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El presidente hípster Pedro Sánchez, el FIB, The Killers y un PSOE que no aprende
Su visita a Benicàssim para acudir a un festival de música en el avión Falcon presidencial, convertida en crisis política
Pedro Sánchez es el presidente con el apoyo más frágil en la historia de la democracia española. Por eso cabe pensar que debería andar con pies de plomo en sus decisiones personales y políticas. Utilizó el avión Falcon presidencial para acudir al concierto del grupo estadounidense The Killers en el Festival Internacional de Benicàssim. Los partidos de la oposición le han pedido explicaciones por el episodio. Primero Moncloa intentó justificar la decisión como una extensión de la visita al presidente valenciano, Ximo Puig. Más tarde, la ministra Carmen Calvo lo vendía a los medios como “agenda cultural de noche”.
La realidad es que el encuentro con Puig no fue más que una excusa, descrito desde el primer momento como “informal” y reducido a 45 minutos. Sánchez rehusó hacer declaraciones a los periodistas después de la charla con el presidente autonómico. ¿El momento más tenso? Durante un breve paseo, tuvo que escuchar las protestas de un grupo de manifestantes que reclamaban la equiparación salarial de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Además, una decena de abogados del turno de oficio le exigieron el abono de los atrasos por parte de la Generalitat.
Tensión entre los escoltas
¿Qué hizo el presidente una vez llegó al recinto? La cuenta de Twitter de Joan Vich Montaner, responsable de contratación del festival, contiene dos perlas sobre la noche. La primera es esta: “Llenazo para ver a The Killers. Brandon Flowers [el cantante] ha salido para decir ‘hola, somos los asesinos’, y los escoltas de PDR se han puesto tensos”. La seguridad nacional se lleva mal con los chistes pop. El segundo tuit interesante tiene que ver con la abundancia de vuelos privados para estar en el festival.
Los usaron los raperos anglosajones J Hus y Travis Scott para llegar al recinto, este último acompañado de la modelo y empresaria Kylie Jenner, su multimillonaria pareja. “La diferencia es que el de PDR lo pagamos entre todos. Que me parece bien, eh. A ver si va a tener que venir en Ryanair como la presidenta de Croacia”, bromeaba Vich Montaner. El caso es que miles de españoles han encontrado inaceptable el uso de un avión oficial para ver un concierto de rock. La gracia de la comparación está en que el presidente español tuvo una actitud más macarra que dos raperos de moda.
Hay una diferencia, ojo. Los jets de J Hus y Travis Scott/Kylie eran privados. El de PDR lo pagamos todos. Que me parece bien, ¿eh? A ver si va a tener que venir en Ryanair como la de Croacia. #FIB2018
— Joan Vich Montaner (@joanvich) 20 de julio de 2018
Cabreo de la izquierda
El gesto de Sánchez tampoco ha gustado en la izquierda. Fernando Navarro, responsable de la sección de música de 'El País', reprochaba al líder del PSOE su admiración por el grupo de Las Vegas. “Mucho se ha hablado del viaje de Pedro Sánchez al FIB, pero nada se ha dicho de que lo hizo para ver a The Killers. Después de los innumerables conciertos que ha habido desde primavera, elige The Killers. Casi es motivo para una moción de censura”. El grupo estadounidense es conocido por sus fuertes creencias religiosas y por su sintonía con el partido republicano. En esta entrevista de 2009, su cantante, Brandon Flowers, criticaba a Green Day por el disco ‘American Idiot’, un ataque salvaje al legado de los Bush. “No creo que debamos ser complacientes, pero sí buscar esperanza. Y eso no se encuentra en tocar por estadios de todo el mundo animando a 60.000 chicos a gritar ‘no quiero ser un idiota americano’. No me gustó eso”, explicaba Flowers.
