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El gran fracaso del feminismo
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Alberto Olmos

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El gran fracaso del feminismo

Perseguir aleatoriamente anuncios con 'traseros bonitos' no parece una estrategia muy democrática

Foto: El vídeo de McFit que muestra a una joven en la biblioteca y a un hombre girándose a mirarle el culo.
El vídeo de McFit que muestra a una joven en la biblioteca y a un hombre girándose a mirarle el culo.

Un juzgado español ha condenado a una cadena de gimnasios alemana por un 'spot' con el que pretendía ponernos a todos en forma, convenciéndonos maliciosamente de que fuéramos a correr sobre sus cintas de correr. La condena sobre el anuncio, de casi un minuto de duración, se circunscribe al primer segundo, en el que se ve a una chica de pie y de espaldas, en una biblioteca, luciendo unos 'shorts', y a los dos segundos en los que luego aparece la misma chica ya en bragas, encima de un caballero. Pueden permitir que esos tres segundos les pongan los pelos de punta viendo el vídeo de abajo.

El juez o jueza a cargo del litigio le reconoce a la agencia de publicidad que el culo que eligió para esos tres segundos era “bonito” (sic), pero no entiende cómo una cadena de gimnasios puede poner “traseros bonitos” en sus anuncios, con lo fácil que es poner, por ejemplo, un bol de frutas. Según el fallo, no hay relación alguna entre ir al gimnasio y tener un culo estupendo, como sí la hay entre ir al gimnasio y un bol de frutas. La gente va al gimnasio para parecerse a un bol de frutas o, siendo más creativos aún, a la propias mancuernas que levanta; pero no va al gimnasio para parecerse a gente que tiene cuerpos bonitos porque va mucho al gimnasio.

La denuncia al emporio alemán la interpuso el Instituto de la Mujer en 2017 (gobernaba el PP), pues entendía que el 'spot' —salvo esos cincuenta y pico segundos restantes donde ya no salen culos femeninos bonitos sino bíceps masculinos bonitos— humillaba a las mujeres, las hacía infelices, las vejaba, les provocaba mogollón de rabia y además el patriarcado se volvía literalmente loco.

Lo natural, para promocionar un gimnasio, son anuncios llenos de chicas gordas. ¿A qué espera para apuntarse, gordinflón?

Yo no sé qué tienen en la cabeza las agencias de publicidad hoy en día, se lo juro. Llega un cliente que quiere vender helados, y enseguida le haces un anuncio lleno de mujeres hermosas en bikini; llega un cliente que quiere vender coches, y enseguida le haces un 'spot' lleno de mujeres hermosas en bikini, y llega otro cliente que vende zapatillas, y enseguida le haces un 'spot' lleno de mujeres hermosas en bikini sin zapatillas ni nada. Pero si llega un cliente que quiere anunciar un gimnasio, ¿le vas a hacer un anuncio lleno de mujeres hermosas? ¿En serio? Lo natural, para promocionar un gimnasio, son anuncios llenos de chicas gordas. Nuestro gimnasio está lleno de chicas gordas, ¿a qué espera para apuntarse, gordinflón?

Esto de que un juez, a instancias de un Instituto de la Mujer, condene tres segundos de realidad es, a todas luces, ineficaz y carísimo. O dejas a los alemanes con sus anuncios de gimnasios o no dejas absolutamente a nadie enseñar el culo. La mínima justicia aleatoria es mucho peor que el libertinaje, pues este por lo menos suena bastante divertido. Así, hemos de preguntarnos qué denigración de la mujer ha conseguido detener u opacar esta sentencia prohibiendo un anuncio de 2017 que todos hemos tenido que ver en 2020 justamente porque lo han prohibido. Condenándolo, le han dado más visitas más vejación para la mujer que ignorándolo. Además, planos generosos de 'bonitos traseros' hay por todas partes, de modo que tanto este juez como el instituto deberían estar ahora mismo poniendo mil denuncias y prohibiendo mil horas de realidad, salvo que este caso concreto se fundamente en el hecho de que el Instituto de la Mujer quiera hacernos creer una vez cada tres años que no se les pasa una.

Derivadas apabullantes

Las derivadas lógicas de esta sentencia son apabullantes. Por ejemplo, si Francia quiere promover el turismo en su país y hace un anuncio protagonizado por un chico guapísimo, diríamos que adultera la realidad al dar a entender que en Francia todos los chicos son guapísimos. Pero si pone a una francesa bellísima, diríamos que es sexista. De este modo, los hombres más hermosos dignifican por sublimación el sexo masculino, mientras que las mujeres más bellas suponen una vejación para el conjunto de las mujeres. ¿Ustedes lo entienden?

Luego está el desconcertante criterio del juez al entender que un culo bonito no guarda relación con ir al gimnasio, pues todos sabemos que un culo bonito con lo que guarda relación es con el reloj de una torre en una plaza el 31 de diciembre por la noche. ¿Pasear desnuda por la Puerta del Sol porque días después saldrás en la tele con un vestido muy sexy lo hacen en Alemania también o ellos se limitan a degradar a la mujer en anuncios de gimnasios? Qué pavos son estos alemanes.

