Niki o la historia de un perro

Niki o la historia de un perro. Tibor Déry / 128 páginas / 15 euros. Comprar libro

Es curioso este relato del gran escritor húngaro Tibor Déry (1894-1977) por la doble vertiente de alegoría política del represor y cruel estado comunista instaurado en su patria a l término de la II Guerra Mundial, por una lado, y de descripción  y análisis minucioso del comportamiento de Niki, una pequeña perrita sin pedigrí, fox terrier de reconocible ascendencia, por otro.

Ella es auténtica protagonista de la narración, junto al autor, omnipresente y dialogante con el lector, al que regala constantes analogías entre la actuación canina y la humana. Realmente Dery es un observador excepcional, que con genial ironía describe reacciones de Niki,que sin duda coincidirán con las experiencias de los numerosos amantes de los perros, provocando sus sonrisas y recuerdos en muchos pasajes; “le arrojó la pelota, que rebotó en el piso exactamente bajo la nariz del animal. Por un instante Niki quedó como petrificada, pero al segundo dio comienzo a una alocada zarabanda por toda la casa. La silla que estaba cerca de la estufa cayó al suelo con un ruido ensordecedor, el ingeniero la vio con las cuatro patas para arriba en el preciso momento en que Niki derribaba el florero colocado sobre la mesa de trabajo”.

Nos sitúa en la primavera de 1948 con el matrimonio Ancsa recién llegado a la capital, para que él ejerza un nuevo trabajo como director de la Fábrica de equipos para minas. Ante la imposibilidad de encontrar alojamiento en la ciudad devastada por la guerra, consiguen alquilar dos pequeñas habitaciones en un pueblecito cercano, y es allí donde comprobará molesto como le sigue un perro, que de modo discreto y paciente quiere llamar su atención.

Janos Ancsa lo ignora con similar tenacidad, acaban de perder a su hijo y suegro, y no quieren establecer nuevos lazos afectivos que supongan una carga. “Marido y mujer amaban en efecto a los animales, y sobre todo a los perros. Pero su único hijo había caído en Voronejo, el padre de la señora Ancsa había muerto en un bombardeo, y los Ancsa sabían por experiencia que el cariño no es solo un placer para el corazón sino también una carga que en proporción a su importancia oprime el corazón tanto como lo regocija”.

Pero como no podía ser de otro modo, conociendo la capacidad seductora de un perro cuando se lo propone, un día le dirige la palabra, firmando su claudicación. Es el comienzo de una preciosa relación entre los tres, que como la misma vida humana estará sometida a los vaivenes alegres y tristes del curso vital y del trágico ciclo histórico de su país.

Pocas veces recomiendo la lectura de la introducción antes que la de la novela, pero en este caso es muy valiosa y aporta unas coordenadas claras para situar la narración en la vida del autor y en el contexto en que la elabora. Por tanto omitiré grandes referencias a la extraordinaria literatura húngara, que goza de mis preferencias y admiración, como expresé en una reseña anterior sobre Calle Katalin de la escritora Magda Szabó, tal vez la más sobresaliente de todos sus compatriotas.