No es ningún secreto que The Killers son una de las bandas preferidas por la derecha española
No es ningún secreto que The Killers son una de las bandas preferidas por la derecha española. Lo confirmó el veterano periodista Luis María Anson en una crónica de su gira en 2009. “Estaba todo Madrid, desde Aznar, el político, a Guti, el futbolista; desde Hugo Silva, el televisivo aspirante a actor, a Mónica Cruz, la actriz excelente; desde 'pepepijos' de vario pelaje a destacados progres caviar socialistas; desde señores antiguos de corbata hasta adolescentes ombligueras, lolitas de vaqueros ceñidos como la piel, jovencitas minifalderas, al aire el muslo bello y flojo el cinturón. La juventud era una llamarada encendida en el Palacio de los Deportes”. Quizá, como sugiere nuestro analista político Iván Gil, podemos etiquetar a The Killers como la banda sonora del bipartidismo español en el siglo XXI. Potentes, previsibles y petulantes, añado yo. Probablemente el único grupo con el que Sánchez y Aznar pueden salpicarse mutuamente sudores en una zona vip.
Parlamento hípster
El actual presidente es el mejor ejemplo de lo que podemos llamar generación hípster de la política española. Hablamos de líderes que muestran su predilección por la música moderna de raíz anglosajona. El exlendakari Patxi López presumía de su afición por grupos ‘alternativos’ como Los Punsetes, Manos de Topo, Russian Red o los Yeah Yeah Yeahs. Eduardo Madina también reconoce su debilidad por bandas emblemáticas como Los Planetas. En las filas del PP, destaca Andrea Levy, fan de León Benavente, La Habitación Roja y el cantautor rockero Nacho Vegas, entre otros. En Podemos, la cosa es endémica, hasta el punto de que encargaron un himno a Joe Crepúsculo, que el propio Pablo Iglesias tuvo que desautorizar en público. Un vistazo a las redes de los responsables de cultura morada revela su afición a grupos ignotos como Alborotador Gomasio, Ornamento y Delito, The National y otras formaciones 'cool'. Más allá de los partidos, la propia reina Letizia hace gala de sus gustos hípster, que van desde The Eels a Los Planetas, pasando por los propios The Killers. En un esquema de ‘arriba versus abajo’, los gustos pop de nuestros políticos están en la cima del Teide.
La tentación 'cool' del PSOE
La admiración de los socialistas por las estrellas del pop conlleva quebraderos de cabeza desde los años ochenta. Felipe González también fue criticado en 1996 por su actitud de fan ante Mick Jagger. El 15 de junio de ese año recibió en La Moncloa al líder de los Rolling Stones. En la recepción incluyó a su hijo David, fanático de sus satánicas majestades. ¿Aprovecharon en Moncloa para colmar una fijación privada? Es conocido el gusto de González por codearse con estrellas del rock, impresionándoles con sus contactos.
Cuando su amigo Ramoncín le reprochaba el servicio militar obligatorio, Felipe respondía con un golpe de efecto. “Me ponía al teléfono a Helmut Kohl, el canciller alemán de la época, que me explicaba que era un método más democrático que un servicio militar voluntario, donde solo fueran los pobres. Para Kohl, el ejército necesitaba soldados y también ingenieros, por eso tenían que ir los jóvenes que más estudiaran. No quería una mili donde solo se apuntase quien no valía para otra cosa”, explicaba el cantante en una entrevista reciente. Con esos gestos grandiosos deslumbraba Felipe en sus años de gloria.
El gran saqueo pop
El PSOE no parece aprender de sus errores. Hace poco, en 2013, una de las fundaciones del partido; Fundación Ideas, tuvo que disolverse por esta misma obsesión pop, que hace confundir intereses públicos y personales. Nos referimos al caso Amy Martin, pareja del director del 'think tank', Carlos Mulas, que satisfacía los caprichos de su amada con fondos de la fundación. Irene Zoe Alameda —nombre real de Amy Martin— era una “artista multidisciplinar” que dirigía cortometrajes, lideraba un grupo musical de estética gótica (Reber) y en los ratos libres firmaba artículos sobre temas tan diversos como la industria del cine en Nigeria, la crisis de la eurozona y la central de Fukushima (digo 'firmaba' porque luego reconoció que no los escribía ella). Los ministerios de Cultura y de Sanidad e Igualdad del Gobierno Zapatero subvencionaron sus cortometrajes con 122.000 euros.
