo que dice Puntí de un simple penalti: "Es un penal abstracto, un metapenal".

Post-modernidad

Se refiere, cómo no, al penalti que tiró Messi contra el Celta de Vigo el día de los enamorados de 2016. Se podría escribir todo un ensayo sólo sobre tirar penaltis, y no desmerecería del Tractatus logico-philosophicus de Wittgenstein. Parece simple: un jugador se coloca solo a 11 metros de la portería y trata de batir al portero. Tira a un lado o al otro, al centro, fuerte o a colocar. Una simpleza. Después del penalti a lo Panenka, poco margen parecía haber para tirar un penalti de otra manera. Messi lo tiró de otra manera: se la pasó a un compañero, que marcó. Ver eso -se lo juro- fue como ver por primera vez las abusivas notas a pie de página de David Forster Wallace o el 'Pulp Fiction' de Tarantino; o sea, la posmodernidad.

placeholder Cristiano Ronaldo y Lionel Messi. (Reuters)
Cristiano Ronaldo y Lionel Messi. (Reuters)

No sólo resultaba que casi nadie menor de 40 años había visto nunca tirar un penalti así, sino que el hecho de que fuera Cruyff el que lo había inventado hizo -cuando lo supimos- que nos diéramos cuenta de que también hay intertextualidad en el fútbol: no era copia ni homenaje, era apropiación. Además, Messi dejaba de ser a nuestros ojos un simple futbolista bendecido por el gen del genio y se revelaba como un estudioso del fútbol que ha estado horas honrando los partidos del pasado, las jugadas de los futbolistas que le precedieron, para aprender e incorporarlas a su propia obra.

Masculino

Dentro de los lugares comunes que han cuajado en la visión más burda posible de la masculinidad (junto al “chicas y coches”), ha estado ése que dice que el fútbol es cosas de tíos. De tíos duros. Tanto dentro como fuera del campo.

Puntí en su ensayo nos recuerda que Messi, amén de bajito, era muy tímido. Digamos que Messi entró en un terreno de juego con las características contrarias a un Balotelli: pequeño, discreto y educado. Ahora mismo Balotelli (el “macho” del fútbol, busquen por ahí sus declaraciones sobre acostarse con mujeres) es un despojo que vete tú a saber dónde juega. Messi, sin embargo, aspira a ganar un Mundial.

No habrán visto llorar a tantos hombres como en el fútbol; por perder una final, por ganarla, por lesionarse... por decir adiós

Porque el fútbol, el que ponen por la tele y el que mueve obscenas cantidades de dinero, es, sí, masculino. No habrán visto llorar a tantos hombres como en el fútbol; por perder una final, por ganarla, por lesionarse. Por decir adiós para siempre a la propia carrera. No habrán visto tantos hombres darse besos y palmadas en el culo como en el fútbol, ni tantos padres jugando con sus hijos después del trabajo como cuando salen al campo los hijos de los futbolistas acabado el partido. No habrán visto tanta nobleza como la de ese entrenador hace poco que pidió a sus jugadores que se dejaran meter un gol porque el gol que ellos mismos habían marcado se aprovechó de la lesión de un contrario. Eso sí que es masculino.

Yo para lo que creo que hay que ser muy hombre es para que no te guste el fútbol.

La gente de la cultura hacía ascos al fútbol allá en el siglo XX. Como no había telebasura, el fútbol era la única forma de significarse intelectual. Este deporte ha dejado de ser la medida del desdén hacia la plebe porque ahora ya sabemos que hay cosas mucho peores que perder el tiempo viendo a 22 personas persiguiendo un balón sobre el césped. Está MasterChef. Está Operación Triunfo. Está Eurovisión. O sea, manipulaciones emocionales de una toxicidad incomparable. Así, hace tiempo que el fútbol recibe la calificación que se merece: poesía.

Libros Leo Messi Cristiano Ronaldo
El redactor recomienda