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Una herencia puede reventar tu familia: no leas esto si no quieres amargarte la Navidad
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Alberto Olmos

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Una herencia puede reventar tu familia: no leas esto si no quieres amargarte la Navidad

La autora noruega Vidgis Hjorth llega a España con 'La herencia', una novela intensa y brutal

Foto: En todas las familias cuecen habas.
En todas las familias cuecen habas.

Ofrecía Fritz Zorn en 'Bajo el signo de Marte' (Anagrama) una escalofriante reinterpretación del concepto de herencia a fin de que expresara el maltrato al que le sometieron sus padres. Esta reinterpretación consistía en considerar el patrimonio de la familia no como una herencia, sino como una indemnización. Zorn acusaba a sus padres, a la vida que le dieron y al veneno emocional con que le amamantaron de haberle provocado el cáncer que padecía. Por ello, heredar finalmente estos o aquellos millones, esta casa o aquel automóvil, no lo veía como un irremediable regalo al que obliga la muerte, sino como un resarcimiento al que fuerza la ley. Dejar herencia es satisfacer una multa, pagar el precio de tu maldad como padre.

Muy cerca de estos planteamientos se sitúa Vidgis Hjorth en 'La herencia' (Mármara/Nórdica), donde la muerte del padre revienta una familia por sus costuras financieras. Un par de casas de playa, dejadas en el testamento a dos hijas, en perjuicio de la hija mayor y del hermano, pone sobre el tapete toda la miseria familiar. En general, damos por hecho que ninguno caeremos en la mezquindad del reparto encarnizado de la herencia, que no nos alzaremos contra nuestros hermanos, hasta que llega ese momento crítico donde un dinero, un legado, ha de ser repartido, y de pronto uno cree que merece más, que sufrió más, que hizo más por sus padres y, por tanto, le toca cobrárselo al muerto.

placeholder La herencia de Roberto Bolaños, una de las más disputadas del mundo de la literatura.
La herencia de Roberto Bolaños, una de las más disputadas del mundo de la literatura.

'La herencia' transita finanzas y sentimientos con idéntica crudeza y se lee desde la adicción más inconveniente; es sin duda uno de los pocos libros excepcionales que se han publicado este año en nuestro país. “Toda víctima es un verdugo potencial, de manera que no hay que ser demasiado generoso con la compasión”.

Noruega

Siempre me asombra que un gran libro acabe publicado en España por sellos pequeños. En este caso, Mármara y Nórdica se han aliado para sacar adelante la traducción de una novela que, según se nos cuenta, ha causado sensación en Noruega. También ha recibido todos los premios importantes del país nórdico (cosas todas ellas que al que esto escribe le traen completamente sin cuidado, por cierto). La razón de estas alianzas puede estar en la dificultad de hacer frente a los derechos, en la amistad entre los editores o en una competencia felizmente resuelta. En todo caso, habla mal de los grandes sellos, que pueden comprar derechos sin apenas despeinar sus balances y que cuentan con más información y con más atractivo para las editoriales extranjeras, que se les escape un libro importante y exitoso, de modo que sólo podemos estar agradecidos -una vez más- a la labor de las editoriales independientes, sin las cuales quizá no podríamos leer hoy a Vidgis Hjorth.

Cualquier cosa venida de Noruega tiende a cobijarse críticamente bajo la sombra de Knausgaard

Con todo, desde que Karl Ove Knausgaard convenció al mundo entero de que era un gran escritor, cualquier cosa venida de Noruega tiende a cobijarse críticamente bajo su sombra. Esta novela noruega le ha gustado a Knausgaard y esta otra novela noruega la ha escrito un tipo que se tomó un café con Knausgaard; el libro recuerda a Knausgaard o lo publica el mismo sello que a Knausgaard. Es un poco triste que toda la literatura de un país, cuando en ese país emerge un autor de éxito internacional, venga condicionada por lo que dice, los cafés que toma o los caprichos que tiene ese autor de éxito internacional. Ya le hubiera gustado a Knausgaard escribir 'La herencia', amigos.

Askildsen, Bernhard

El libro de Vidgis Hjorth, según yo lo veo, tiene poco que ver con el autor de 'Mi lucha'. Se nos sugiere en la contraportada ("en Noruega generó un importante debate sobre la relación entre literatura y realidad") que la obra puede ser autobiográfica. Apunten: ¡no nos importa! Desde el momento en que la narradora y protagonista se llama Bergljot, la procedencia de los materiales con los que la autora ha elaborado su novela no es de nuestra incumbencia; no somos un Sainte-Beuve pancreático, revolcándonos en ropa sucia.

Se nos sugiere en la contraportada que la obra puede ser autobiográfica. Apunten: ¡no nos importa!

'La herencia' arranca de hecho con un tono narrativo muy cercano al de Kjell Askildsen, cuentista noruego que acaba de cumplir noventa años. Pueden encontrar una muestra definitiva de su excelente trabajo en 'No soy así' (Nórdica). La visión desapegada de la familia, el desprecio por los hermanos, la pereza que da verlos o la tranquilidad con la que alguien puede pasar años sin saber de sus familiares está trazada en 'La herencia' con la misma impiedad que muestra Askildsen en 'Un vasto y desierto paisaje'. Yo creo que Noruega, literariamente, es la Austria del Báltico.

placeholder Portada de 'La herencia'
Portada de 'La herencia'

Después de este planteamiento armado con frase fría y concisa, desapasionado y un tanto tétrico, Hjorth echa mano de numerosos recursos para alcanzar las 400 páginas. Notable es la influencia de Thomas Bernhard, tanto en las reflexiones reiterativas como en los microrrelatos que, casi piadosamente, aportan algo de oxígeno a la angustiosa lectura, muy cercanos a los de 'El imitador de voces'; también se recurre a breves anotaciones culturales de estirpe postmoderna (Jenny Offill) donde las referencias a la película de Thomas Vinterberg 'Celebración' (1998) no son precisamente gratuitas; en largos pasajes del libro, la obra se transforma además en una suerte de diario.

"Uno no se vuelve bueno sufriendo. Por regla general uno se vuelve malo si sufre", leemos, y luego: "Cuesta mucho trabajo convertir el sufrimiento en algo útil para alguien, sobre todo para el sufridor".

Hacia el final de 'La herencia' emerge en toda su brutalidad el "terrible secreto" que nos anticipaba la cuarta de cubierta. Son páginas, veinte o treinta, impresionantes.

Quizá no es el libro más recomendable para que lean ustedes esta Navidad. O quizá sí.

Ofrecía Fritz Zorn en 'Bajo el signo de Marte' (Anagrama) una escalofriante reinterpretación del concepto de herencia a fin de que expresara el maltrato al que le sometieron sus padres. Esta reinterpretación consistía en considerar el patrimonio de la familia no como una herencia, sino como una indemnización. Zorn acusaba a sus padres, a la vida que le dieron y al veneno emocional con que le amamantaron de haberle provocado el cáncer que padecía. Por ello, heredar finalmente estos o aquellos millones, esta casa o aquel automóvil, no lo veía como un irremediable regalo al que obliga la muerte, sino como un resarcimiento al que fuerza la ley. Dejar herencia es satisfacer una multa, pagar el precio de tu maldad como padre.

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