¿Por qué las atletas corren en bragas mientras los hombres llevan atuendos aerodinámicos que les cubren hasta los tobillos?

¿Por qué el patinaje sobre hielo está protagonizado por un señor vestido de pies a cabeza y una compañera femenina siempre con falda de vuelo que se eleva perfectamente cada vez que hacen una acrobacia o patinan de espaldas dejando a la vista su bonito trasero? ¿Por qué las atletas corren prácticamente en bragas y sujetador, mientras los hombres muchas veces llevan atuendos aerodinámicos que les cubren hasta los tobillos? ¿Por qué en las películas comerciales, cuando la chica protagonista se aleja, siempre se mantiene el plano hasta que se le ve el culo? ¿Por qué los dibujos para niños como Ladybug proponen físicos femeninos imposibles dentro de ceñidos trajes? ¿Todo esto lo ha denunciado ya el Instituto de la Mujer?

Obviamente, se ponen culos, chicas guapas, escotes y belleza a tutiplén en videoclips, informativos, deportes, bares, películas y anuncios porque funciona. La gente ve tu película, compra tu yogur, va a tu bar, mira tu deporte en cantidades mucho mayores que si eliminaras esa subliminalidad erótica conscientemente incorporada. No en vano, algún bruto llegó a decir que si el fútbol femenino quería atraer más público las futbolistas deberían adoptar una vestimenta más sexy, y no la que utilizan ahora, exactamente igual a la que visten los hombres. Y es cierto, solo que entonces ya no sería fútbol, sino cierto tipo de exhibición de ganado.

Por desgracia, la gente también vota más a tu partido si sois todos muy guapos y jóvenes, ¿o acaso es casualidad que ahora mismo en España líderes y portavoces políticos apenas tengan 40 años y luzcan estupendos en las fotos? ¿Conocen alguna diputada última de Ciudadanos, PP o Vox que se haya hecho famosa sin ser monísima? Medio Podemos ha ido al gimnasio y a decenas de tratamientos estéticos después de entrar en el Congreso. ¿Y qué relación habrá, señor juez, entre ser guapo y que la gente te elija para gestionar un país?

Estar buena para estar en La Sexta

Así, según se desprende de la visión del mundo que anima la sentencia, estar buena puede servir para conseguir entrar en La Sexta, en Vox, en 'La casa de papel', en Emy Music o en el garito de Yoni a poner copas, pero no puede servir para ganar dinero únicamente por estar buena. De ahí que se persiga siempre a las mujeres que no pueden ocultar que es exclusivamente por su físico por lo que tienen trabajo: Fórmula 1, anuncios alemanes, Vuelta ciclista... Estas mujeres pueden pensar, con toda razón, que son discriminadas por vivir de lo poco que tienen, un cuerpo que (además) su esfuerzo les ha costado. Deben jugar al despiste cantando o actuando para que ese estar tan buenas no nos ofenda, pues estar buena, así por sí mismo, no debe dar dinero salvo como condición 'sine qua non': si no fueras mona, no te hubiéramos contratado; pero si solo eres mona, no puedes trabajar en nada. Es solo una más de las hipocresías puritanas que caracterizan nuestro tiempo.

Que te digan hoy tía buena es ya un insulto; pero que te digan gorda es, según parece, simple verdad, por lo que no te queda otra que fastidiarte

Pero lo más demencial, a mi juicio, de estos debates es la cantidad de energía que se gasta en criticar o condenar que a las mujeres guapas se las llame guapas, mientras se deja sin condena alguna que a las mujeres feas se las llame feas. Así, que te digan hoy tía buena es ya un insulto; pero que te digan gorda es, según parece, simple verdad, por lo que no te queda otra que fastidiarte. Madre mía, la que se monta cuando a una mujer agraciada le señalan lo sexy que es, mientras a su alrededor miles de mujeres aguantan en solitario que las machaquen por sus (digamos) imperfecciones.

Si el gran fracaso de la izquierda de nuestro tiempo es haberse rendido al consumismo desaforado, el gran fracaso del feminismo va a ser no haber conseguido que una sola niña deje de sufrir hoy por no sentirse atractiva. No en vano, Cristina Pedroche se considera feminista y 'Juego de tronos' es etiquetada por muchos como una serie feminista. O sea, para ser feminista primero hay que estar buenísima. Luego ya puedes quejarte de que te digan lo buenísima que estás. A las mujeres normales nos limitamos a protegerlas de los anuncios de gimnasios, que es justamente lo que más les amarga la vida, la publicidad de un gimnasio alemán.

Un juzgado español ha condenado a una cadena de gimnasios alemana por un 'spot' con el que pretendía ponernos a todos en forma, convenciéndonos maliciosamente de que fuéramos a correr sobre sus cintas de correr. La condena sobre el anuncio, de casi un minuto de duración, se circunscribe al primer segundo, en el que se ve a una chica de pie y de espaldas, en una biblioteca, luciendo unos 'shorts', y a los dos segundos en los que luego aparece la misma chica ya en bragas, encima de un caballero. Pueden permitir que esos tres segundos les pongan los pelos de punta viendo el vídeo de abajo.

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