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Que se mueran los feos
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Alberto Olmos

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Que se mueran los feos

El ensayo 'Fealdad' propone un recorrido por lo más antiestético de la cultura occidental para concluir que lo feo y lo bello son conceptos muchas veces intercambiables

Foto: Marilyn Monroe
Marilyn Monroe

Desde hace años pienso mucho en la belleza interior. O sea: ¿cómo es un bazo bonito? ¿Es más bonito el bazo de Mario Casas que el mío? ¿Se corresponden las afueras del cuerpo con sus interioridades, de forma y manera que detrás de una cara bonita hay un bulbo raquídeo bonito y detrás de una tripa fea hay un estómago también feo? Abro entonces este libro, 'Fealdad' (Turner), de Gretchen E. Henderson, y ya sé lo que me va a decir: ¡no existe lo feo!, ¡es una convención, como lo bello! ¡Todos somos guapos! La vida, ay, es maravillosa. Exclamaciones por doquier.

El género del ensayo nunca lo he acabado de entender, aunque lo lea bastante. Básicamente la cosa va de tener una idea muy simple y de llenar doscientas páginas con anécdotas. Si el anecdotario resulta jugoso, el libro se va leyendo. Entonces uno disfruta pasando páginas, como si leyera un dominical. Lo más fascinante de los ensayos en términos generales es la ilusión de que aprendes algo. Supongo que ya habrán adivinado la frase que se me ha ocurrido a continuación: no aprendes nada.

placeholder 'Fealdad'
'Fealdad'

La idea de Henderson es recorrer la cultura toda del mundo (esto es, la anglosajona) desde el prisma de lo feo. Así, la autora busca cuadros feos, libros feos, arte feo, gente fea y afirmaciones de unos y otros sobre qué es feo y qué bonito, pues Montaigne, Aristóteles o Erasmo dijeron cosas. En este sentido, es un libro que está muy bien hecho.

Henderson, lógicamente, no puede conocer la expresión española más atinada sobre el asunto, que yo leí por primera vez en un cuento extraordinario de Jimina Sabadú ('Ojalá nos cogerían', Última Temporada, Lengua de Trapo), y que dice: “Eres más feo que un frigorífico visto por detrás”.

Como lector de 'Fealdad' concluyes que ser guapo, como ser rico, es bastante mejor que ser feo y pobre, pero, al igual que la autora, dirás siempre todo lo contrario cuando tengas ocasión de manifestarte.

Monroe fea

Me he acordado leyendo 'Fealdad' de unas fotos de Marylin Monroe que se desclasificaron a finales del siglo XX. Sobre una de ellas, la propia Marylin Monroe había escrito de su puño y letra: “Fea”. Que MM pensara en algún momento que ella era fea da cuenta de sus fatales accesos de megalomanía. También Amancio Ortega debe de sentirse muy pobre algunos días en su yate de 30 millones de euros cuando se cruza en la bahía con una barca de 200 euros, porque resulta que esa barca es de otro. Una vez que quieres ser guapo o rico, ya sólo te vale ser el más guapo del mundo y tenerlo absolutamente todo.

Dice la autora que lo feo es un concepto relacional, como las películas de Ruben Östlund. Esto es una simpleza porque, obviamente, nada es feo o bonito si nadie lo ve ni se relaciona con ello. Piensen en el bazo de Mario Casas: no se podrá juzgar mientras no se lo arranquemos de cuajo y lo pongamos junto a otros bazos.

En rigor las pirámides de Egipto o las caras del monte Rushmore también son una mierda

Gretchen E. Henderson nos habla de un tipo que promovió la idea de demoler edificios feos porque intoxicaban la vida en la ciudad. Necesariamente los edificios feos eran los que él señalaba con su boli. ¿Es el Valle de los Caídos feo o bonito? Yo soy conservador en el sentido de que no quiero que cierren mi bar favorito, es decir, que me cierren la juventud. El Valle de los Caídos no se puede volar por los aires por ser material o moralmente feo, porque significa muchas y contradictorias cosas para una enorme cantidad de gente. Quiere decirse que “feo” no es suficiente motivo para la proscripción o el desahucio, y que todo acaba siendo bonito si se sabe esperar un par de siglos, porque se convierte en conversación. En rigor las pirámides de Egipto o las caras del monte Rushmore también son una mierda. Mi hija me hace mierdas parecidas todos los días, con plastilina. Y ahí están.

Progreso por fealdad

La idea más interesante de 'Fealdad' es que el arte, y hasta la sociedad, progresan a lomos de lo feo. Lo que ahora es clásico en su día fue calificado de feo por alguien respetable, desde los cuadros de Monet a las piezas de Joseph Beuys. Dice Pollock: “Cualquier arte profundamente original parece feo al principio”. No me atrevo a oponerme a esta idea, no por falta de criterio, sino por desconocimiento de mi propia longevidad. Denme mil años más de vida y podré decirles si los cuadros de Pollock sobrevivieron como sobrevivirán los frescos de Miguel Ángel. Albergo ya algunas sospechas.

placeholder Gretchen E. Henderson
Gretchen E. Henderson

También habla mucho la autora de deformes, malformados, caricaturas y operaciones de cirugía estética. Estados Unidos gasta 12.000 millones de dólares al año en cambiarse de sitio un lunar o una teta. Sobre esto no hay mucho que decir fuera de lo que vimos en el final de la película 'Misterioso asesinato en Manhattan', cuando el personaje al que da vida Woody Allen le dice al personaje interpretado por Diane Keaton: “Si le quitas los zapatos con alzas, su moreno artificial y su pelo implantado... ¿Qué te queda?”; y ella contesta: “Tú”.

Desde hace años pienso mucho en la belleza interior. O sea: ¿cómo es un bazo bonito? ¿Es más bonito el bazo de Mario Casas que el mío? ¿Se corresponden las afueras del cuerpo con sus interioridades, de forma y manera que detrás de una cara bonita hay un bulbo raquídeo bonito y detrás de una tripa fea hay un estómago también feo? Abro entonces este libro, 'Fealdad' (Turner), de Gretchen E. Henderson, y ya sé lo que me va a decir: ¡no existe lo feo!, ¡es una convención, como lo bello! ¡Todos somos guapos! La vida, ay, es maravillosa. Exclamaciones por doquier.

Libros Valle de los Caídos
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