Una de las fundaciones del partido tuvo que disolverse por el caso Amy Martin y el uso de fondos públicos para pagarle caprichos
Para plasmar una de sus ficciones, llegaron a recibir ayudas que cubrieron desplazamiento y grabación en Nueva York, junto con dos profesionales de prestigio del cine español. Mulas y Valdés se alojaron cinco días en una suite del Grace Hotel, de la lujosa cadena Room Mate. Todo a cargo del erario público. Alameda también ocupó un alto cargo de libre designación en los años de Zapatero: directora del Instituto Cervantes en Estocolmo. Fue nombrada en septiembre de 2009 y despedida menos de un año después, durante el que tuvo un sueldo de más de 100.000 euros anuales. Esta singular ‘artista’ —desconocida en la prensa cultural y sin apenas público— instauró un “régimen de terror” en el Cervantes sueco, por el que prohibía hablar a los empleados entre ellos, mientras aireaba su irritación por tener que trabajar junto a “gente fea”.
El desfase de la Movida
Sin duda, los años más incestuosos del pop y el PSOE fueron los ochenta, cuando el partido pone la televisión pública, la radio y las fiestas patronales de sus municipios a los pies de los grupos ‘modernos’ de Madrid. “Los políticos no son tontos. Tierno Galván no se enteraba mucho de música, decía aquello de ‘John Lenox’ en vez de John Lennon, pero se acercaron a aquello porque podía darles votos. Después lo instrumentalizaron todo y lo desvirtuaron”. Más claro, imposible. Pito Cubillas, mánager de Alaska y otras estrellas de la época, confirma la tesis: “Cantidad de ayuntamientos del PSOE nos contrataban, hicimos muchas galas gracias a eso. Los políticos se acercaron a nosotros para salir en la foto”.
El incesto llegó a ser tan descarado como este discurso de la joven presentadora Paloma Chamorro en Televisión Española. “Desde hace unos años, en Madrid estamos disfrutando de una fiestas de San Isidro que son nuestras fiestas del pueblo, que son la sensación y la envidia de toda España y parte del extranjero. Pero lo que deberían envidiarnos es el alcalde que tenemos, que es el verdadero responsable de esto y de muchas otras cosas. Desde que el primer madrileño es un hombre tan antiguo y con tanta experiencia, tan educado, sensible, culto y tierno, resulta que San Isidro está bailando de alegría al compás de los ritmos para todos los gustos que estos días invaden Madrid. Para los más exigentes, San Isidro y San Tierno nos han traído a los Smiths”. Ríanse ustedes del NO-DO. El discurso está entre los minutos 01:50 y 02:30.
El periodista José Ramón Pardo recuerda que la llegada de la democracia supuso la rebaja de la edad para votar hasta los 18 años, convirtiendo a los jóvenes en un nicho electoral muy codiciado. También hay que recordar que el PSOE llegó antes al poder municipal que al estatal, adquiriendo el control de los presupuestos locales para festejos. El moderneo popero, alérgico al compromiso político tradicional, transmitía el mensaje de que los socialistas estaban con la noche, la fiesta y el hedonismo. “Teniendo en cuenta que las pérdidas de esos conciertos podían cargarse a los ‘gastos de fiestas’, se empezó a distorsionar el mercado de las galas. Hoy es difícil que un empresario independiente sea capaz de contratar figuras porque él sí debe garantizar una rentabilidad económica”, lamentaba Pardo.
Uno de los libros más caústicos sobre el periodo, firmado por el periodista José Luis Moreno Ruiz, viene envuelto en una portada donde Felipe González aparece maquillado con la estrella roja en el ojo derecho, al estilo de David Bowie. ¿Aprenderá alguna vez el PSOE que sus filias pop no deben financiarse con dinero público? Su nuevo líder no parece muy consciente. Esperemos que la presidencia del melómano Pedro Sánchez no desemboque en una ‘removida’ hípster.
Pedro Sánchez es el presidente con el apoyo más frágil en la historia de la democracia española. Por eso cabe pensar que debería andar con pies de plomo en sus decisiones personales y políticas. Utilizó el avión Falcon presidencial para acudir al concierto del grupo estadounidense The Killers en el Festival Internacional de Benicàssim. Los partidos de la oposición le han pedido explicaciones por el episodio. Primero Moncloa intentó justificar la decisión como una extensión de la visita al presidente valenciano, Ximo Puig. Más tarde, la ministra Carmen Calvo lo vendía a los medios como “agenda cultural de noche”.